El sistema representativo de la voluntad popular en Chile está haciendo agua hace tiempo. Los partidos políticos cooptados por los intereses de grandes corporaciones y su dictadura del dinero, los han hecho caer en descrédito ante una ciudadanía que ya no se informa únicamente por los medios masivos, y no cree a pies juntos lo que reza el “gran hermano”.
En ese contexto, parlamentarios del bloque progresista, conscientes de que era necesario un “mea culpa”, decidieron reunirse con la ciudadanía este 14 de julio recién pasado en el Salón de Honor del ex Congreso de la República, espacio que contó con el apoyo de la Fundación Friedrich-Ebert-Stiftung y en el que además se dieron cita representantes del mundo indígena, ecologistas, movimientos por la diversidad sexual, animalistas, sindicatos y representantes de los partidos políticos.
Los principales medios de prensa anunciaron un evento en que las cúpulas PPD – PR Y PC se acercarían a dialogar con los movimientos sociales con la intención de arrimar aguas al molino de la candidatura presidencial de Bachelet contra la derecha política y a favor del nuevo bloque que surge en rivalidad con el eje PDC- PS. Es decir, se le daría la palabra a aquellas bases sociales subestimadas durante 20 años, para que se unieran y expresaran sus opiniones, a la vez que se les permitiría sumar sus fuerzas y su capacidad de movilización en las calles para permitir el regreso al gobierno de la Concertación.
Sin embargo, como era previsible no todo fue color de rosas. Para el senador y precandidato presidencial José Antonio Gómez, “si bien el encuentro fue un éxito desde el punto de vista de la convocatoria, lo fue además por las exposiciones que dieron los principales dirigentes de los movimientos sociales, políticos y organizaciones, las que arrojaron una luz importante y descarnadas críticas sobre lo que la política no ha sabido resolver”.
Por su parte, el senador Guido Girardi expresó en una suerte de mea culpa que “la Concertación pasará a la historia como un gran proyecto democratizador, pero tal vez su mayor error, fue el haber desmovilizado a los movimientos sociales, y haber construido una gobernabilidad, acuerdos, diálogos y consensos, sólo desde el mundo de la política; entre Oposición y Concertación, con los empresarios y el poder militar, pero de espaldas a la ciudadanía”.
Y es que las críticas fueron al hueso, tanto las exposiciones de la Fundación Nodo XXI a cargo de Víctor Orellana, como la del Movimiento por la Asamblea Constituyente en voz de Gustavo Ruz fueron tajantes, pues ambas coincidieron en que “el problema no es lo que pudo o no hacer la Concertación, si no lo que hizo”, en clara referencia al actuar del conglomerado de partidos que perfeccionó el modelo económico heredado del gobierno militar.
Los aplausos para ambas exposiciones no se hicieron esperar en una concurrencia que a la hora del café discutía sobre si el encuentro era realmente un acercamiento entre políticos, profesionales, trabajadores y ciudadanía, o más bien era la antesala para un desembarco de Bachelet para el 2013, al recibir desde ya las esperadas críticas, que tarde o temprano le llegarían a la Concertación.
En este sentido, Ruz fue claro al decir que “los oradores demostraron de manera abrumadora, la esencia derechista de las políticas aplicadas por los cuatro gobiernos de la Concertación, lo que invalida la falacia de que “hay que unirse contra la derecha” en las próximas elecciones, lo que en buenas cuentas significa resucitar al bloque que gobernó desde 1990 a 2010.”
LA REINA DE LA JORNADA: ASAMBLEA CONSTITUYENTE
Sin lugar a dudas, el concepto que más se repitió durante la intensa jornada fue el de Asamblea Constituyente, en contraposición al proyecto de ley que actualmente han suscrito 19 senadores para redactar una constitución a puertas cerradas y después votarla en el mismo Congreso. Ruz hizo ver que “no debemos permitir que prospere la resolución votada en el Senado hace poco meses, mediante la cual ellos mismos intentan usurpar la potestad del poder constituyente originario, y proponen que una comisión parlamentaria redacte una nueva Constitución Política, para aprobarla entre gallos y media noche” e hizo un llamado a los parlamentarios ahí presentes a que retiren su firma del controversial proyecto.
El Radical Gómez quien ha tomado como campaña la idea de crear una nueva Constitución, fue enfático: “la idea de la Asamblea Constituyente ha estado siempre rondando, pero lo que planteamos es buscar una vía institucional para resolver democráticamente la decisión de los ciudadanos. Eso quiere decir que en la próxima elección del 2013 junto con elegir por diputado, senador o presidente se pueda elegir con una cuarta urna si queremos una Asamblea Constituyente que redacte una Nueva Constitución o bien mantener la vigencia de la de 1980. Yo no estoy de acuerdo que esta nazca de un proyecto que emane desde el parlamento, sino que debe ser la ciudadanía quien que elabore”, remató.
Por su parte, el senador Girardi, uno de los convocantes del evento, aclaró que “si realmente se quiere avanzar hacia un Chile más justo, terminar con la Constitución de Pinochet y convocar a una Asamblea Constituyente -elegida democráticamente, la política tiene que entender que se está cerrando un ciclo y que hoy, además de la tradicional confrontación izquierda- derecha, hay un nuevo eje que separa las visiones conservadoras y progresistas, que son la visión piramidal, de pensamiento jerarquizado, autoritario, donde algunos intentan que los partidos sigan imponiendo a la sociedad su punto de vista; y por otro lado, procesos ciudadanos que emergen de manera horizontal, en red, de abajo hacia arriba, y colaborativos, donde el movimiento social se transforma en un nuevo actor político”, enfatizó.
Sin embargo, la idea original de unificarse contra la derecha, se vio ampliamente sobrepasada por las críticas que emanaron de los asistentes hacia los mismos partidos de izquierda convocantes, donde resulta especialmente decidora la intervención de Víctor Orellana de Nodo XXI, quien expresó toda la desconfianza que existe actualmente hacia los partidos tradicionales de izquierda, pero que sin embargo se debe superar en aras de impedir la continuidad de la derecha. Según palabras del propio Orellana “lo que queremos, es fundar un verdadero diálogo político, amplio, donde no se cerrará la puerta a nadie que enfrente con honestidad y seriedad política el desafío que tenemos. Que quede claro: los actores sociales no deben temerle a la política. No hay que tenerle miedo a construir amplias alianzas sociales y políticas. Sabemos que el dilema hoy es sumar fuerzas para la transformación de nuestro país. La pregunta es cómo sumar y no ser sumados.”
Por Bruno Sommer C.
El Ciudadano