El gobierno de la verdad o una historia política de las veridicciones

El gobierno de los humanos, además de los actos de obediencia y sumisión, exige 'actos de verdad' comenta el filósofo Michel Foucault en Del gobierno de los vivos. Revisando los rituales del bautismo y la confesión del cristianismo temprano, esboza una genealogía de los actos de verdad que obligan a interrogarnos ante un poder y decirnos a nosotros mismos como condición de conocimiento y de gobierno. Foucault invita a ir más allá de la suspensión de las certezas, sino que también poder pensar “la falta de necesidad de todo poder".

El gobierno de la verdad o una historia política de las veridicciones

Autor: Mauricio Becerra

alicia

El filósofo Michel Foucault a años de su partida continua sorprendiendo. Los desplazamientos en su pensamiento han abierto fructificas rutas analíticas a artistas, historiadores, teóricos sociales, filósofos y activistas. Constantemente saltando sobre las rígidas estructuras disciplinares su analítica traspasa la historia de los cuerpos, de las instituciones disciplinares, los manicomios y la razón moderna, la sexualidad y la forma de pensarnos nosotros mismos, el racismo científico, la biología como forma de gobierno y varios otros tópicos que han modelado nuestras subjetividades y constituyen la forma como nos pensamos. Una de sus últimas clases en el Collège de France editadas bajo el título Del gobierno de los vivos, nos depara con una reflexión sobre como la verdad se constituyó en requisito para el gobierno de los vivos.

Entre 1979 y 1984, el filósofo francés da cinco seminarios en el Collège de France dedicados fundamentalmente a trazar una genealogía del sujeto moderno. Los volúmenes comenzaron a publicarse en 1997 y llevan como título la temática de cada curso: “El gobierno de los vivos”, “Subjetividad y verdad”, “La hermenéutica del sujeto”, “El gobierno de sí y de los otros” y “El gobierno de sí y de los otros : el valor de la verdad”.  Del gobierno de los vivos es un curso bisagra, explica el Fondo de Cultura Económica (FCE), sus editores en español, constituyendo la primera de las indagaciones que Michel Foucault lleva a cabo en el campo de la ética en dichos seminarios.

En el curso dictado en el primer trimestre de 1980, Foucault continua su analítica respecto de los ‘regímenes de verdad’, pero si antes la exploración partió en el campo de lo jurídico y lo judicial, fue continuada por un desplazamiento al campo político, con la temática de las relaciones de poder-saber y, luego, de la gubernamentalidad; ahora su mirada se extiende al campo de las prácticas y las técnicas de producir un sí verdadero forjadas en los rituales del cristianismo temprano.

Foucault mismo dice que no hay que entender su obra como un edificio teórico permanente. Lo ve como el ‘trazado de un desplazamiento’, es decir, “del desplazamiento por el cual mis posiciones teóricas no dejan de cambiar (1)

LA VIGENCIA DEL PENSAMIENTO DE FOUCAULT

La actualidad de Foucault está cimentada en su forma de plantear preguntas, los tópicos abordados y los caminos que construye en su analítica siempre por fuera de los lugares comunes y socialmente aceptados. Una característica que atraviesa su obra es su rechazo a los universales que construyen nuestra inteligibilidad moderna. Sus primeros despliegues respecto de la historia de la locura, que comprende en relación directa con el auge de la razón en Occidente; de las cárceles, que relaciona en un continum de dispositivos disciplinarios como las distribuciones de los hospitales, las prácticas pedagógicas y la formación de ejércitos; y de la sexualidad, en donde toma distancia de la apertura sexual dada por la sexología del siglo XX y hace autopsia al mito sexológico del siglo XX que pregona liberarnos en tanto más nos reconozcamos en categorías sexuales binarias.

Con Del gobierno de los vivos, asistimos a un momento en el pensamiento de Foucault que suspende su interrogación respecto de los dispositivos disciplinarios, la apropiación de la locura por la ciencia psiquiátrica, la biopolítica de la sexualidad heteronormativa o la gubernamentalidad en la razón neoliberal. El tema aquí es una genealogía de los actos de verdad, o sea, los actos que fueron construyendo en el tiempo la exigencia actual de la verdad como condición de conocimiento y de gobierno.

La pregunta que abre su indagatoria es “¿Cómo es posible que, en la cultura occidental cristiana, el gobierno de los hombres exija de parte de quienes son dirigidos, además de los actos de obediencia y sumisión, ‘actos de verdad’ que tienen la particularidad de requerir que el sujeto no solo diga la verdad, sino que la diga acerca de sí mismo, de sus faltas, de sus deseos, del estado de su alma?».

HISTORIA POLÍTICA DE LAS VERIDICCIONES

Foucault toma distancia de las reflexiones sobre el saber-poder, desarrollados en sus investigaciones anteriores sobre biopolítica y gubernamentalidad, y propone iniciar la reflexiones en torno a la idea del ‘gobierno por la verdad’ (2). Sus primeras analíticas se despliegan ahora en el establecimiento de una relación circular entre verdad y poder (3). En palabras de Foucault: “no se puede dirigir a los hombres sin llevar a cabo operaciones en el orden de los verdadero, operaciones siempre excedentarias con respecto a lo que es útil y necesario para gobernar de manera eficaz”(4).

Foucault propone iniciar esta analítica interrogando las técnicas de sí en la Antigüedad y la práctica cristiana de la confesión. Se trata de una hermenéutica de estos dispositivos cristianos. Sus fuentes serán Edipo Rey de Sófocles, los «actos de verdad» del cristianismo primitivo expresados en las prácticas del bautismo, la penitencia y la dirección de conciencia. Es decir, los rituales que convocaban a los creyentes a manifestar la verdad de lo que él mismo es: el soy pecador expuesto públicamente en los rituales de penitencia y la verbalización minuciosa de sus pensamientos más íntimos en el examen de conciencia. Todas tecnologías que van produciendo un sujeto que piensa y se analiza a sí mismo, o en palabras de Foucault, la organización de una economía pastoral centrada en la confesión.

Sus fuentes son las prácticas penitenciales del siglo II al siglo V. Analizará los escritos patrísticos de los primeros siglos, tal como fueron establecidos por la tradición eclesial: Tertuliano, Cipriano y Casiano. Considera así los actos de verdad del cristianismo primitivo en la prácticas de bautismo, la verbalización de los pecados, la penitencia y las técnicas de dirección de conciencia y espiritual (5).

Un nuevo horizonte de análisis abre Foucault, señales de ruta para lo que él mismo denomina una ‘historia política de las veridicciones’ (6) y plantearse la posibilidad de un poder no fundado en la verdad.

Del gobierno de los vivosTrátase de una nueva sorpresa en los saltos del pensamiento foucaultiano. El filósofo que nos tenía acostumbrados a centrar la analítica en los procedimientos de poder-saber, plantea en este curso voluntad y esfuerzo de desatar el lazo que lo liga al poder, para traspasarlo al problema del sujeto de conocimiento y de la verdad. Comenta que “no es la crítica de las representaciones en términos de verdad o error, en términos de verdad o falsedad, en términos de ideología o ciencia, de racionalidad o irracionalidad, la que debe servir de indicador para definir la legitimidad del poder o denunciar su ilegitimidad. Es el movimiento para desprenderse del poder el que debe servir de revelador a las transformaciones del sujeto y las relación que este mantiene con la verdad”(7).

LA PREGUNTA POR EL GOBIERNO Y LA VERDAD

En El gobierno de los vivos no se deja de apreciar un Foucault profundamente político. Se pregunta el filósofo si acaso el rumbo consiste en introducir una duda metódica que pone en suspenso todas las certezas. Su respuesta es ir más allá de la suspensión de las certezas, sino que también “la falta de necesidad de todo poder, sea el que fuere”(8).

Tras definir los procedimientos de producción de verdad, Foucault se pregunta “¿Por qué, bajo qué forma, existe en una sociedad como la nuestra un vínculo tan profundo entre el ejercicio del poder y la obligación que se encuentran los individuos de erigirse, en los procedimientos de manifestación de la verdad, en los procedimientos de aleturgia que necesita el poder, en actores escenciales?”(9).

Los procedimientos de aleturgia ya habían sido definidos por Foucault como los actos por los cuales se produce la verdad, se manifiesta, donde se saca a la luz lo que se plantea como verdadero(10). En el curso que comentamos, el filósofo distingue los actos de verdad en la tradición cristiana, que es la parte que toca a los sujetos en los procedimientos de aleturgia, cuando tienen la obligación no sólo de decir la verdad, sino que decirla sobre sí mismos, de las faltas, deseos, estado de su alma (11).

Pese al desplazamiento en las fuentes y en el foco, la pregunta por el gobierno que se repite Foucault sigue en pie en este curso. También se detiene a reflexionar sobre la noción de gobierno, que entiende “en el sentido amplio de técnicas y procedimientos destinados a dirigir la conducta de los hombres”(12).

El gobierno de los hombres, explica el filósofo, además de los actos de obediencia y sumisión, exige ‘actos de verdad’. Estos “tienen la particularidad de requerir que el sujeto no sólo diga la verdad, sino que la diga acerca de sí mismo, de sus faltas, de sus deseos, del estado de su alma”(13).

La pregunta del curso que queda abierta es ¿Cómo se formó un tipo de gobierno de los hombres en el que no se exige simplemente obedecer, sino manifestar, enunciándolo, lo que uno es?

Mauricio Becerra R.

@kalidoscop

El Ciudadano

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Vladimir Safatle: El mejor gobierno es el que garantiza las condiciones para las personas se gobiernen a sí mismas

NOTAS:

(1) Foucault, Michel: Del gobierno de los vivos. Fondo de Cultura Económica (FCE), 2014. P. 98.

(2) Ibíd. P. 387.

(3) Ibíd. P. 383.

(4) Ibíd. P. 37.

(5) Ibíd. P. 361

(6) Ibíd. P. 394.

(7) Ibíd. P. 99.

(8) Ibíd. P. 99.

(9) Ibíd. P. 103.

(10) Foucault, Michel: El coraje de la verdad. Fondo de Cultura Económica (FCE), Buenos Aires, 2010. P. 19.

(11) Foucault, 2014. Ibíd. P. 359

(12) Foucault, 2014. Ibíd. P. 361.

(13) Foucault, 2014. Ibíd. P. 359.

(14) Foucault, 2014. Ibíd. P. 359.


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