Fidel Castro y los mundos posibles


Autor: Director

Qué difícil resulta ser ponderado y “objetivo” (palabra muy jabonosa en estos casos) cuando se habla de sucesos y personajes que han tenido un rol protagónico en pasajes notables de la historia de la humanidad.
Fidel Castro se enferma gravemente y delega el poder en su hermano Raúl. Esto desata la expectación mundial, el interés mundial, el cotorreo mundial.


fidel castro

¿Cuál es la real estatura moral de Fidel? ¿Qué pasará en Cuba cuando muera? ¿Invadirán los gringos? ¿Qué ocurre hoy en Cuba? ¿La Revolución cubana es una ruina a punto de derrumbarse, o un modelo digno de imitar? ¿Quién no respeta los derechos humanos? ¿Cuba? ¿Estados Unidos? ¿Ambos?
Desde nuestra modesta perspectiva “surchilena”, creemos que hay que conceder un inmenso mérito a Fidel y los primeros guerrilleros del “Granma” (imposible no mencionar entre ellos a Ernesto “Che” Guevara) que llegaron, en precarias condiciones y apoyados sólo por su valor, a combatir la dictadura de Fulgencio Batista y la dominación de EE.UU. sobre Cuba. Esa Revolución obligó a comenzar a leer la historia de América de otra manera. Obligó, sin duda, al país que ha considerado a nuestro continente como su “patio trasero” (ellos lo dijeron) a repensar sus políticas, a buscar otros caminos para mantener su influencia, a tomar en cuenta “a los pobres de América”.
La Revolución cubana desde entonces y hasta hoy ha debido sortear la agresión, el bloqueo y el desprestigio de sus enemigos; ha debido sobrevivir al derrumbe de sus aliados de Europa Oriental y ha debido mantener viva la esperanza de su pueblo -y de muchos otros- respecto a que otra forma de organizar el mundo es no sólo posible, sino indispensable.
Y no estamos respondiendo la pregunta de más arriba proponiendo a Cuba como un modelo a imitar. No desconocemos los aspectos más impresentables de lo que sucede en el hermano país: férreo control social, severo castigo a las expresiones de disidencia, poder altamente centralizado, condiciones de vida extremadamente humildes para la mayoría, por mencionar algunos.
Pero junto a ello, si todos los anteriores elementos nos permiten dibujar la clásica silueta de una dictadura, hay que reconocer que ésta tiene un curioso objetivo, porque su empeño más claro está centrado en proporcionar bienestar al conjunto de sus habitantes: salud y educación de alta calidad y gratuita para toda su población, fomento de la cultura y del deporte, un trato privilegiado a niños, ancianos y madres, etc. (haga comparaciones, no más). Muy distinto de los objetivos de las dictaduras que diezmaron nuestro continente hace algunos decenios, favoreciendo los intereses de los empresarios y, sobretodo, de EE.UU., país que las propició y respaldó.
Fidel, más temprano o más tarde, va a pasar. Y cierta manera de leer el mundo desde una concepción tan ortodoxa, tan en blanco y negro (o tan en “rojo y negro”, aunque ambos sean bellos colores) debería pasar también.
Lo que no debe llegar a su fin -y estamos convencidos y alineados en esa dirección- es que los más humildes y despreciados del sistema neoliberal que asfixia hoy a casi todo el planeta, sigan buscando y conquistando espacios en dirección a un mundo en donde no existan Grandes Alguaciles que impongan su política y sus intereses como una gran y única Verdad. En donde exista para todos -como en Cuba hoy- salud, educación, acceso al arte y la cultura, amor y protección a todos los prójimos y un sentido de dignidad humana a toda prueba.

nelson rodríguez s.


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