Lo que los españoles y las españolas expresaron en las urnas este domingo se ha traducido en un rotundo no al cambio. Contra todos los pronósticos de las encuestas, la coalición liderada por Pablo Iglesias, Unidos Podemos, no logró sacar el margen suficiente para convertirse en la primera fuerza política de izquierda y dejar atrás el Partido Socialista Español (PSOE).
Quien en cambio salió claramente beneficiado de la segunda vuelta electoral, luego de que los partidos políticos no alcanzaran un acuerdo para formar Gobierno tras las elecciones del pasado 20 de diciembre, es el Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy. La derecha aumentó tanto en votos como en escaños y logró sumar 14 diputados más de los alcanzados a final de año, pasando de 123 a 137. Esto gracias a una fuga de votos arrebatados al nuevo partido de derecha Ciudadanos, que quedó con 32 diputados, ocho menos que antes.
La otra gran sorpresa la dio el PSOE, que consiguió mantenerse como segunda fuerza política a pesar de haber perdido cinco diputados respecto el 20-D, es decir, quedó con 85 escaños. A pesar de eso, y por sorpresa de lo que las encuestas y sondeos auguraron, el bipartidismo de los partidos que han gobernado el país desde 1982 se resiste a irse, y dejó a Unidos Podemos con los mismos resultados que obtuvieron en diciembre.
Por regiones, Cataluña y el País Vasco fueron las excepciones a la tendencia general del país, y dieron como ganadores a los morados de Podemos.
Euforia de la derecha
El presidente en funciones y líder de los populares, Mariano Rajoy, mostró su euforia por la victoria conseguida antes sus seguidores: «Somos una gran nación, de las mejores del mundo», expresó. Y agregó: «El equipo directivo estará a la altura de las circunstancias«.
Por su parte, los líderes de Podemos, Pablo Iglesias y Íñigo Errejón, subrayaron que éstos «no son los resultados que esperaban».
Escenarios de negociación
Los escenarios que se darán a partir de hoy en España son similares a los de las elecciones del pasado 20-D, las primeras que abrieron las puertas a una fragmentación de partidos nueva en el país que quebró el sistema bipartidista que alternó a PP y PSOE durante más de tres décadas.
A partir de ahora, los partidos tendrán que volver a negociar para conseguir la mayoría suficiente que permita dar un nuevo Ejecutivo al país.
Las aritméticas son favorables para un pacto de estabilidad entre los dos grandes partidos, PSOE y PP, una opción muy bien considerada desde Europa y las grandes empresas de la bolsa española.
Otra opción que podría facilitar un Gobierno de Mariano Rajoy sería la abstención de los socialistas, aunque de partida parece una opción menos considerada por su su líder, Pedro Sánchez.
Finalmente, también suma mayoría absoluta un pacto entre PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos, a pesar de que ambas nuevas formaciones ya han reiterado que una es excluyente de la otra.
De nuevo, la clave de todo está en la segunda fuerza política, los socialistas, ya que los 137 escaños del PP no alcanzan la mayoría absoluta. El escenario se repite y los de Pedro Sánchez no lo tienen nada fácil. Habrá que ver si estos meses han servido para que los políticos españoles hayan aprendido la lección y enfrenten estas negociaciones con el objetivo de garantizar la gobernabilidad en los próximos tres meses.