Álvaro Delgado. Buenas tardes, amable auditorio, esta tarde tenemos una vez más con nosotros al Consejero Presidente del Instituto Estatal Electoral, Dr. Lorenzo Córdova Vianello, quien amablemente accedió a conversar por este medio. Muchas gracias, Doctor, ¿cómo te encontramos esta noche? Ya hasta me has de soñar.
Lorenzo Córdova. ¿Cómo estás, Álvaro? Pues sí, pero son sueños bonitos, no como los que ustedes los morenos han de tener conmigo. Yo también ejercí alguna vez el periodismo, desde la comodidad del congreso, y fue una experiencia muy bonita. Pero lo que tú haces me parece fuera de serie. Estoy a tus órdenes.
Álvaro Delgado. ¿Ya regresaste a tu domicilio o sigues por aquellas playas?
Lorenzo Córdova. Ya estoy en casa, en realidad sólo estuve por allá un par de días para buscar un poco de paz, pero como ya te habrás enterado, ni en esas bonitas latitudes duró mucho mi serenidad.
Álvaro Delgado. Precisamente, Lorenzo, con ese tema quisiera empezar esta entrevista. Como sabrás, en entre ayer y hoy se han estado liberando, con algunas horas de intervalo, algunos videos que tomaron con sus celulares diferentes testigos de un partido improvisado de waterpolo en la alberca del hotel donde te estabas quedando. Algunas de las personas involucradas en los distintos incidentes que se dieron en ese partido han compartido ya, públicamente, sus versiones sobre tu comportamiento durante este partido y bueno… Lorenzo… en lo particular me parecen inquietantes. Pero no quisiera, como dicen, envenenar las aguas, y quisiera empezar con tu versión de los hechos antes de ir compartiendo estos videos y testimonios con el público, en caso de que no los hayan visto aún. Te escuchamos, consejero Lorenzo.
Lorenzo Córdova. Gracias Álvaro. Pues mira, es muy sencillo. La mañana de ayer me desperté en el hotel que comentábamos, y tras desayunar en mi habitación unos huevecillos de esturión beluga que me enjuagué de la boca con una copita de Dom Perignon, bajé en traje de baño a tenderme en una silla plegable junto a la alberca. Quería aprovechar la mañana para tomar el sol mientras avanzaba en mi tablet con unos pendientes del instituto, y también a ratitos afinaba un cuento de ciencia ficción en el que he estado laborando, ambientado en un imponente complejo futurista llamado Ciudad Electoral…
Álvaro Delgado. Gran noticia, Lorenzo, por favor haznos partícipes de ese relato cuando ya lo tengas publicado. Pero cuéntanos, ¿cómo pasaste de eso a apuntarte a un cascarita infantil de waterpolo?
Lorenzo Córdova. A ver, Álvaro, luego por eso se hacen los chismes. Yo no me apunté sino que los niños me invitaron a unirme a su equipo, porque necesitaban completar. Un equipo tenía siete criaturas y el otro equipo solo seis y por eso me plantearon la posibilidad de incorporarme. Por supuesto, les aclaré que como adulto, sería una flagrante ventaja mi reclutamiento para el equipo que me cobijara. Además, todo mundo sabe que no es mi estilo participar en juegos como contendiente, sino como árbitro. Yo juego desde el centro de la cancha; de hecho, mi llavero es un silbato y lo llevo a donde quiera que voy. Convoqué a una votación con los integrantes de los dos equipos y mi designación como árbitro se ratificó por unanimidad. Y desde antes de mi ratificación, les advertí que mis decisiones como árbitro, una vez aprobadas por una mesa que conformaría enseguida, serían inapelables.
Álvaro Delgado. Y tu primera medida como árbitro fue sacar de la piscina a una niña, Doctor. Hiciste salir a a una niña de ocho años de la alberca, con un tono de voz muy enfático, privándola de su derecho a jugar. Hay imágenes que así lo corroboran.
Lorenzo Córdova. Eso fue porque cada equipo de waterpolo debe tener seis jugadores. Yo no inventé esas reglas, sino que me remití a las reglas vigentes del waterpolo, sugeridas en 1996 en el Congreso de Río de la Federación Internacional De Natación, y ratificados en Berlín en 2005. Por otro lado, al ser la única niña en la alberca, introducía una disrupción a la homogeneidad de género que debe imperar en cualquier certamen de un deporte de contacto. La alberca medía 30 por 25 metros, que son las medidas que contempla la FINA para certámenes con equipos masculinos. Si hubieran sido niñas las catorce y niño el uno, yo lo hubiera sacado de la alberca con la misma firmeza. Mi proceder en materia de género siempre ha sido imparcial. Además, promoví la implementación de una mesa, a esa niña la hice presidente de la mesa, que formé con otras dos chiquitas que estaban de espectadoras en el partido. Y esa decisión salomónica no aparece en los videos ni la estás mencionando tú ni nadie, Álvaro.
Álvaro Delgado. Bueno, ya que lo sacas a colación habría que mencionar que las otras dos niñas con quienes integraste la mesa, quienes tenían 6 y 7 años respectivamente, una era invidente y la otra era muda.
Lorenzo Córdova. Yo no voy a discriminar ni por motivos de edad, ni por capacidades diferentes. Yo estoy muy orgulloso de mi decisión de haber integrado a esas niñas al juego nada menos que en un puesto consultivo de relevancia trascendental en las decisiones de arbitraje.
Álvaro Delgado. A ver doctor, te voy a interrumpir para compartir con el público el primero de los videos, no el primero en viralizase sino en orden cronológico de acuerdo al desarrollo del partido. Bueno, ahí está corriendo ya el primer video… Se observa como un equipo consigue anotación, quien acaba de anotar hace aspavientos, lo abraza un compañero de equipo y en esto… mire usted, una botella de vidrio lo impacta en la cabeza.
Lorenzo Córdova. Completamente terrible el incidente y lo condeno enérgicamente, Álvaro.
Álvaro Delgado. Ahora vamos de una vez con el segundo video, donde se observa a estos dos empleados muy fornidos del hotel llevarse por la fuerza a una mujer de la tercera edad, ante el horror de los presentes, pero con tu voz de fondo gritando… «Llévense de aquí a esa chichimeca, que se vaya a aventar botellas a su Gran Toro Sentado». Esas fueron tus palabras, Doctor Lorenzo, y ahora tanto el niño como la señora se encuentran hospitalizados. Llama la atención que no dejaste salir de la piscina al niño que había sido víctima de esta agresión, a pesar de que sangraba profusamente.
Lorenzo Córdova. Bueno, ¿qué puedo decirte? Violencia siempre va a existir, pero no vamos a tomar eso como excusa para no terminar lo que se empieza. Ese partido apenas iba en el primer cuarto cuando cayó la botella, y faltaban tres cuartos por transcurrir. No había reemplazos disponibles. Son reglas de la Federación Internacional de Natación, se necesitan seis jugadores en cada equipo.
Álvaro Delgado. Pero Doctor Córdova, aquello era un juego entre niños.
Lorenzo Córdova Los juegos son representaciones simbólicas que juegan un papel significativo en la socialización del infante, Álvaro. Y precisamente esa es la mejor edad para que entiendan que un juego no es sólo un ritual entretenido, sino un espacio social temporal que está sujeto a reglas, y que esas reglas son precisamente lo que permite que el juego resulte funcional y que no se desfonde. Hasta las peleas de Todovale tienen sus normas. Por eso cambiaron al boya descalabrado y lo pusieron en una posición de menor responsabilidad dentro de la piscina, en una esquinita donde solo tuvo que permanecer en pie los minutos restantes del partido. Sus compañeros por solidaridad ya no le dieron más pases y se pudo seguir adelante y cumplir con los tiempos contemplados en el reglamento de la Federación.
Álvaro Delgado. Insisto, Lorenzo, estamos hablando de un juego. Ese muchacho perdió muchísima sangre y por eso se encuentra hospitalizado.
Lorenzo Córdova. ¿Y qué más es un juego? ¿Esta entrevista es un juego? ¿La opinión pública es un juego? ¿La democracia es un juego? Si gustas, nos dejamos de romper la cabeza con las reglas y nos vamos a vivir a una isla, como los Toros Sentados de la Isla Sentinel.
Álvaro Delgado. ¿Qué hay de la mujer de la tercera edad que sacaron con violencia por tus órdenes?
Lorenzo Córdova. Esa mujer fue quien aventó la botella al boya del equipo autor de las dos anotaciones, y era abuela de uno de los niños que iba perdiendo con cero anotaciones. Se comportó como un agente malintencionado y por eso dispuse de los medios legítimos a mi alcance y así impedir que continuara perturbando el partido.
Álvaro Delgado. Ahora vamos a correr este video del pitbull. Este es del tercer cuarto, ¿verdad Doctor?
Lorenzo Córdova. Así es, de hecho de los últimos diez segundos del tercer cuarto.
Álvaro Delgado. Vemos como se rechaza una anotación, la pelota atraviesa la alberca y… ahí está. Un perro pitbull brinca al interior de la alberca y ataca a uno de los chicos. Entre varios le hacen montón y bueno… al final consiguen ahogar al perro, por indicaciones tuyas, cuyo cadáver ayudas a sacar de la piscina. La víctima del animal tiene el hombro ensangrentado, tú lo evalúas, das cinco minutos para que se reponga, y lo digo así, entre comillas, porque reponerse en cinco minutos de un ataque de pitbull… Te acercas a la mesa con las niñas unos segundos, y finalmente dictaminas que se dé curso al último cuarto. ¿Qué pasaba por tu cabeza, Lorenzo?
Lorenzo Córdova. Pasaba por mi cabeza que el reglamento de la Federación mandata que el receso sea de cinco minutos entre los dos últimos cuartos. Ya nada más faltaban ocho minutos y cada quien a su casa. Lo peor había pasado ya.
Álvaro Delgado. No, Lorenzo. Lo peor fue el terremoto que se registró durante el último cuarto. Voy a correr el video y… ahí está, ese el instante en que comienza a temblar. Toda la gente del recinto está aterrada, los niños de la piscina aturdidos, viendo como se crea hasta un oleaje en la piscina por la trepidación tectónica. Y tú no paras de tocar el silbato indicando que reanuden el partido.
Lorenzo Córdova. Faltaban solamente cuatro minutos para terminar el último cuarto. Era la alberca de un hotel cinco estrellas, no era un cenote maya. Yo sabía que nada iba a pasar y mira, lo único malo que pasó fue que los jugadores se salieron de la piscina y ya no quisieron jugar el tiempo remanente, a pesar de que les advertí que si se decantaban por el abandono, las normas de la Federación de Natación me impedían asignar un ganador.
Álvaro Delgado. Y con o sin ganador, retuviste a un niño de cada equipo y les hiciste firmar un pagaré.
Lorenzo Córdova. Así es. Yo no trabajo de gratis.
Álvaro Delgado. Y vaya que no, Doctor. Tenemos una filtración del pagaré y comprometiste a estos niños por tres mil quinientos pesos. ¿Cómo llegaste a esa cantidad?
Lorenzo Córdova. En el Instituto Nacional Electoral, tu servidor gana 250 mil pesos al mes, a cuenta de 200 horas comprobables de trabajo. Esto se traduce en mil 250 pesos por hora, que fue lo que me tardé entre la organización y la celebración del partido. Sin embargo, como recordarás ayer fue día festivo, lo que de acuerdo a la Ley Federal del Trabajo, duplica mi percepción.
Álvaro Delgado. Eso nos da dos mil 500 pesos doctor. ¿Y los otros mil?
Lorenzo Córdova. A cuenta del alquiler de mi silbato, instrumento fundamental para el arbitraje. Si los contratantes hubieran contado con su propio silbato, otra cosa hubiera sido.
Álvaro Delgado. ¿Y si los niños que te firmaron el pagaré no pueden pagarte?
Lorenzo Córdova. Me reservo los instrumentos que me provee la ley como trabajador para hacer valer mis derechos.
Álvaro Delgado. ¿De verdad no te parece, Lorenzo, que es un poco excesivo cobrar tres mil quinientos pesos por arbitrar una cascarita infantil de waterpolo?
Lorenzo Córdova. Hay árbitros que ganan más. Hay periodistas que ganan más, tú mismo los has dado a conocer, Álvaro. ¿Cuánto es poco, cuánto es mucho? Son en dado caso juicios de valor bastante subjetivos en los que sería ocioso extraviar la atención de tu audiencia. Lo importante aquí es que faltan pocos días para una elección en la que se renovará la Cámara de Diputados, además de diversas alcaldías en varios municipios y en fin, se trata de la elección más grande del país. Por supuesto que van a utilizar este tipo de anécdotas para golpetearme y desacreditarme, pero yo no tengo ni filias ni fobias. Mi privilegio y obligación es conducir este proceso de manera ecuánime y con estricto apego a derecho.
Álvaro Delgado. Muy bien, Lorenzo. Gracias por concedernos esta entrevista y estaremos al pendiente de cómo evolucionan la señora de la tercera edad y los dos niños que se encuentran hospitalizados.
Lorenzo Córdova. Gracias a ti y a tu auditorio por supuesto, también estaré al pendiente de esas tres personas, cuyo infortunio me toca el fondo del corazón. Buenas noches.