La reforma a la Educación Superior de Bachelet, actualmente en trámite en el Parlamento con urgencia simple, terminó siendo lo que muchos temían: una propuesta que no convence a los principales actores de la educación. Rectores, dirigentes estudiantiles, profesores y diputados ya se han manifestado en contra de la tramitación de la normativa así como está.
En opinión de los parlamentarios, hay argumentos de sobra para exigir una modificación sustantiva del proyecto, lo que podría realizarse a través de varias indicaciones o de una indicación sustitutiva que cambie parte sustancial de la propuesta.
Esto, aunque la jefa de la División de Educación Superior del Mineduc, Alejandra Contreras reconoció que la iniciativa abarca muchos temas de complejidad. Sin embargo, defendió la propuesta asegurando que «cuando uno empieza a analizar temas más específicos, en muchos sí hay consenso”.
Los rectores han calificado la reforma como un proyecto engañoso para las universidades del Estado. “El proyecto no fortalece las instituciones de educación superior, aunque sí institucionaliza la privatización y les asegura financiamiento a la oferta privada, en unas condiciones que, no cabe duda, van a terminar consolidando ese predominio de la oferta privada (en educación superior)”, señaló el rector de la Universidad de Valparaíso y presidente del Consejo de Rectores (CRUCh), Aldo Valle.
VALLEJO Y CARIOLA: PROYECTO NO DEBE DIVIDIRSE
A través de una columna publicada hoy en The Clinic, las diputadas del Partido Comunista, Camila Vallejo y Karol Cariola, señalaron su mirada al respecto.
«A estas alturas es evidente que la reforma a la ESUP necesita un rediseño, es por ello que como Bancada del Partido Comunista y la Izquierda Ciudadana recientemente hemos presentado el documento “Bases Para la Reforma a la Educación Superior” en el cual planteamos que creemos fundamental que este rediseño ocurra, de modo de llenar dicha reforma de contenidos que aún están ausentes y que son esenciales para hablar de una verdadera reforma», argumentaron.
Sin embargo, pese a la necesidad de generar un rediseño de la reforma, las diputadas señalan que no se puede perder el carácter unitario de la propuesta. «Esto en la práctica nos lleva a no tener Reforma a la ESUP como fue comprometido, sino solo proyectos acotados que modificarán aspectos parciales de actual modelo de Educación Superior».
Vallejo y Cariola recalcan que, de ser dividido, sólo una parte del proyecto alcanzaría a ser legislado, «por lo que se abre el espacio a que se desaten fuertes presiones entre los distintos actores y sectores políticos para hacer primar cada uno sus puntos de vista e intereses particulares de lo que debe ser legislado»
Esto, en respuesta a la idea de algunas figuras como la del rector de la Universidad Diego Portales, quien propuso dividir el proyecto en al menos 5 iniciativas que deberían ir aprobándose según su urgencia. Esta visión también es apoyada por Aldo Valle.
ESPECIALISTAS: PROYECTO DE REFORMA «NO TIENE ARREGLO»
Desde el Observatorio Chileno de Políticas Educativas (Opech), señalan que no les compete hacer una evaluación de la forma en que el poder político tramita la propuesta. Sin embargo, recalcan que según los objetivos planteados por la Nueva Mayoría sobre la reforma, «donde se buscaba potenciar a la educación pública y descentralizar la educación», el proyecto de Bachelet no cumple con ninguna de las dos cosas.
«Por el contrario, perfecciona y le da viabilidad en términos estratégicos al mercado educativo«, explica el director e investigador del Opech, Rodrigo Cornejo.
En su opinión, el proyecto tiene varios problemas. Sobre todo, considerando el profundo nivel de crisis de la educación chilena. «La crisis es tan grande que la solución tiene que ser fuerte, rotunda y clara, con voluntad política y financiamiento. La dirección de esa solución debe apuntar claramente a reconstruir el sistema educativo público en todos sus niveles. Tal como tampoco se vio en el resto de los proyectos que contempla la reforma, eso tampoco se ve acá. En el fondo, es más de lo mismo», apunta.
En este escenario, según los especialistas, el proyecto de Reforma a la Educación Superior viene a regular un poco el mercado y a inyectar un poco de recursos para que la educación pública logre competir con la educación privada. «Esto no ocurre en ninguna parte del mundo. «Aunque le pongan el nombre que quieran, lo que están proponiendo es una aberración aquí y en la quebrada del ají«, enfatiza el investigador.
Cuando el movimiento estudiantil estalló en 2011, fue la consigna de gratuidad la que se tomó la agenda política. Quizás ahí, sostiene Rodrigo Cornejo, se cometió un error. «La gratuidad sin educación pública y sin aumentar el rol del Estado, es entregarle plata a los privados. Y esto en cualquier parte del mundo se llama privatizar«, argumenta.
En un contexto educativo donde la educación pública alcanza apenas el 15% de la cobertura total, la propuesta de Bachelet asegura el financiamiento para instituciones privadas de muy mala calidad. Por ello, señalan los expertos, para que el proyecto pueda aportar a resolver la crisis, es necesario inyectar más recursos a las instituciones estatales, aumentando la matrícula y el resguardo de dichas instituciones.
«No imagino cómo se puede hacer algo que no contempla el proyecto de ley, por lo que en realidad no le veo arreglo», responde el especialista ante el debate sobre el futuro de la iniciativa.