Eyzaguirre no deja de sorprender. El ministro de la neurálgica cartera de Educación del Gobierno de Bachelet acaba de hacer hoy, en su presentación ante el Comité Central del Partido Socialista, un abierto llamado a “salir a la calle” a defender la reforma educacional por él conducida y con el aval de la presidenta.
Ante los miembros del partido del Presidente Allende el cuestionado ministro, debido a sus recurrentes volteretas de opinión, afirmó de que está «completamente convencido que no estamos dando un salto al vacío, sino que lo ideológico, extraño, raro es lo que tenemos acá, no lo que estamos proponiendo».
«Lo que estamos proponiendo son las mejores prácticas que todo el mundo desarrollado entendió hace mucho tiempo», opinó en relación a la reforma educacional y redundó: «Se necesita coraje, convicción, que todos salgamos a la calle a convencer a las familias, a unirnos a los profesores y estudiantes en esta gran lucha y no hacer caso a las maniobras que hace la oposición para intentar dividirnos».
CONTRA LA SEGREGACION
El ministro de Educación llamó a defender la reforma tras hacer una comparación entre el sistema educacional chileno con el de otros países, donde «las escuelas públicas son completamente integradas y hay capacidades pedagógicas para hacerse cargo de esa inclusión».
«Es lo mismo que nos ocurre con los niños con necesidades educativas especiales. En este concepto segregado se crean las escuelas de lenguaje, y se les da un subsidio enorme para segregar a esos niños, para separarlos…Eso hay que repensarlo, porque en la educación moderna los niños con necesidades educativas especiales tienen que estar en la misma sala que los otros niños. Obviamente apoyados por las profesoras de educación diferencias, para que esos niños tengan los apoyos correspondientes», dijo.
“Esto es más caro, pero hay que asumirlo. Porque es así que aprendan los unos de los otros hay que cambiar este paradigma de la exclusión».
Muchos piensan que abría que recoger el guante. Por supuesto que tales declaraciones abrirán un debate entre quienes desconfían del Gobierno y del ministro, con los que lo apoyan, además de quienes creen que la movilización social es el mejor camino para agruparse detrás de las demandas (para profundizarlas) del movimiento por una educación gratuita, sin lucro, desmunicipalizada, de calidad, laica, democrática y con participación de los padres y de los estudiantes y profesores.
Es la una manera práctica de hacer un bloque por los cambios en la calle contra la oposición derechista neoliberal y de los grupos de interés y de los empresarios que defienden el lucro en la educación.
La movilización social en la calle es la manera de ejercer algún control para que no se repitan los consensos cocinados de los neoliberales de la Concertación con la derecha conservadora.
Por Leopoldo Lavin
El Clarín /El Ciudadano