Probablemente la lucha que lleva un sector amplio de trabajadores, estudiantes, y profesores de la Universidad Arcis esté gatillada, simultáneamente, por el amor y la rabia. Hace tiempo el patio central de su sede Libertad no estaba tan sucio. Pero es una suciedad no precisamente material, sino algo así como un desgaste, tras todo un año de dificultades económicas que hoy tiene a esta casa de estudios (a sus alumnos y trabajadores, principalmente) en total incertidumbre respecto a su futuro. Un desgaste producto de constantes asambleas, reuniones con autoridades, salidas a la calle y su posterior represión policial, etcétera.
Sin embargo, no han bajado los brazos. En este patio central siguen concentrándose las asambleas: el miércoles 5 de noviembre alumnos de la carrera de Música solicitando el apoyo de sus compañeros de otras carreras para evitar el cierre definitivo de dicha Escuela, un proyecto heredado de la SCD, que se encuentra a punto de sucumbir definitivamente por el masivo éxodo de profesores con salarios por impagos por meses y la falta de equipamiento e infraestructura.
Dicha Escuela, comandada por Juan Valladares, desarrolló un interesante proyecto educativo, que penduló entre lo latinoamericano y la vanguardia, y por sus aulas en calle Concha y Toro circularon profesores como Horacio Salinas de Inti Illimani o el pionero compositor electroacústico José Vicente Asuar. Esa fue una constante en Arcis: reunió desde inicio de los años ’80 a un selecto grupo de intelectuales, entre los que se encuentran Nelly Richard, Gabriel Salazar, Tomás Moulian, Carlos Pérez Soto, Ramón Griffero, Mario Sobarzo, entre muchos otros, que tuvieron en ese espacio la libertad de desarrollar una pedagogía crítica en ciencia sociales y artes, e investigación.
Hoy el contexto es muy distinto: Muchos han renunciado, por motivos diversos, entre los que se incluyen diferencias políticas con la Dirección. Hoy hay carpetas rotuladas “Universidad Arcis” en Tribunales, en el Ministerio de Educación (Mineduc), en el Servicio de Impuestos Internos (SII), y en la Comisión Investigadora de la cámara de Diputados, todo luego que una investigación de Ciper consignara “cómo entró y cómo salió el Partido Comunista (PC) del negocio de la educación superior”.
Si bien aún la Comisión parlamentaria de la cámara de Diputados no ha esclarecido si el PC lucró o no –a través de organismos como Ediciones Ical Ltda y la ONG Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz (ICAL)-, la denuncia generó un festín comunicacional, que profundizó hasta el paroxismo lo generado luego que en enero pasado, cuando el ex secretario general del Partido, ex presidente de la Corporación Arcis, y hoy asesor ministerial, Juan Andrés Lagos, afirmara que el retiro del PC de la Universidad se produjo por la contradicción que implicaba aparecer como dueños de una casa de estudios mientras se impulsaba una reforma educacional que pusiera fin al lucro.
Desde La Tercera a El Mostrador hicieron eco de esta contradicción, olvidando el fondo del asunto: una reforma en la educación que sentara unas bases totalmente nuevas, con el fortalecimiento de la educación pública como eje.
“Es llamativo que las mismas prácticas que el Partido Comunista ha denunciado como escandalosas en el sistema universitario privado -su consigna de “fin al lucro” ha animado poderosamente al movimiento estudiantil- las haya replicado sin reservas mientras gestionó la universidad”, festinaba La Tercera en su editorial del 27 de octubre, mientras un columnista de El Mostrador desarrollaba empalogosas teorías sobre la situación, repasando en el suelo y gratuitamente a los ya violentados estudiantes de la Universidad, que, según él, jamás llegan a la hora y hacen como que estudian.
El festín comunicacional ha implicado que un problema que responde al modelo educacional chileno pase por un asunto de coherencia y moral, centre las disputas en el plano del poder político y olvide que los verdaderos afectados son los trabajadores, los profesores precarizados y las y los alumnos que ven cómo de un día para otro el proyecto educativo que eligieron va derrumbándose. Por eso hay pena y rabia.
CONTANDO LAS CHAUCHAS
Eugenio Ulloa es trabajador de Arcis hace seis años. Si no estuviese en paro, seguiría trabajando en Adquisiciones, pero actualmente su principal labor es presidir el Sindicato 1, o Sindicato Histórico de Trabajadores/as de la Universidad de Artes y Ciencias Sociales Arcis, que agrupa a 147 de los 236 trabajadores (administrativos y académicos de planta contratados) del establecimiento y que fue fundado hace casi 22 años.
Dicho Sindicato forma parte de la Asamblea Triestamental formada dentro de la Universidad por un sector amplio de trabajadores, profesores y alumnos; e interpuso en Tribunales una Demanda Laboral por Derechos Fundamentales y Declaración de Unidades Económicas, en contra de la Corporación ARCIS, el Partido Comunista de Chile y el Instituto ICAL. Dicha demanda fue aceptada por los jueces en su totalidad y será fallada próximamente.
“Desde enero de este año estamos viviendo una crisis económica importante, reflejada en nuestras remuneraciones. Hoy nos encontramos sin el mes de octubre pagado y con las cotizaciones impagas desde abril o mayo. Eso en el caso de los trabajadores de nuestro Sindicato, porque hay profesores que a honorarios a los que se deben cinco meses de remuneraciones”, explica Ulloa, presidente del llamado Sindicato Histórico.
-Sin embargo, la Comisión investigadora del Ministerio de Educación señala que la Universidad no mantiene deudas con trabajadores…
-Eso es erróneo. Yo asumo que sus afirmaciones son por desconocimiento, porque no entrevistaron a toda la gente, sino sólo a los trabajadores de planta, que tienen una realidad diferente, y no encontraron en ninguna parte a una persona que estuviese en las condiciones de los profesores a honorarios. Debo decir que no hemos tenido acceso a la resolución oficial, sólo ha trascendidos o informaciones a medias. Pero déjame decirte, de paso, que ahí se violó la ley, porque se mencionaron nombres y apellidos de personas que fueron testigos. La Dirección de la Universidad dio nombres e hizo acusaciones falsas, por lo que nosotros estamos preparando una denuncia.
El Sindicato asistió el lunes 3 de noviembre a otra instancia de investigación, esta vez de parlamentarios. “Ahí señalamos lo que hemos dicho varias veces: a nosotros como trabajadores no nos sirve esa Comisión, porque ellos buscan algo muy diferente a lo que nosotros buscamos. Fin y fondo son diferentes, porque sólo les interesa determinar si hubo o no lucro. Lo único que sacamos de esa visita es que pudieran oficiar al Ministro de Educación para que nos reciba”, aclara Ulloa.
-Ustedes han señalado que la otra Comisión, la del Mineduc, ha intervenido con “evidente cálculo político de Gobierno, protegiendo los intereses del Partido Comunista”. En la Comisión de la Cámara de Diputados ¿notan algo similar?, en el marco de los acuerdos que puedan tomar las distintas facciones políticas allí presentes…
-Es que este proceso partió con el manto de que todo estaba siendo “en contra” del Partido Comunista. Y el propio PC lo planteó así. Ellos mismos desde enero en la prensa han declarado que salían de la Universidad. Ellos se involucraron solos. Nosotros hicimos eco de esa situación, para identificarlos en una demanda que incluye varias instancias. Y el Partido ahora aparece como víctima, casi desplegando lo aprendido en manuales de manejo de crisis.
-¿La Comisión es sólo un juego de poder entre Derecha y Nueva Mayoría/PC?
-Esto es pura utilización política, un juego donde los trabajadores no ganamos nada. La izquierda saca Penta, la derecha Arcis, y te aseguro que esta Comisión va a decir que aquí no hubo nada y la de Penta dirá que es necesario legislar. Esa es la conclusión que nosotros sacamos antes que se termine cualquiera de las dos investigaciones, porque entendemos que son problemas políticos, no laborales y no ayudan en lo más mínimo a los trabajadores, que por diez meses han tenido que contar las chauchas para comer.
PROBLEMAS
-Tomas Moulián decía en la radio que esta crisis se arrastraba muchos años atrás, incluso del tiempo en que el asumió como rector…
-La Universidad permanentemente ha vivido en crisis, unas más grandes y otras menores, y otras muy perjudiciales como la de ahora. Tomás Moulián habla desde el 2004 en adelante, cuando asume como rector. En esa época hubo una crisis muy parecida, en la que piden al Partido Comunista, través de Gladys Marín, y también a Max Marambio, que se incorporen a la Universidad con un aporte de capital, porque se debían remuneraciones. Ellos ingresan y se soluciona ese problema. Hoy estamos en la misma situación pero sin ninguna posibilidad de ingreso de alguna otra parte, o sea una crisis casi terminal.
-¿Dónde crees está la explicación de estos continuos problemas: en la administración o en el modelo educativo en general?
-Existe un modelo que es bastante leonino, ya que te entregan aportes como el del Crédito con Aval de Estado (CAE) dos veces al año, lo que impide la estabilidad de universidades como esta, que depende mucho de estos dineros, y del ingreso que pueda haber por caja. El sistema impide, además, acceder con mayor libertad al sistema financiero. Pero otro ingrediente es la mala administración interna, la mala gestión administrativa y financiera, que no hacía eco del despropósito entre ingresos y gastos. Todos esos elementos han llevado a esta crisis.
-¿Hay muchas desigualdades de salario entre los funcionarios, ya sean administrativos o profesores? ¿Hay hoy quien sigue cobrando en medio de esta crisis?
-Hemos notado que en el último año hay personas a las que se les ha aumentado el sueldo y, paradójicamente, durante la peor cara de la crisis, algo inexplicable, sabiendo que para sobrellevar la crisis habría que bajar la carga de pago. Acá ha ocurrido todo lo contrario. Se aumentan sueldos que no tienen por qué aumentarse, se pagan bonos excesivos a gente que no los merece, hay una excesiva planta de administrativos, cuatro o cinco profesores para dictar un mismo ramo, se proyectan ejecuciones de obras que finalmente no se pueden terminar. Estas acciones administrativas sin sentido son las que profundizan la crisis y hacen que hoy sea diez veces peor que a principio de año.
-Cuesta comprender que profesionales que conducen una Universidad caigan en este tipo de acciones. ¿Hay alguien que se ha beneficiado con toda esta situación?
-Hay amiguismos, se han creado puestos que no existían y que no tienen sentido, pago de bonos a gente que no corresponde, creación de carreras sin futuro académico, exceso de planta de profesores no acorde con lo que se enseña, exceso de planta administrativa. Una suma de factores que se resume en la idea de ‘mala administración’.
BLOQUES
Pero la Asamblea Triestamental no es el único bloque en la Universidad. Frente a ellos se ha levantado la Coordinadora de Defensa de la Universidad Arcis, que junto a la Asociación de Académicos de la Universidad, el Sindicato N° 2, y representantes de los Ex presos políticos y de la Asociación de Egresados y titulados de la Universidad, han criticado la legitimidad del Sindicato Histórico.
“Nos parece sorprendente que cuestionen nuestra legitimidad, porque nuestro sindicato tiene 22 años y todas somos personas elegidas por nuestras bases en elecciones limpias. El Sindicato 2 y esta nueva Coordinadora se creó hace muy poco y no se bien con qué objetivo. Nosotros llevamos trabajando nueve meses en buscar una salida a la crisis”, afirma el Presidente del Sindicato 1.
-Víctor Hugo Robles, “El Che de los Gays”, trabajador ícono de Arcis, acusó al Sindicato Nº 2 de ser un “Sindicato de la Patronal y desleal a la clase” y planteó que le duele ver a militantes comunistas defendiendo más a un partido (el PC) que el derecho de los trabajadores y estudiantes…
-La Coordinadora ES el PC, aunque el Partido diga que abandonó la Universidad. Lo peor es que el Partido que dice defender a los trabajadores ha denigrado y humillado a todos estos trabajadores.
-Ustedes han denunciado persecución y hostigamiento. ¿Cómo se manifiesta esto?
-Eso se da, por ejemplo, con la deslealtad sindical. El sindicato paralelo señala que hacemos prácticas anti-laborales porque estamos en paro. Y eso que estamos en un paro de “brazos caídos”, no un paro total, para no perturbar aún más a los estudiantes. La única explicación es que son un sindicato del oficialismo de la Universidad, con una clara tendencia hacia la patronal. A diferencia de nosotros, que hemos levantado la voz y tratado de buscar la verdad.
Por otro lado, se nos mandan correos diciendo que somos casi los culpables de la crisis, se despide y persigue a nuestra gente… ¡No se puede entender como un sindicato hace esas declaraciones y se pone de lado del patrón!
-¿Se olvida el tema de fondo –la posibilidad de una reforma educacional encuadrada en los ejes del movimiento estudiantil, el futuro de Arcis en el actual contexto- en todo este jugueteo político?
-Claro, esta es una forma de desviar el foco: crear divisiones internas es una vieja técnica. Nosotros estamos tratando de salvar un proyecto. Lo nuestro ha sido espontáneo, con gente válidamente elegida. Hemos ido a distintas instancias a plantear nuestras propuestas y soluciones. Ellos están escondiendo la verdad, con la típica forma octogenaria de hacer política.
-En ese sentido, ¿Cuáles con sus propuestas para la Universidad?
-La Asamblea Triestamental ha estado analizando todos los caminos eventuales por lo que podría haber una salida, desde la estatización, los aportes basales, a la administración mixta entre la Asamblea y el Estado. Hemos tratado de hablar con el Ministro Eyzaguirre, pero no nos ha recibido, hemos ido a la Comisión de Educación del Parlamento, de la Cámara de diputados. Sin embargo, nos hemos centrado en hacer observaciones al tema del Administrador Provisional (AP), que ya fue legislado, pensando en el salvataje de los alumnos y profesionales, comprendiendo que los trabajadores no somos beneficiados por el AP, porque sólo somos un elemento de análisis y en cierto caso se nos aplicaría la Ley de Quiebras, lo que nos deja en muy mal pie. A los estudiantes tampoco. Pero como está, este instrumento no salvará a ninguna Universidad.
Mientras tanto, la Asamblea Triestamental anuncia demandas y nuevas manifestaciones, en medio de los patios de la otrora “más pública de las privadas”.
Por Cristóbal Cornejo
El Ciudadano