Crecen en Brasil las especulaciones sobre el fin anticipado de la presidencia del golpista Michel Temer, una gestión que debería concluir el 31 de diciembre de 2018. En los mentideros políticos se habla de dos nombres para sustituirlo, mediante “elecciones indirectas”: del expresidente Fernando Henrique Cardoso (considerado el autor intelectual del golpe) y Nelson Jobim, ex titular del Supremo Tribunal Federal. En las calles, mientras tanto, se agiganta el clamor por elecciones directas.
“El gobierno corre serio riesgo de caer”, admitió Folha de San Pablo, quien se plegó al pedido de una pronta reforma de gabinete para recuperar la gobernabilidad perdida y dentro de ese esquema se inscribió una reunión de Temer con el excandidato presidencial Aecio Neves, titular del derechista Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB).
Cardoso, también del PSDB, negó de forma ambigua su intención de ser el presidente elegido por un colegio de parlamentarios en caso de que su aliado Temer, del PMDB, no resista las denuncias de corrupción. “No soy candidato, esas especulaciones afectan al país” afirmó. “No voy a colaborar en afectar la confianza” dijo, mientras se refería también y simultáneamente a la vulnerabilidad de Temer y comparó a la actual gestión con una “pinguela (puente rústico), precario, hecho con troncos, sin barandas laterales”.
Cardoso posiblemente apuesta a ser el beneficiario de un eventual “golpe dentro del golpe”, un escenario que la derecha ha diseñado ante el fracaso de la actual administración, según dijo la semana pasada el expresidente Lula da Silva.
LULA: DURO DE MATAR
Hoy, Lula más que sextuplica en popularidad a Temer, con un 26 por ciento de intenciones de voto, aprobación que le daría la victoria en la primera vuelta de las elecciones directas reclamadas por el 63 por ciento de los brasileños, informó la consultora Datafolha.
Objeto de ataques periodísticos y judiciales cotidianos, a través de noticias contaminadas y procesos basados en convicciones más que en pruebas que tratan de imponer imaginarios colectivos, el ex mandatario tiene el 26 % de aprobación, contra el 17 % de Marina Silva, precandidata de la Red de Sustentabilidad, el 8 % de Geraldo Alkmin, del PSDB y el 4 por ciento de Temer, del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).
Esos números muestran que Lula creció el 3 % desde julio y el 9 % desde diciembre, mientras Marina, ex ministra de medio ambiente que dejó el PT en 2007, perdió 6 puntos en los últimos 12 meses. La diferencia sería aún mucho mayor si la encuesta se realizara esta semana, luego de que se publicó que Temer recibió unos 2,9 millones de dólares ilegales de la constructora Odebrecht.
Desde la justicia se anuncia que habrá más imputaciones contra miembros del núcleo duro del gobierno y sus aliados en el Parlamento, artífices de la destitución del gobierno golpistas. Entre ellos, Eliseu Padilha, actual jefe de gabinete, del Partido Movimiento Democrático (PMDB), igual que Temer, quien ya vio rodar la cabeza de seis ministros, envueltos en casos de corrupción.
Ricardo Gebrim, miembro de la dirección nacional de Consulta Popular, recordaba quer Florestan Fernandes, uno de los más importantes sociólogos marxistas del siglo XX, ya alertaba sobre la capacidad anticipadora de la clase dominante, basada en su capacidad conspirativa, como ya lo demostrara en la proclamación de la independencia, en la abolición de la esclavitud combinada con la Ley de Tierras, en la constitución de la República y en el golpe de 1964, que llegó antes de las anunciadas reformas de base.
La semana pasada y en medio de una huelga bancaria, los principales banqueros organizaron una cena con el ex ministro Nelson Jobim, actualmente consejero del banco de inversiones BTG Pactual, dando pie al argumento de que crecen las articulaciones entre bastidores para apartar a Temer a partir del día 2 de enero y, a través, de elecciones indirectas, colocar a Nelson Jobim o Fernando Henrique Cardoso, como nuevo gerente del golpe.
Todo sería más fácil si Temer renunciara, porque un juicio político llevaría mucho tiempo, al igual que una acción del Supremo Tribunal Federal. Toda esta articulación se realiza tratando de no amenazar la votación parlamentaria de la Reforma del Sistema de Seguridad Social, las ofensivas contra los derechos laborales, el vaciamiento del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) y de Petrobras.
Gebrim afirma que, al igual que en 1964, el golpe comienza a devorar a sus hijos, aunque ahora el aparato principal del Estado no son los militares sino el “Partido de la Lava Jato” (operación que investiga casos de corrupción en la petrolera pública Petrobas), formado por policías federales, miembros del Ministerio Público y jueces, que pueden garantizar el “estado de excepción” necesario para aplicar el conjunto de medidas impopulares en curso. Pero para cumplir el guión, primero precisan inhabilitar a Lula para que no pueda participar en las elecciones presidenciales.
TRATANDO DE DESESTABILIZAR OTROS GOBIERNOS
Según las autoridades estadounidenses, la constructora Odebrecht distribuyó 559 millones de dólares en sobornos a funcionarios públicos y políticos de Brasil y más de 439 millones en 11 países. De ese total, $349 millones corresponderían a la constructora y $250 millones a Braskem, su brazo petroquímico. Los analistas temen que esta “información”, desconocida en Brasil, sea usada para desestabilizar a otros gobiernos de la región.
De acuerdo al documento, los pagos irregulares involucran a más de 100 proyectos en 12 países, entre los que se incluyen Angola, Argentina, Brasil, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, México, Mozambique, Panamá, Perú y Venezuela. A cambio de los sobornos, afirman los estadounidenses, Odebrecht obtuvo al menos 361 millones de dólares en contratos entre 2001 y 2014.
Lo que extraña es que los nombres de los países y los montos eran desconocidos en Brasil hasta la publicación del documento “Informaciones Odebrecht “, firmado por dos investigadores del gobierno estadounidense, Robert Capers, procurador de Justicia y Andre Weissmann, jefe del Departamento de Fraude de la División Criminal del departamento de Justicia.
Curioso: Alejandro Sigilio, fiscal de la Procuraduría General de la República, que conduce las delaciones de los funcionarios de Odebrecht, nunca había divulgado detalles sobre este caso.
DESASTRE ECONÓMICO Y SOCIAL
La economía de Brasil crecerá sólo 0,58 por ciento en 2017, según un sondeo entre economistas divulgado por el Banco Central. La institución por novena vez consecutiva empeoró sus expectativas. Hace un mes se prevía una expansión del uno por ciento proyectado hace un mes. Los expertos sostuvieron además que este año la economía principal de Sudamérica enfrentará una caída de 3,48 por ciento en el producto.
El año que se cierra fue marcado por alteraciones intensas en el país. Las más visible fue la sustitución de Dilma Rousseff (PT) por Michel Temer (PMDB) en el comando del Ejecutivo federal, tras un golpe mediático-parlamentario-judicial-policial impulsado por los poderes fácticos. La llegada de Temer a la presidencia, sin el aval electoral, después de un corto período, reveló una gran agenda contraria al deseo popular manifestado en las elecciones del 2014.
Asimismo, la Enmienda Constitucional (PEC) 55, recientemente aprobada, resume las intenciones del nuevo gobierno: un corte drástico en las inversiones públicas, reduciendo el papel del Estado brasileño por dos décadas, amenazando garantías y derechos conquistados. Obviamente, penalizando a los más pobres y comprometiendo el futuro del país y su desarrollo.
Paralelamente, una serie de otras medidas confirmaron esa reorientación en la política brasileña, sea de carácter económico o social. Derechos de seguridad social, estímulo al desarrollo nacional, demarcación de tierras indígenas son algunas de las áreas afectadas.
Pero, además de los proyectos ya aprobados o en curso de consolidarse, el gobierno viene preparando otras iniciativas, demostrando que irá a mantener el mismo ritmo en el 2017. Claro, si es que sobrevive.
Juraima Almeida*
*Investigadora brasileña, asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
A FONDO SOBRE EL AÑO QUE PASÓ EN BRASIL: