El alto consumo de alcohol entre los jóvenes dejó de ser un secreto a voces hace bastante tiempo. Si se revisan los datos de Unicef respecto de América Latina, por ejemplo, se puede ver que un 35% de los adolescentes entre 13 y 15 años tomó alcohol el último mes. Cifras como estas, además de alamar, alertan a las autoridades para hacerse cargo del problema. Normalmente se hace foco en los efectos negativos o consecuencias que pueden traer las drogas, lo que está lejos de significar resultados drásticos.
El país que logró reducir dramáticamente el consumo de alcohol y otras sustancias fue Islandia. Un reportaje realizado por la cadena internacional BBC contó acerca de una política llamada “Juventud en Islandia”, aplicada desde 1998. En esta isla de 300.000 habitantes, ubicada al noroeste de Europa, solo un 5% de los jóvenes entre 14 y 16 años afirmó haber consumido alcohol el mes anterior (cifra que marca un promedio de 47% en Europa). El porcentaje se reduce a 3% cuando se habla de consumo de tabaco a diario (Europa tiene un promedio de 13%).
La campaña exitosa
Jón Sígfusson, director del Centro Islandés para la Investigación y Análisis Social, el hombre que estuvo detrás de “Juventud en Islandia”, habló con BBC y detalló cómo es el trabajo para obtener estos estimulantes resultados. Y una de las iniciativas que resultó fundamental fue la de establecer actividades fuera del horario escolar. Por eso el gobierno islandés aumentó los fondos destinados a deportes, música, teatro y danza. Además, desde 2002 se prohibió, salvo excepciones, que las personas menores de 13 años transiten por las calles luego de las 20 horas, y las menores de 16 luego de las 22 horas.
Otro punto que resultó interesante es la forma en que se realiza la investigación. «Hacemos la recopilación de datos y dos meses después, las escuelas disponen de los resultados nuevos. Este tipo de información es como las verduras. Tiene que ser fresca para poder continuar y adaptar tus medidas», señaló a BBC el experto. Los datos que fueron considerados en el estudio fueron el sexo de los adolescentes, las pautas de consumo, las características de los hogares, el ausentismo escolar y los problemas económicos.
Sin embargo, quizás lo más llamativo es la forma de hacer el trabajo, es el foco en realizar algo local, alejado de políticas nacionales. Sin duda eso se facilita en un país con tan baja población. «Nunca trabajamos con países enteros porque, por un lado, es muy difícil tener el apoyo de gobierno nacionales, y, sobre todo, porque este es un trabajo que se debe desarrollar a nivel local», afirmó Sígfusson a BBC.
Esta iniciativa ya se replicó en algunos municipios europeos como Tarragona, en España, ciudad que tiene alrededor de 130.000 habitantes.