Según diplomáticos familiarizados con la situación, los funcionarios rusos y estadounidenses han comenzado el proceso de escribir una nueva constitución para Siria, argumentando que quieren el regularizar la nueva situación política del país antes de agosto.
El plan siempre ha sido, para terminar con la guerra civil siria, instaurar una nueva constitución que conduzca a elecciones, pero la ausencia de cualquier implicación de Siria en la creación de la nueva ley fundamental es patente. Lo que subraya cómo gran parte del esfuerzo de la comunidad internacional sigue siendo la imposición de una «solución» en Siria.
No es que esta situación necesariamente haga que el proceso sea más fácil, ya que los Estados Unidos siguen tomando la posición de que la constitución tiene que restringir a ciertos funcionarios sirios, entre ellos el presidente Assad; quien tiene la intención de participar en las elecciones de nuevo.
Rusia, por el contrario, ha insistido en que las elecciones libres en Siria deben estar abierta a todos y que el futuro gobierno de Siria debe estar compuesto por sirios. Este aparente apoyo a Siria se ve mermado porque, de todas maneras, no lo estarían incluyendo en la redacción de su propia constitución.
Asimismo, los EE.UU. también están presionando con la intención de establecer un estado fuertemente centralizado dominado por un puñado de líderes. Por otro lado, Rusia se ha mostrado a favor de una Siria federal, con una autonomía considerable de varias regiones, en particular la del Kurdistán sirio.