Inglaterra miente sobre su apoyo a la tortura, según documentos de la inteligencia británica

"Ya sabemos que fue cómplice del programa de torturas estadounidense – la única pregunta que queda es saber cuán lejos fue, quiénes sabían de ello y quiénes lo autorizaron", dice Cori Crider, director de la organización de derechos humanos Reprieve.

Inglaterra miente sobre su apoyo a la tortura, según documentos de la inteligencia británica

Autor: Matías Rojas

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El secretario de Relaciones Exteriores inglés, Jack Straw, señaló esta semana que “el gobierno británico nunca ha permitido ni ha sido cómplice de la tortura o maltrato de detenidos, donde sea que hayan estado recluidos”.

Las declaraciones del personero de gobierno entran en conflicto con documentos del servicio de inteligencia MI6, relativos a la desaparición forzada de oponentes de Muammar Gaddafi cuando el gobernante era aliado de Inglaterra, sostiene la organización de derechos humanos Reprieve.

Las comunicaciones reservadas, encontradas en Libia tras la caída de Gaddafi en 2012, muestran a un oficial superior del MI6 asumiendo su participación en operaciones realizadas en conjunto con la CIA, destinadas a secuestrar a un disidente y a una mujer de cinco meses de embarazo, que más tarde fueron torturados y enviados a prisiones del régimen libio en 2004.

Lo anterior ocurrió cuando Straw era Secretario del Ministerio de Exteriores, y actualmente sustenta una investigación de la Policía Metropolitana de Londres que ha compartido antecedentes con el Servicio de Persecución de la Corona de Inglaterra.

En la pila de archivos hay una carta de Sir Mark Allen, en aquel entonces director de contraterrorismo en el MI6, dirigida al jefe de espionaje libio Moussa Koussa, en relación a la detención de Abdul-hakim Belhadj y su esposa Fatima Boudchar, en la cual enfatiza que mientras “no pagó por la carga aérea… la información de inteligencia era británica”.

Sir Mark agrega que eso era “lo menos que podíamos a hacer por usted y por Libia, para demostrar la destacada relación que hemos construido a lo largo de los años. Estoy orgulloso”.

Los comentarios realizados por Straw esta semana también se contradicen con el fallo del Tribunal Supremo del Reino Unido en el caso de Binyam Mohamed, quien fue llevado por la CIA a una prisión secreta en Marruecos, donde fue víctima de intensas torturas.

El Tribunal Supremo determinó que “la relación del gobierno del Reino Unido con las autoridades de Estados Unidos en conexión con Binyad Mohamed, fue más allá de ser un espectador”, o fruto de una equivocación.

Finalmente, dos colegas del gabinete del Secretario Straw admitieron a la Cámara de los Comunes, en 2008 y 2009, que personal británico estuvo involucrado en el programa de torturas de la CIA, el cual consistió en llevar a personas a cárceles secretas por vía aérea, alrededor del mundo, para ser torturadas.

En 2008, el entonces Secretario de Exteriores David Miliband reconoció que los vuelos secretos de la CIA cargando prisioneros habían usado el territorio británico de Diego García en dos ocasiones durante 2002.

En 2009, el entonces Secretario de Defensa John Hutton admitió, además, que en 2004 funcionarios del Reino Unido capturaron a personas en Irak y las entregaron a Estados Unidos, que posteriormente los envió a una prisión secreta en Bagram, Afganistán, donde enfrentaron torturas.

“Las declaraciones de Straw son un intento de reescribir la historia”, dijo Cori Crider, director de Reprieve, que representa a las víctimas de las torturas en Libia. “Ya sabemos que Inglaterra fue cómplice del programa de torturas estadounidense – la única pregunta que queda es saber cuán lejos fue, quiénes sabían de ello y quiénes lo autorizaron. Como el ministro responsable del MI6 cuando encerraron a una embarazada y a cuatro niños en prisiones de Gaddafi, quizás el señor Straw podría empezar a darnos algunas respuestas”, puntualizó.

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