El interés de Estados Unidos (EEUU) por apoderarse de los recursos y del control político en Venezuela está más latente que nunca; y Juan Guaidó, un extremista de la ultraderecha y miembro de Voluntad Popular (VP), es su ficha para llegar a ese fin.
El 20 de febrero de 2013, la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland, manifestó el interés de su Gobierno en que se dé «una transición» en Venezuela. Ocho días después (28 de febrero), la jefa del Departamento de Estado para Latinoamérica, Roberta Jacobson, reiteró que, en el caso de Venezuela, “Estados Unidos tiene un papel que representar (…) esperamos poder ayudar en formas más concretas».
El 5 de marzo, horas antes de la partida física del máximo dirigente bolivariano, Hugo Chávez, Venezuela expulsó al agregado aéreo de Estados Unidos, David Del Mónaco, tras descubrir que adelantaba planes conspirativos.
El 30 de septiembre de 2013 fueron expulsados la encargada de negocios de Estados Unidos en Venezuela, Kelly Keiderling, y otros dos funcionarios de su embajada, al develarse su participación en reuniones en las que se organizaban planes de sabotaje eléctrico y económico contra Venezuela, cita un seriado especial de la Agencia Venezolana de Noticias (AVN) publicado en 2013 y titulado «Manual USA para derrocar gobiernos».
Y es que el accionar de los voceros de la Casa Blanca contra Venezuela siempre ha estado acompañado por la estrategia diseñada en el Albert Einstein Institute (AEI) un centro que dirige Gene Sharp, el creador del libro «De la dictadura a la democracia», un manual que detalla como derrocar gobiernos a través de golpes de Estados «suaves» a través de tácticas «no violentas».
El AEI como ápice de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) es una institución que, por sí mismas, no pueden tumbar gobiernos o imponer sistemas políticos, sin embargo es claro que su trabajo los convierte en algo más que cómplices necesarios.
Gene Sharp y el AEI se han convertido en la plataforma perfecta para respaldar las políticas injerencistas de la Casa Blanca con una estrategia adaptada a los nuevos tiempos: la de los “golpes blandos”, que aparentan surgir “espontáneamente” allí donde un Gobierno, por la razón que sea, no resulta cómodo para los intereses de Washington.
Así, “la no-violencia” crea la escenografía para llevar a cabo la sustitución ilegítima de un sistema político. Abundan los ejemplos. Entre lo más recientes, Siria, un país vital para el control hegemónico de EEUU en Oriente Medio, y donde desde hace varios años se aplican con rigor las teorías de Sharp.
Venezuela, con 20 años de Revolución Bolivariana, sigue bajo la amenaza latente de las tácticas “no-violentas”: verdaderas armas de guerra, como las califica el propio Sharp, entre las que figuran el boicot económico, el desabastecimiento, el caos generalizado y el complot mediático.
Y en ese sentido, la AEI es la plataforma perfecta para formar y adoctrinar -preferiblemente- a jóvenes estudiantes que se pueden convertir en influencia masiva para desatar acciones de masas que generen la desestabilización de un gobierno y su derrocamiento.
Guaidó, la nueva ficha de EEUU
Una de esas fichas es Juan Guaidó, quien en 2005 fue captado como «líder estudiantil» venezolano para viajar a Belgrado, Serbia, y comenzar a entrenarse para una insurrección. Otros de los «líderes estudiantiles» identificados como «manos blancas» de esa época eran: Yon Goicochea, Freddy Guevara, Julio César Rivas, entre otros.
Los estudiantes fueron captados por una empresa aliada del AEI estadounidense y que dirige Srdja Popovic, un otrora estudiante serbio entrenado por Robert Helvey y Gene Sharp, quien ha convertido su rebeldía en lucrativo comercio.
Se trata de Otpor, la organización-fachada de la campaña contra Serbia, que es hoy el Centro para la Acción No Violenta y Estrategias Aplicadas (Canvas, por sus siglas en inglés). Esta empresa tiene centros de adiestramiento diseminados por Europa e instructores prestos a acudir a otras partes del mundo, en sus «aulas» se forman continuamente jóvenes derechistas en las artes, tácticas, códigos y métodos de la ya conocida «no violencia».
En Canvas fue entrenado Guaidó y sus compañeros y fueron parte de una primera comitiva de «estudiantes» venezolanos que desde entonces son formados para lograr el cometido de Washington, acabar con la Venezuela Bolivariana.
Este grupo se financia en gran parte a través de National Endowment for Democracy (NED), una creación de la CIA que funciona como el brazo principal del gobierno de Estados Unidos para promover el cambio de régimen.
En 2007, Guaidó se graduó en la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas. Se mudó a Washington para inscribirse en el Programa de Gobernabilidad y Gestión Política en la Universidad George Washington, bajo la tutela del economista venezolano Luis Enrique Berrizbeitia, uno de los principales economistas neoliberales de América Latina.
Berrizbeitia es ex director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) y pasó más de una década trabajando en el sector energético venezolano durante el antiguo régimen neoliberal que reinó en Venezuela y que regalaba el petróleo venezolano a EEUU.
Guaidó es uno más certificado por Canvas
Las investigaciones reflejan que la presencia del AEI en Venezuela se remonta más allá del golpe de Estado de abril de 2002. Entre ese año y 2006, efectivos del AEI actuaron en el país, especialmente en la formación de representantes de organizaciones como Súmate -una empresa de María Corina Machado- así como durante las manifestaciones de agosto de 2004 y en la organización de la «Operación Guarimba».
Un informe publicado por Strategic Forecasting -Stratfor, empresa estadounidense dedicada al espionaje y señalada como una versión, incluso una fachada privada, de la CIA- demuestra que los llamados “líderes estudiantiles” venezolanos viajaron a Belgrado en 2005 para reunirse con representantes de Otpor, actual Canvas, organismo aliado del AEI en Europa.
En un trabajo titulado: “El golpe dirigido por Washington”, y publicado el 10 de febrero de 2009, Eva Golinger explica cómo el AEI, Sharp y la red de fundaciones constituida por la NED, USAID y otras, “utilizan a estudiantes y jóvenes para derrocar gobiernos”.
“Con la salida de Yon Goicoechea del movimiento estudiantil, estos grupos vieron la necesidad de entrenar nuevas caras, y fueron enviados cuatro estudiantes venezolanos a Belgrado (Serbia) para recibir un entrenamiento intensivo con los expertos de Otpor (Canvas). Ronel Gaglio (Universidad Monte Ávila), Geraldine Álvarez (UCAB), Rodrigo Diamanti (UCAB) y Eliza Totaro (UCAB) fueron seleccionados para ir en octubre de 2007, a pocos meses del referéndum nacional sobre la reforma constitucional”, escribió Golinger.
En el documental Nuevas caras: el mismo objetivo, dirigido por David Segarra y transmitido por Telesur en 2007, Ronel Gaglio relata que fueron a Serbia para pedir consejos a los miembros de Otpor. «Estuvimos allá porque queríamos tener el contacto con ellos y hablar con una persona que ya pasó por lo de nosotros, y decirle: ‘mira, yo tengo esta situación, no sé qué hacer, ayúdame”.
También cuenta que durante su estadía en Europa recibieron apoyo del Partido Popular, de José María Aznar, en España; de la juventud del partido de Silvio Berlusconi, en Italia; de representantes de la derecha en el Parlamento Europeo, y del cardenal Renato Martino, en El Vaticano.
Fundada en 2003 y dirigida personalmente por Popovic, Canvas ha recibido y entrenado en las teorías conspirativas de Gene Sharp a discípulos de 46 países. A manera de publicidad, se jacta de haber apoyado directamente a «varios movimientos de resistencia en todo el mundo», en países como Georgia, Kirguistán, Ucrania, Líbano, Irán y, recientemente, Túnez y Egipto.
Generaciones «no violentas»
Los tentáculos del Albert Einstein Institution (AEI) tienen presencia efectiva no sólo en Europa, Medio Oriente y África. Bajo la dirección de Gene Sharp y sus aliados (Robert “Bob” Helvey, Srdja Popovic, Ausama Monajed, Jamila Raqib), esta subsidiaria de la CIA se extiende por América Latina desde hace más de una década, y en particular sobre la costa del Caribe, donde están Venezuela y su Revolución Bolivariana.
El miércoles 27 de febrero de 2013, Vanessa Eisig, integrante del movimiento Juventud Activa Venezuela Unida (JAVU), creado en 2007 bajo el modelo de Otpor (Canvas), declaró a la Agencia Venezolana de Noticias (AVN) sobre la participación directa del AEI, Sharp y Canvas en las estrategias que ese grupo adelanta para boicotear la marcha del país y corroer la legitimidad del Gobierno Bolivariano.
«Nuestro movimiento proviene de Otpor, que nació en Serbia, donde uno de los fundadores fue Gene Sharp. A Julio César Rivas, presidente fundador de JAVU, le llamó la atención ese movimiento, la resistencia no violenta, y así nos creamos», explicó Eisig, quien detalló que las asesorías son dirigidas a través de correos electrónicos, porque a los venezolanos les resulta “complicado el idioma y vivir en Serbia”.
En mayo de 2011, el partido noruego Høyre, de corte radicalmente neoliberal, le entregó a Rivas un cheque por 50.000 euros por su “valiosa contribución a la defensa de los derechos humanos y la democracia”.
Entrevistada por AVN en el transcurso de una acción “no violenta” (el cierre forzoso de la principal avenida del este capitalino) realizada por JAVU en el municipio Chacao de Caracas, Eisig no tuvo empacho en hablar de los “planes estratégicos” para desconocer al Gobierno venezolano, o sobre el interés por Venezuela que manifiestan el AEI (Sharp) desde Boston y Canvas (Popovic) en Serbia.
“Sharp siempre se ha mantenido sumamente interesado en las actividades que realizamos (…) Últimamente se ha puesto en contacto con nosotros la fundación Canvas, que vendría siendo el centro de la resistencia no violenta a nivel internacional; son ellos los que estuvieron en la resistencia árabe, por ejemplo. Lo que nos identifica es la imagen del puño. Aquí es blanco porque es el clásico, pero en otros países le ponen los colores de su bandera. Ese puño es signo de resistencia y de burla al socialismo», declaró la entonces futura comunicadora social de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), cuya misma ocupación se atiene al manual de Sharp, donde se insta a reclutar “jóvenes, preferiblemente estudiantes”.
Eisig explicó cómo esos “movimientos estudiantiles” implementaron y articularon las estrategias diseñadas por Sharp y Canvas para, por ejemplo, activar en Venezuela acciones desestabilizadoras durante los primeros meses de 2013.
«Todo el carnaval lo pasamos planeando qué íbamos a hacer. Los miembros de JAVU, del Movimiento 13 de Marzo (de la Universidad de Los Andes en Mérida), Liberación 23, Operación Libertad y Ana Karina García, de la UCAB, nos conocemos de diferentes luchas. Nos pusimos de acuerdo, nos reunimos en Caracas y planificamos», contó Eisig, quien incluso agradeció el apoyo del alcalde metropolitano Antonio Ledezma, así como de Diego Arria, quien fuera precandidato presidencial en las primarias de la Mesa de la Unidad (MUD), y de los medios de comunicación privados. “Los medios nos han ayudado en días y años anteriores».
El 16 de febrero de 2013, una semana antes de las declaraciones de Eisig a AVN, 73 documentos filtrados por Wikileaks revelaban que Canvas actúa en Venezuela al menos desde 2006. En el entretiempo, según consta allí, no sólo ha “utilizado de forma preferente a estudiantes” como punta de lanza de la derecha en el intento de desestabilizar el país, sino que llegó a diseñar la campaña opositora para las elecciones parlamentarias de 2010.
Los cables difundidos por Wikileaks apenas revelan una parte de la injerencia más reciente contra Venezuela, la cual arreció desde antes del golpe de Estado de abril 2002.
La AEI comenzó a actuar en Venezuela hace más de 15 años
El 30 de abril de 2003, en un reportaje de la agencia de noticias Reuters, el periodista Pascal Fletcher revela que ya por esos años uno de los socios de Sharp operaba en Venezuela, donde la derecha había ejecutado el 11 de abril de 2002 un golpe de Estado, seis meses después intentó un golpe petrolero (diciembre 2002 – febrero 2003) y desarrollaba acciones de desestabilización como las llamadas “guarimbas”.
“Experto en democracia de EEUU enseña a la oposición venezolana”, se tituló el reportaje de Fletcher. El experto era Robert Helvey, el coronel “Bob”, especialista en acciones clandestinas del AEI, el mismo que captó y entrenó a Popovic en Serbia para atacar al gobierno de Slobodan Milosevic.
“Invitado por adversarios del presidente Hugo Chávez (…) está impartiendo cursos de tácticas no violentas esta semana en una universidad (privada) en el este de Caracas”, dice allí sobre Helvey, “un ex agregado militar en Myanmar (antes Birmania) y quien es ahora consultor en el instituto privado estadounidense Albert Einstein».
“El misterio rodea las clases. Un aviso en la puerta, aparentemente con la finalidad de alejar a los curiosos, dice ‘Seminario sobre mercadeo estratégico’. Pero la estrategia que Helvey comparte con un grupo de opositores a Chávez en un salón de conferencias a puertas cerradas en la universidad, no se refiere precisamente a hojas de balances, sino al negocio de cómo resistir, oponerse y salir de un Gobierno sin usar bombas y balas”.
El periodista, quien logró estar presente en aquel seminario, comenta que los organizadores habían prohibido la entrada de la prensa y que entre los participantes estaban “representantes de la amplia pero fragmentada oposición venezolana, que lucha por reagruparse después de haber fracasado en forzar la renuncia de Chávez con un paro de dos meses que levantaron a comienzos de febrero”.
La misión que tiene Guaidó es continuar ejecutando el Manual USA para derrocar gobiernos en Venezuela, que ahora se encuentra en su fase decisiva, la creación de un Estado paralelo, con poderes e instituciones paralelas, el primero es el Ejecutivo, al que pretende usurpar sin siquiera haber participado en una elección presidencial en la que sí participó en mayo de 2018 el único jefe de Estado venezolano, Nicolás Maduro, tras vencer con más de 60% de los votos a su favor.
“Si puedes identificar las fuentes del poder de un Gobierno, como la legitimidad, el apoyo popular, el apoyo institucional, entonces sabrás de qué depende la existencia de ese Gobierno. Y puesto que esas fuentes de poder dependen de la buena voluntad, la cooperación y la obediencia de la gente y las instituciones, tu trabajo es bastante sencillo: sólo tienes que reducir ese apoyo, esa legitimidad, esa obediencia, y el régimen quedará debilitado. Si eliminas esas fuentes de poder, el régimen caerá”, subraya en su manual golpista el tres veces nominado al Nobel de la Paz, Gene Sharp.
A esa cita de Sharp se acoge el gobierno de Donald Trump, sus aliados en Europa y en Latinoamérica, para intentar destruir la democracia venezolana al reconocer a Guaidó como «presidente encargado» y promover la creación de un Estado paralelo.
Los intentos sediciosos de Washington contra la República Bolivariana no han cedido desde que Hugo Chávez comenzó a liderar el proceso revolucionario en Venezuela y han sido constantes sus derrotas. Esta vez han puesto todo sobre el asador, sólo falta la guerra directa. ¿Hasta dónde llegarán?
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