El porqué Trump es «el peor presidente estadounidense de todos los tiempos»

The New York Times estima que el índice de desempleo en la nación norteamericana se ubica alrededor de 13 %, el más alto desde el fin de la Gran Depresión, hace 80 años

El porqué Trump es «el peor presidente estadounidense de todos los tiempos»

Autor: Ronald Ángel

¿Por qué Donald Trump es «el peor presidente estadounidense de todos los tiempos»? El historiador Max Boot, quien también es columnista del diario norteamericano The Washington Post, explica detalladamente las razones que justifican este título para el magnate y actual jefe de la Casa Blanca.

Boot escribió un artículo de opinión, publicado el pasado miércoles 8 de abril, en el mencionado diario, en el cual explica que el calificativo contra Trump no lo hace desde una posición visceral sino con todo el sentido lógico de la perspectiva y «el paso del tiempo».

Esto, alega Boot, le ha permitido -como historiador- reconsiderar un anterior análisis efectuado sobre Trump, a quien había calificado del «peor presidente de los tiempos modernos» pero no como el peor de la historia.

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La reconsideración de Boot se fundamenta en la «catastrófica gestión» que ha tenido el magnate estadounidense en relación con la pandemia del coronavirus, que por su ineficacia y desparpajo al momento de tomar medidas preventivas urgentes contra el COVID-19, hizo que este se propagara masiva y exponencialmente en el territorio estadounidense, convirtiendo al país en epicentro mundial del brote.

Para el día que Boot publicó su artículo, Estados Unidos tenía un total de 476.818 casos positivos de COVID-19, con 17.842 personas fallecidas y 26.541 recuperadas de la enfermedad. Pero un dato importante es que la tasa de contagios por cada millón de habitantes en ese país a esa fecha estaba en 1.446,85 personas, cuando la media del mundo es de 209,79.

Para esa fecha, los contagios en EE. UU. eran casi un tercio del total de infectados del mundo, que se ubicaban en 1 millón 631 mil 310 personas; y estaba a punto de pasar al primer lugar de fallecidos en el planeta; pues únicamente era superado por Italia, que tenía entonces 18.849 muertes de las 98.401 que se registraban a escala global.

Dos semanas después, las lamentables cifras que presenta Estados Unidos han empeorado, es el primer país del mundo en todos los indicadores negativos que muestran el comportamiento de la pandemia a escala global.

Pasadas las 15:00 horas del 20 de abril, Estados Unidos presenta un total de 766 mil 664 contagios con 40.931 muertes, 14.451 de ellas sólo en la ciudad de Nueva York, y solo 71.581 personas recuperadas. Mientras en el mundo hay 2 millones 447 mi 920 contagios con 167.592 fallecidos y 643 mil 245 recuperados.

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La historia no lo absolverá

Boot explica que había sido reacio a etiquetar a Trump como el peor presidente en la historia de Estados Unidos. «Como historiador, sé cuán importante es permitir el paso del tiempo para obtener un sentido de perspectiva».

«Algunos presidentes que les parecieron espantosos a sus contemporáneos (Harry S. Truman) o simplemente mediocres (Dwight D. Eisenhower y George H.W. Bush), lucen mucho mejor en retrospectiva. Otros, como Thomas Jefferson y Woodrow Wilson, ya no se ven tan bien como solían hacerlo», comenta.

«Ya había escrito, el 12 de marzo, que Trump es el peor presidente de los tiempos modernos, pero no de todos los tiempos. Eso dejó abierta la posibilidad de que James Buchanan, Andrew Johnson, Franklin Pierce, Warren Harding o algún otro don nadie, pudiera ser juzgado con mayor severidad. Pero en el último mes, ya hemos visto lo suficiente como para eliminar la clasificación ‘de los tiempos modernos’. Con su catastrófica gestión ante el coronavirus, Trump ya es el peor presidente en la historia de Estados Unidos«.

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Para Boot, el único gran competidor por ese dudoso honor sigue siendo Buchanan, «cuya indecisión contribuyó a que termináramos en la Guerra de Secesión, el conflicto más letal en la historia de Estados Unidos».

Pero aunque Buchanan «podría seguir siendo el perdedor más grande», explica Boot, «hay buenas razones para creer que la Guerra Civil se hubiera desatado de cualquier manera. En cambio, no hubo nada inevitable acerca de la magnitud del desastre que enfrentamos actualmente«.

«La situación es tan crítica que es difícil aceptarla. The Atlantic destaca: “Durante la Gran Recesión de 2007 a 2009, la economía sufrió una pérdida neta de aproximadamente nueve millones de empleos. La recesión de la pandemia ha visto casi 10 millones de solicitudes de prestaciones por desempleo en apenas dos semanas”; la cifra a esta fecha ya supera los 17 millones de desempleados y para el 1º de mayo de 2020 podría llegar a 34 millones de personas sin trabajo.

The New York Times estima que el índice de desempleo está alrededor de 13 %, el más alto desde el fin de la Gran Depresión, hace 80 años, cita Boot.

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Trump no escucha

«Mucho peor que eso es la mortandad. Ya tenemos más casos confirmados de coronavirus que cualquier otro país. Trump declaró el 26 de febrero que la epidemia pronto estaría ‘casi en cero’. Ahora sostiene que si el número de muertos es de 100 mil a 200 mil —una cantidad mayor que todas las muertes estadounidenses en todas nuestras guerras combinadas desde 1945— será una demostración de que ha hecho ‘un muy buen trabajo’. No. Será una señal de que él es un miserable fracaso, porque el coronavirus es la catástrofe más previsible en la historia de Estados Unidos», explicó.

Las advertencias sobre los ataques de Pearl Harbor y el 11 de septiembre fueron evidentes solo en retrospectiva. Esta vez, no se requirió de ninguna inteligencia ultrasecreta para ver lo que se venía. La alarma fue activada en enero en los medios por expertos y por líderes demócratas como el ahora candidato presidencial, Joe Biden; aunque Trump alega que la Organización Mundial de la Salud (OMS) le ocultó información al igual que China, razón por la que decidió no financiarla más.

«Algunos . Un equipo de reporteros del Post escribió el 4 de abril: ‘El gobierno de Trump recibió su primera notificación formal sobre la epidemia del coronavirus en China el 3 de enero. En cuestión de días, las agencias de espionaje estadounidenses le confirmaron la seriedad de la amenaza a Trump, incluyendo una advertencia sobre el coronavirus —la primera de muchas— en el informe diario presidencial’. Pero Trump no estaba escuchando«.

El artículo del Post es la disección más minuciosa del fracaso de Trump en prepararse para la tormenta inminente. Trump fue informado por primera vez sobre el coronavirus por el secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar, el 18 de enero. Sin embargo, de acuerdo con la nota del Post, “Azar le comentó a varios allegados que el presidente creía que estaba siendo ‘alarmista’ y Azar tuvo dificultades para captar la atención de Trump para que se concentrara en el problema”.

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Cuando se le preguntó públicamente por primera vez a Trump sobre el virus, el 22 de enero, afirmó: “Lo tenemos totalmente bajo control. Es una persona que viene de China”. En los días y semanas siguientes a que Azar lo alertara sobre el virus, Trump habló en ocho mítines y se fue a jugar golf seis veces, como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo.

La incapacidad de Trump en enfocarse en el problema, señala el Post, “sembró una importante confusión en el público y contradijo los mensajes urgentes de los expertos en salud pública”. También permitió que varios errores burocráticos no fueran atendidos como fallas graves, como realizar suficientes pruebas de diagnóstico o almacenar suficientes equipos de protección y respiradores.

Países tan diversos como Taiwán, Singapur, Canadá, Corea del Sur, Georgia y Alemania lo han hecho muchísimo mejor, y sufrirán muchísimo menos. Corea del Sur y EE. UU. descubrieron sus primeros casos el mismo día. Corea del Sur tenía el 8 de abril 200 fallecidos, cuatro muertes por cada millón de personas. La tasa de mortalidad en EE. UU. (25 por cada millón) es seis veces peor y está aumentando rápidamente.

«Este fracaso es tan monumental que hace que nuestros recientes presidentes fallidos —George W. Bush y Jimmy Carter— luzcan dignos del Monte Rushmore en comparación. El anuncio de Trump del 3 de abril sobre el despido del inspector general de los servicios de inteligencia que reveló su intento de extorsión a Ucrania, demuestra que él combina la ineptitud de un George W. Bush o un Carter con la corrupción de Richard Nixon», subraya Boot.

El historiador destaca que Trump, como lo hace característicamente, «está trabajando más duro que nunca en culpar a otros —China, los medios, gobernadores, el expresidente Barack Obama, los gestores del juicio político demócrata, todo el mundo menos su caddie de golf— de sus equivocaciones. Su mantra es: “No asumo ningún tipo de responsabilidad”.

«Queda por ver si los votantes se creerán sus excusas. Pero pase lo que pase en noviembre, Trump no podrá escapar del implacable juicio de la historia. En algún lado, un aliviado James Buchanan debe estar sonriendo», subraya Boot.

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