Solamente un gobierno autoritario, dueño de todo el poder, puede darse el lujo de dictar una Constitución en donde algunas de sus disposiciones sean “secretas”, es decir, no conocidas por quienes deben someterse a ellas. Así sucedió en nuestro país durante el régimen dictatorial, donde el “Poder legislativo” estaba conformado -en la práctica- por sólo un integrante: el almirante José Toribio Merino.
Pero lo más increíble es que, a dieciséis años de haberse retornado a la vía democrática, en Chile aún existan leyes secretas dejadas por la dictadura… y que el proyecto para derogarlas duerma en el Senado.
El Ciudadano conversó con el diputado (DC) Gabriel Ascencio, autor del proyecto que deroga el secreto de esas leyes, para consultarle respecto a un tema poco conocido para buena parte de la población.
“Mi proyecto pretende que esas leyes sean públicas. Fue aprobado en la Cámara de diputados, pero hoy está atascado en el senado. No he visto ni conocido todavía a ningún senador que se interese en apoyarlo, así es que espero que alguien se atreva pronto. Esas leyes secretas las debe conocer la gente.”
-¿Cuántas son las leyes secretas?
-No existe conocimiento del número real, hay aproximadamente entre 180 a 250. Ni en la Contraloría ni en el Congreso existía una nómina de ellas. Era súper difícil encontrarlas. La gran mayoría está relacionada con actuaciones del Ministerio de Defensa. Pero en este Ministerio tampoco pudimos encontrar una nómina completa de ellas. La más importante, por ejemplo, es la ley reservada del cobre. Hoy día está en plena vigencia y todavía no puede ser conocida en detalle por todos los chilenos. Es la que asigna el 10% de las ventas totales de Codelco a las Fuerzas Armadas.
Otras ya fueron derogadas y eran tan increíbles que podían terminar con la pena de muerte para un individuo que cometiera el ilícito que estaba señalado en esa ley. Te podrían haber acusado de ese delito y hasta fusilado y tú no hubieras sabido qué disposición te aplicaban”.
-¿Por qué el senado no ha discutido el proyecto para hacerlas públicas?
-Lo que pasa es que seguramente tienen mucho trabajo los señores senadores (responde en forma irónica).
-Considerando que temas como éste aún están pendientes, ¿cree usted que todavía estamos en periodo de “transición a la democracia” en Chile?
-Sí y no. Mientras no reformemos el sistema binominal, probablemente no estamos en una democracia completa como la que quisiéramos. Yo creo que fue buena la reforma constitucional del año pasado, pero hay que seguir avanzando en un sistema electoral más democrático. Eso podría permitirnos decir que está llegando a su fin lo que hemos conocido como transición. Lo otro, creo que sería la inexistencia física del general Pinochet. Cuando ese momento se produzca, creo que va a ser bien notable, para bien o para mal. Los amigos lo lamentarán; aquellos que fuimos sus adversarios no tendremos mucha opinión al respecto. Pero en ese momento, Chile va tener una situación distinta. Eso a pesar de que ya (Pinochet) está bien alejado de todos nosotros.
-Parece que todavía queda gente nostálgica del pasado…
-Hay nostálgicos del pasado de todos lados: la derecha se sintió muy cómoda viendo cómo se apedreaban buses con el tema de los secundarios y otros, como el Frente Patriótico… lo encontré patético. Eran como estos viejos rockeros que vuelven a actuar después de 30 ó 40 años: ¡debería darles vergüenza!
Leonardo Hernández