En un juego sin mayor regulación el dólar tiene siempre un buen refugio. En Argentina con el blue dólar se multiplica en las manos de quienes pueden tener la moneda piramidal o la ingresan del extranjero, pero es prohibitiva para el común de la población.
En Chile, país hermano e igual de avasallado el peso se devalúa y uno chileno es a 615 norteamericanos. Ya no se imprime el papel en la imprenta del Estado, si no en Australia en contrato con empresa de origen sueco.
El precio de los respaldos metálicos como el cobre andino caen y el dólar sube en esa constante, donde los que nos empobrecemos somos los países que entregan mineral no renovable a menor valor y en una escala de explotación que descabeza montañas que ha ido en ascenso corriéndose la frontera de los pedimentos mineros hoy incluso más al sur del Bío Bío.
Es el caso Penta la punta del iceberg de cómo el capitalismo se ha ido acomodando y pagando a sus peones para el desmantelamiento de todo lo conocido como Estado de Chile. Es por ello que le pagaban a Ena y sus secuaces, a tíos como Andrés Velasco, les financiaban para que una vez electos paguen favores a grandes empresas que han contaminado sectores claves de la economía nacional como las pensiones, sanitarias y tantas otras.
Velasco tiene claro cuánto perdió de los ahorros de miles de chilenos, siendo el ministro de Hacienda de Michelle Bachelet, y la UDI sabe cuánto ha recibido y tal vez hasta cuánto ha hecho ganar a sus financistas.
Cuánto ponen las empresas tabacaleras para su lobby, cuánto las pesqueras industriales para desplazar a los artesanales y quitarles cuotas de captura, tantas leyes en perjuicio del colectivo y en beneficio del negocio de unos que mezclaron política y dinero.
Son y serán toda esa manga derrotada por una nueva fuerza. Será la ciudadanía capaz y activa tomando forma de nuevos partidos políticos como el PRO liderado por el filósofo Marco Enriquez Ominami que teja uniones con los que hagan el mea culpa, será la calle, será la población auto educada con valores superiores, capaz de vencer la apatía por los destinos del territorio, del país.
Serán las regiones capaces de poner un párale al Santiago extractivista que aloja en Sanhattan y otros barrios a las gárgolas del capital.
Será una mejor y mayor comunicación de los pueblos articulados los que constituyentemente hagamos de éste otro Chile desde lo local a lo global. Estamos seguros que seguiremos trabajando para que así sea.
El Ciudadano