El retorno de los dinosaurios

En las últimas semanas varios próceres de la transición chilena han salido a delimitar el camino para salir de la crisis institucional por el financiamiento de la política. Personajes como Ricardo Lagos y Sergio Bitar se sacuden el polvo y salen radiantes a ofrecer salidas y a apropiarse de la demanda por una Asamblea Constituyente. ¿Qué hay detrás de su reposicionamiento?

El retorno de los dinosaurios

Autor: Mauricio Becerra

Sergio Bitar and Michelle Bachelet

Están agitadas las aguas políticas en Chile y el aluvión desatado por los casos Penta y SQM amenazan con llevarse a varios próceres de la postdictadura. Un fin de la teleserie de la transición como no se la esperaban. El discurso de la solidez institucional de la democracia chilena, de la transparencia de nuestro sistema político y de las bondades del modelo económico inyectado en las multitudes por terapia de shock, se cae a pedazos ante las evidencias de como un banco-isapre-AFP pagaba al más grande partido de derecha y un empresario pinochetista hacía lo mismo con la Concertación.

El fin del ciclo político está marcando la crisis de un modelo de gobierno. El orden de la postdictadura está seriamente amenazado cuando se sabe que al menos 3 ministros del gabinete de Bachelet y 50 parlamentarios falseaban boletas para recibir dineros de la empresa cuyo dueño se apropió siendo yerno del dictador.

En estos momentos de crisis, como decía Gramsci surgen los monstruos. El monstruo más grande de nuestro Museo de Historia Natural es obviamente Pinochet, que de mediocre general pasó a ser el dictador más famoso del fin del siglo XX. Luego vienen monstruos menores, godzillas de opereta que ya tuvieron su tiempo político y que hoy son mantenidos con respirador artificial por la estructura empresarial mediática del modelo.

Para evitar la debacle del sistema político, el poder económico saca del armario de la historia viejos caciques políticos, los maquilla y les da cobertura sin igual en sus medios para que entreguen alternativas de como salir de la crisis política. Y no se trata de dar espacio a la sabiduría de la tribu, a los más viejos y su experiencia, sino que esta resurrección está delimitada por los grupos económicos y los dueños de los medios masivos, quienes están discutiendo cómo es que pueden seguir siendo los dueños del país. Todo muy en la lógica de los acuerdos.

Para dinosaurios como Ricardo Lagos y Sergio Bitar, la posibilidad les permite difuminar su imagen ante la historia. Porque hasta ahora los jerarcas de la postdictadura pasarán a la historia con más pena que gloria y serán recordados tanto como los presidentes del periodo parlamentarista de la historia política chilena. ¿Quién se acuerda de Jorge Montt, Federico Errázuriz Echaurren, Germán Riesco o Juan Luis Sanfuentes sino es que porque una calle lleva su nombre? ¿Quién se acuerda de Pedro Montt, sino es por la matanza de la Escuela Santa María?

LOS ACUERDOS POR ARRIBA

En un Chile perplejo ante la dimensión del financiamiento de los grandes grupos económicos de la política y hasta de los emprendimientos del hijo de la presidenta, el ex presidente Ricardo Lagos sale a proponer su agenda que expropia la demanda ciudadana por una Asamblea Constituyente para ponerle su impronta.

En una entrevista reciente Lagos argumentaba que “hoy estamos ante una crisis de legitimidad, pero es el liderazgo político el encargado de resolverla. Lo que es una crisis hoy, mañana se puede recuperar con una conducción apropiada. En eso consiste el liderazgo. Pero, más allá de esto, digamos las cosas como son: nada se puede construir desde fojas cero. Los países son un continuo y progresan y se desarrollan en forma gradual, no saltando de ruptura en ruptura”.

Su capacidad de reducir la crisis y sus salidas a su figura es asombrosa. Y como acostumbra hacerlo, blanquea su papel en la conformación de la crisis. En vez de reconocer que negoció a espaldas de la ciudadanía en 2003 junto al líder de la derecha Pablo Longueira una reforma para que el financiamiento a la política del gran empresariado estuviera legalizado a través de los ‘aportes reservados’, se ufana en decir que “yo tengo la satisfacción durante mi gobierno de haber acordado y establecido con la oposición de entonces un mecanismo de financiamiento electoral que formalizó lo que hasta entonces estaba entregado a la más absoluta informalidad. En el reino de las platas negras y de los fajos de billetes, establecimos una vía de aporte público a las campañas en función de la cantidad de votos obtenidos y definimos, además, una vía reservada para canalizar los aportes de los privados”.

O sea, dieron sustento legal a la corrupción de la política a través de un engendro de legislación de financiamiento de campañas políticas.

Ricardo Lagos bañándose en las contaminadas aguas de Chañaral para limpiar la imagen de las mineras

Ricardo Lagos bañándose en las contaminadas aguas de Chañaral para limpiar la imagen de las mineras

A contrapelo de las demandas de transparencia ciudadana, Lagos dice: “Yo sigo creyendo que el financiamiento privado es importante”.

La entrevista finaliza con la invitación clásica de Lagos: “hay un problema político que requiere una solución también política y que pasa por los acuerdos”.

Una pregunta no hecha por el periodista es ¿entre quiénes se hacen esos acuerdos?

Sus palabras nos retrotraen al Ricardo Lagos presidente, aquel que en 2003 ante la necesidad de conseguir recursos públicos, entre escoger recaudar dineros con impuestos a toda la población o para las grandes fortunas, no dudó en subir el IVA de un 17% a un 19%. Así las cosas, en Chile el impuesto regresivo del IVA aporta más del 40 por ciento del presupuesto fiscal, muy por sobre los impuestos a las grandes empresas.

Otra imagen es el ex presidente bañándose en la bahía de Chañaral diciendo: “creo que ahora los amigos de Chañaral deben estar muy orgullosos, tienen una hermosa playa, unas mejores aguas”. Todo para mitigar las denuncias sobre la contaminación de las mineras. La playa artificial fue creada por la acumulación de 220 megatoneladas de residuos mineros que contienen cobre, níquel y arsénico y que han provocado que las enfermedades respiratorias crónicas sean el triple respecto del resto del país en la comuna nortina.

Lagos también entregó en concesiones las autopistas, las empresas sanitarias y una concesión exclusiva por 10 años del 80% de las cuotas de pesca al grupo Angelini. Al grupo Luksic lo favoreció con un préstamo de 120 millones de dólares otorgado por el Banco Estado para que tomara el control del Banco de Chile.

El ex presidente no esconde su admiración por el empresariado. En una entrevista de 2006 dijo que “tanto Andrónico Luksic padre, como Anacleto Angelini me merecen admiración. Cuando era chico había un libro que se llamaba forjadores de Chile, y ahí figuraba José Santos Ossa y otros personajes que no salen en la mayoría de los libros de historia, donde aparecen sólo presidentes y generales. Mi percepción es que ellos son los forjadores de ahora”.

La admiración era correspondida. Al final de su mandato, en 2005, Hernán Somerville, presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) dijo que “los empresarios amamos a Ricardo Lagos”.

Otro resucitado de la semana es el ex ministro Sergio Bitar. La última imagen que del teníamos era furibundo ante el vicepresidente de la Fech de 2011, Francisco Figueroa, porque le enrostró ser el principal responsable del Crédito con Aval del Estado (CAE) que endeudó a las familias y dio un lucrativo negocio para la banca.

Bitar enojadísimo le dijo a Figueroa: “¿Qué te hace suponer que tienes la moral? No me vengas a plantear eso a mí porque tengo mi vida entera dedicada a la política y he estado preso y he estado exiliado para que venga un niño a descalificarme”.

La semana reciente Bitar aparece llamando a un acuerdo político en el cual los partidos reconozcan que a lo largo de la transición recibieron aportes de empresarios para sus campañas, amenazando que “si se desarma el sistema, vienen las dictaduras y los caudillismos”.

La frase más comentada y que circuló en las redes sociales del ex ministro del puente que nunca cayó fue “¿Quieren echar a todo el mundo y que llegue un populista cualquiera? ¿O quieren a otro militar?”.

En el armario quedan varios personajes de la vieja política ambiciosos de entrar a dar lecciones de orden institucional. Puede ser el conservador Edmundo Pérez Yoma, el intelectual orgánico neoliberal José Joaquín Brunner o el internacionalizado José Miguel Insulza.

LAS OPCIONES POR ABAJO

La situación está complicada para la elite política, acostumbrados a levantar ante la ciudadanía dictadores o caudillos. Un columnista de la Nueva Mayoría, Jorge Navarrete, se pregunta “¿quién llena este vacío y con qué liderazgo puede superarse este difícil momento?”.

La respuesta que se da Navarro visibiliza un elitista sesgo ante la participación social: “Si miramos fuera de la política profesional, tampoco hay mucho donde afirmarse. La dirigencia empresarial pasa por uno de los peores momentos, a los jueces y fiscales no les compete este rol, mientras que los ciudadanos y organizaciones de la sociedad civil, pese a ser los principales depositarios de la soberanía popular, no cuentan con los procedimientos o una cultura que les permita organizarse desde una perspectiva propositiva, más allá de las legítimas quejas y rabia acumulada”.

Para Navarrete el movimiento popular no tiene ni cultura organizativa ni capacidad propositiva. Pareciera que en su lectura toda demanda desde las bases sociales corresponden a “legítimas quejas y rabia acumulada”.

La miopía del columnista oficialista es enorme y da cuenta de que hace tiempo no salen a caminar por las calles de Chile. De seguro Navarro no experimentó la mecánica organizativa aprendida en las tomas de los colegios y universidad en 2011, tampoco debe conocer la experiencia más directa de autogestión y apoyo que reunión a vecinos y estudiantes en Valparaíso tras los devastadores incendios del año pasado. Menos aún debe conocer la rapidez con que tras las lluvias de Copiapó la comunidad comenzó a organizar la ayuda. Son espacios de intercambio social ahí abajo, por fuera de las cámaras de la televisión y de las visitas inútiles de la presidenta. Los carabineros y sus helicópteros, la ONEMI y sus cajas llegan por lo general más tarde.

En tal sentido el movimiento social tiene una difícil tarea por delante: poder articularse como opción real de gobierno. Una salida inesperada a la actual crisis política del país, pero que le exige mucho. Exige ser capaz de organizar, participar y monitorear el proceso de Asamblea Constituyente, para que sea deliberativo, inclusivo y democrático. No como lo están ya pensando por allá arriba. Exige pensar en conjunto más allá del contorno imaginado en las últimas décadas por la dictadura y sus dinosaurios menores.

Exige saltar por sobre las comisiones de expertos o mesas de diálogo a puertas cerradas y la ciudadanía sólo con una función plebiscitaria. Tal como lo comenta el filósofo Vladimir Safatle, “una de las hipótesis más absurdas de la política actual es la creencia de que las personas directamente involucradas en los procesos no son capaces de tener las mejores respuestas a los problemas que se generan en los mismos procesos”.

En tal sentido la invitación de Safatle es pasar gradualmente los procesos de gestión y de decisión para los foros de democracia directa. Hoy con las tecnologías digitales esto se facilita. El filósofo destaca que más que de instituciones fuertes, necesitamos mecanismos de intervención directa de la soberanía popular, mecanismos de democracia directa independientes del poder ejecutivo.

Se trata, según Safatle de que en “una democracia directa, los poderes ejecutivo y legislativo renuncian gradualmente a su monopolio administrativo para funcionar cada vez más como aparatos de implementación de decisiones tomadas directamente por la soberanía popular. Una transformación política, que implica una normalización cotidiana de los mecanismos de manifestación de la soberanía popular, así como la pulverización de instancias decisorias”.

¿Estarán en ello de acuerdo Bitar y Lagos?

Mauricio Becerra Rebolledo

@kalidoscop

El Ciudadano

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