La expectativa era alta, porque harto se habló de él en la prensa durante el fin de semana. A esto se suma su posicionamiento en la encuesta Cadem, que lo situó con 14% de las preferencias para la próxima elección presidencial, ocho puntos más que Ricardo Lagos. Bajo ese contexto se recibió al senador Alejandro Gullier en un conversatorio con estudiantes de la Universidad Santo Tomás, al que asistió El Ciudadano. Estas fueron sus definiciones.
DEL PERIODISMO A LA CÁMARA ALTA
El senador por Antofagasta entregó detalles sobre su llegada al Congreso, que comenzó a gestarse cuando supo que José Antonio Gómez (actual ministro de Defensa) no repostularía al Senado por dicha circunscripción. Según cuenta Guillier, lo llamó y le manifestó sus intenciones de presentarse al cargo. Juntó a un grupo de amigos y les propuso hacer “campaña como si fuera de medio de comunicación, tipo Teletón, recorramos y conversemos con la gente«.
En la discusión de un proyecto de ley para limitar la repostulación de diputados y senadores, comenzó a fraguar algunas enemistades políticas. Guillier se inclinó por acotar a una reelección a senadores y dos para diputados, opción que no fue bien recibida por otros parlamentarios, entre ellos Ignacio Walker. «Primera vez que me dicen lo que de verdad piensan de mí: un aparecido, que viene de la tele, que no tiene idea de política, que se cree superior a nosotros«, señaló. De todas formas, el proyecto se fue a segunda discusión y no se supo más.
DESCENTRALIZACIÓN Y LA ÉLITE
En su intervención, el periodista realizó una síntesis de la configuración centralizada del Estado chileno. A su juicio, ésta radica en la uniformidad de distintos rasgos del Chile central, uno de los cuales fue la presencia de una oligarquía terrateniente que se vinculó a comerciantes de origen europeo, formando una casta pequeña, pero poderosa, cuyo centro de operación se mantiene en Santiago.
Según Guillier, la capital concentra el poder institucional, pero a tal punto, que inmoviliza la acción estatal. A modo de ejemplo, comentó que cuando quiere atender un problema de su región, tiene que venir a Santiago para hablar con un ministro de gobierno, “y si tengo la desgracia que tienen que participar dos ministros, hasta ahí llego. Porque ninguno de los dos toma ninguna decisión, porque quieren lucirse ellos, pero no están muy disponibles a estar perdiendo el tiempo en cosas colegiadas con otros ministros, entonces el Estado se paraliza. El Estado chileno está al borde del colapso por parálisis, no se toman decisiones: poca gente, mucho poder«, afirmó.
En su análisis sobre la élite, Guillier dijo que en el mundo político hay dos “razones de mérito”: los vínculos familiares cruzados y la militancia política, de modo tal que el grueso de los representantes políticos constituiría un núcleo elitista a cargo del ejercicio del poder. «Entre ellos se casan. Yo les puedo asegurar que hay socialistas emparentados con los Piñera o con los Chadwick», acotó.
CIUDADANÍA, PRECANDIDATURA Y DE NUEVO LA ÉLITE
Guillier cree ser representante de la ciudadanía. Según se desprende de sus declaraciones, aspira a ser puente entre los partidos tradicionales y la sociedad civil. Al respecto dijo que «no es que yo sea contrario a los partidos (políticos), al revés. Ustedes necesitan partidos para gobernar, pero esos partidos tienen que dialogar con un mundo social que también quiere participar”.
¿Está en crisis el país? El ex panelista de Tolerancia Cero piensa lo contrario, y se la juega porque el “país está más politizado que nunca, pero la gente participa como ciudadano, no con las instituciones, porque éstas son de los siglos XIX y XX. Entonces, ve en esas instituciones pura traba».
En este sentido, piensa que el país experimenta un cambio de época, aunque resistido por las instituciones. «Entonces, si aparece un candidato, que representa a las instituciones, va a perder frente a uno que representa a la ciudadanía. La única chance que gane el primero es que vote el 35% de los chilenos. En la medida que se restringe el universo electoral, el conservadurismo –de derecha e izquierda– se va a poder defender más tiempo», explicó.
Se asume precandidato, aunque reconoce que “la probabilidad de ser candidato finalmente es poca», debido a que no es de la élite política. «Yo nunca había visto que a alguien lo maltraten de la manera que lo están haciendo conmigo y cuál es la razón: no pertenezco a esos círculos», apunta.
CUATRO CLAVES
Sobre bajada de Isabel Allende: “Se baja cuando estaba subiendo en las encuestas». «Inevitablemente, todos pensaron que algo pasó, que la presionaron y se bajó. Además, la reacción que tuvo en los días posteriores, demuestra eso, que ella lo sintió como una cosa agresiva. No va a contar toda la historia, algo se insinuó».
Encuestas: “Aquí todas las encuestas que se hacen son de sectores políticos o empresariales, que las usan para sacar o instalar nombres, por lo tanto, no hay que confiar en las encuestas».
Participación en un spot televisivo pro isapres: «Escuchen una radio en la mañana. Díganme un programa donde el conductor no mencione cinco anunciadores».
Sistema AFP: «Eso no es un sistema previsional. Es una cuenta individual obligatoria, administrada por terceros, que te comunica cada cierto tiempo que tuviste pérdidas».
LO QUE DIJO PARA EL CIUDADANO
Al término del conversatorio, El Ciudadano tuvo acceso a un breve diálogo con Alejandro Guillier. Esto fue lo que nos contó.
– En su columna dominical, Carlos Peña lo criticó –entre otras cosas– porque su carrera política no ha sido desarrollada en vínculo estrecho con los partidos políticos. ¿Cuán importante para gobernar es esa relación con los partidos, pensando en lo que fue el primer gabinete de este gobierno de Michelle Bachelet?
Los partidos políticos finalmente son los que gobiernan, pero yo creo que hay que abrirse a la ciudadanía y lo que estoy tratando de hacer es el aporte más del ciudadano, que del político profesional, porque no lo soy. Yo no he vivido de la política ni para la política.
Creo que precisamente lo que puedo aportar es una mayor convicción de que los partidos no pueden seguir haciendo política como lo han hecho hasta ahora y que tienen que abrirse más a la ciudadanía y me parece que esa es la política del futuro.
– ¿Tiene la Nueva Mayoría el crédito suficiente frente al mundo social para abrirse a la ciudadanía?
La realidad obliga. Cuando vienes saliendo de una derrota, no te queda más que cambiar o vas a seguir perdiendo.
– ¿Lo ve viable, considerando que hay nuevos referentes por fuera del duopolio y que pueden establecer ese diálogo de forma más efectiva?
Eso es saludable. En la democracia, ojalá haya competencia. Yo creo que precisamente terminamos con el sistema binominal, para terminar con los duopolios y dar más libertad a los partidos para que desarrollen nuevos puntos de vista y nuevas orientaciones.
– El pasado domingo salió la columna del rector Peña, una entrevista a Longueira en la que desestima su precandidatura y semanas atrás, declaraciones del ministro del Interior fueron en la misma línea. ¿Por qué cree que aparecen estas críticas?
Porque no soy del establishment. No soy de la clase política, no saben por dónde iría y se sienten amenazados, porque dicen que si entra un candidato ciudadano, va a tratar de traer más gente del mundo ciudadano y eso es correcto. No puedo estar con el mismo discurso. Probablemente algunos sienten que se les podría jubilar anticipadamente.