En los sectores mas concientes del movimiento popular, existe claridad acerca de que las leyes electorales actuales, son una expresión más del andamiaje creado por la dictadura para manejar y ordenar a los chilenos, de acuerdo a los intereses de los que controlan el poder, en todas las esferas de la vida nacional. La Constitución de Pinochet esta, en lo esencial, vigente y lo poco o nada que se ha hecho por modificarla, es solo un débil maquillaje para hacerla mas presentable, dejando incólume su contenido ideológico de fondo, ideado por los personajes mas antidemocráticos que ha conocido la historia de nuestro país.
Teniendo presente lo anterior y no bajando jamás las banderas de lucha por una nueva Constitución y por nuevas leyes electorales, la izquierda y el movimiento social ha resuelto participar de las elecciones, sabiendo que el rayado de cancha no nos favorece en lo absoluto, pero teniendo claro, también, que no podemos dejar el terreno libre a la derecha y la concertación para que sigan engañando al pueblo. Las elecciones generan un espacio para dar la batalla de las ideas y para bregar por ganar conciencias entre nuestro pueblo, logrando que mas trabajadores, pobladores, mujeres, jóvenes, adultos mayores, comprendan que sus problemas están determinados por quienes nos gobiernan y por los que dictan las leyes que nos perjudican, y por lo tanto, cuando votan por los candidatos de la derecha y la concertación, están votando, objetivamente, en contra de sus propios intereses.
Pero esta inserción en la lucha electoral, no puede ser en frió, solo por los votos, sino que tiene que ser en medio de la movilización popular ascendente por las reivindicaciones de todos los afectados por el sistema neoliberal, tiene que servir para formar y fortalecer la organización del pueblo, para aumentar la presencia de la izquierda en la vida nacional y, en definitiva, hacer crecer la esperanza en el pueblo, de que si es posible construir un camino distinto, que si es posible hacer los cambios de fondo que Chile necesita, urgentemente. El pasado 31 de Octubre, 562.000 chilenos, casi un 10% del electorado, nos atrevimos a dar un gran paso hacia el futuro y eso ha generado nuevas fuerzas y esperanzas, lo que puede y debe traducirse en salto mayor el próximo 11 de Diciembre.
En este camino, debemos tener presente la experiencia internacional y en particular la de América Latina. Las fuerza antineoliberales han alcanzado los gobiernos, por la vía de las elecciones, en Uruguay, Venezuela, Brasil, Argentina, y aunque se traiciono al pueblo, en Ecuador. Por otra parte los Sandinistas en Nicaragua, el Frente Farabundo Marti en El Salvador, los movimientos sociales encabezados por Evo Morales, en Bolivia, han tenido avances sustantivos en las elecciones, con el apoyo decidido de sus pueblos. Y porque no decirlo, la revolución Cubana, también se somete al escrutinio popular, en elecciones ampliamente participativas e informadas, donde votan los mayores de 16 años, que están inscritos, desde que nacen, donde las votaciones son cuidadas por los niños y no por las FF..AA. y donde el pueblo participa, realmente, desde la nominación de los candidatos.
La mayoría de los que están en política saben y reconocen la tremenda distorsión que provoca a la representatividad popular el actual sistema electoral, generando exclusión política de sectores como la izquierda, que cuenta con un caudal de votos con el cual, en cualquier otro país del mundo, obtendría representantes, produce la exclusión social, al no permitir que dirigentes sindicales o vecinales puedan siquiera postular a ser parlamentarios, premia con cargos parlamentarios votaciones de bloques por sobre mayorías individuales, desechando la proporcionalidad, permite la reelección ilimitada de los actuales parlamentarios, dándoles tremendas ventajas por sobre nuevos aspirantes y, para colmo, desde la elección Municipal, profundiza la desigualdad de oportunidades de los partidos y candidatos a través de la ley de financiamiento electoral que “blanquea” el aporte de los privados, léase empresarios, a las candidaturas de la derecha y la concertación y, además, les asegura un financiamiento fiscal por el numero de votos obtenidos. Es decir, los que tienen más, de todo punto de vista, reciben, otra vez, más dinero. Es así como se expresa el neoliberalismo en la política nacional para asegurar sus intereses. Pero, a pesar de la constatación de lo antidemocrático del Sistema, las fuerzas políticas que usufructúan del poder, no hacen nada por cambiarlo y por el contrario, sus ideólogos plantean que es necesario privilegiar la gobernabilidad del sistema, sacrificando la representatividad, para obtener “estabilidad” y continuar un supuesto camino al desarrollo, del cual el pueblo nada recibe.
De estos planteamientos, la mayoría de los chilenos no se enteran, pues todo el sistema esta basado en la desinformación y el desconocimiento de la gente respecto a estos asuntos Recientes estudios publicados, sitúan a Chile como uno de los países con la ciudadanía mas desinformada del mundo y lo que es peor, con la mayor actitud negativa, por parte de las autoridades, a entregar la información, cuando los ciudadanos la requieren. Basta recordar que en Chile aun existen leyes secretas dictadas por Pinochet, que nadie conoce y por lo tanto, ni los más connotados jueces y abogados saben de que se tratan. Esto indica que la mayoría de la gente, cuando vota o participa de los procesos electorales, lo hace en forma desinformada y por lo tanto, no relaciona sus problemas cotidianos con el ejercicio de expresión de su voluntad en el voto, que por lo demás, es la única forma de consulta que la seudo democracia que tenemos, le permite al pueblo.
Todo lo anterior nos lleva a la conclusión de que es absolutamente necesario que las fuerzas progresistas profundicemos en el conocimiento de Sistema Electoral, para optimizar nuestros rendimientos al participar en las elecciones, educando al pueblo para que, junto con disponernos a conquistar votos, también nos preparemos para defenderlos, en todas las etapas del proceso. En definitiva, se trata de entender que en una elección hay un antes, un durante y un después, y que todos los pasos son importantes.
Pretendemos, desde esta columna que hoy inauguramos, comenzar un proceso de educación cívica o ciudadana, respecto de estos temas, que nos permita una comprensión mayor de lo que ocurre en una elección para, a su vez, educar a nuestro pueblo y lograr que la lucha contra la exclusión política, por el fin del sistema binominal y por una nueva constitución se transforme, como desaría nuestra querida compañera Gladys, en “una batalla de millones de personas concientes”, que se disponen a barrer con las injusticia, en todos los planos.
Por eso trataremos temas políticos y técnicos, de la historia de la participación del movimiento popular y sus representantes en el parlamento como Recabarren, Allende, Neruda y Gladys, entre otros. Conoceremos otros sistemas electorales, sus meritos y debilidades. Conoceremos como se conquisto el derecho a voto y en especial el de las mujeres. Serán mas de 30 temas los que desarrollaremos, con la intención de hacer un aporte a enriquecer los argumentos del pueblo y sus candidatos, para combatir el chantaje del voto útil y la demagogia de los candidatos del sistema, y así lograr que, de una vez por todas, los votos del pueblo vayan a candidatos que, efectivamente, lo representen.
Ricardo Solé Cerda