En las últimas semanas, la crisis en Venezuela ha provocado reacciones a nivel internacional. España ha sido uno de los países occidentales que más eco ha hecho del panorama venezolano. Los medios españoles han publicado cuestionando las políticas impulsadas por Maduro y pronunciándose a favor del referendo revocatorio. También, en los últimos meses han sido varias las ocasiones en que políticos españoles viajaron hasta el país latinoamericano.
Junto con eso, durante estas semanas de precampaña electoral para las próximas elecciones españolas del 26 de junio, Venezuela ha adquirido un papel protagonista utilizado como arma política.
Sobre el papel de España en la crisis venezolana, sus impactos, y el rol de los actores políticos españoles, El Ciudadano conversó con el periodista y analista político internacional, Alberto Pradilla.
¿Cuál ha sido el rol de los medios de comunicación españoles en esta crisis que atraviesa el país?
No se dedican a explicar lo que ocurre en Venezuela, no elaboran información. Lo que hacen es una especie de caricatura, una demonización; no explican lo que ocurre realmente en el país, sino en base a los intereses políticos y económicos españoles.
Por ejemplo, se habla de Venezuela como dictadura o como un lugar sin elecciones sin y se obvia que es el país que ha tenido un mayor número de procesos electorales desde que Hugo Chávez ganó las elecciones en 1998.
Se desinforma sobre cuál es el sistema político venezolano por ejemplo cuando se dice que la oposición ganó las elecciones parlamentarias -cosa que es cierto y que contradice que sea una dictadura- y, sin embargo, dicen que Maduro debería haber caído, cosa que en un sistema presidencialista como el venezolano no tendría por qué ser así. Es decir, el presidente de Estados Unidos ha estado a veces a punto del impago por el bloqueo que los republicanos hacían en las cámaras que ellos controlaban y nadie ha cuestionado el sistema de Estados Unidos por eso.
¿Y en la región latinoamericana, en general, tras los cambios en Argentina, Brasil y el que parece que también va a haber en Venezuela?
Es evidente que en España ha habido mucha preocupación por la década progresista que ha vivido América Latina. Los gobiernos del ALBA han sido perjudiciales para los intereses de las grandes empresas españolas porque han priorizado la defensa de los recursos nacionales y la redistribución en clave de justicia social y por eso se informa sobre los cambios en la región latinoamericana en términos ideológicos latinoamericana en relación a los intereses que tienen las empresas españolas.
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Se ha demonizado a los países del ALBA y por eso han celebrado la llegada de Macri, el golpe en Brasil y, en el caso de Venezuela, la han convertido en un gran fetiche. El ciudadano español podría pensar que Venezuela forma parte de una provincia electoral española. Parece que se olvidaron de que hace más de 200 años que el país se independizó y dejó de ser una colonia española.
En los últimos meses, el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero ha viajado en tres ocasiones a Venezuela. Una como observador electoral, otra para participar en la Comisión de la Verdad, Justicia y Reparación de las Víctimas, impulsada por el Gobierno de Maduro y, finalmente, esta semana para mediar entre el Ejecutivo y la oposición. También el presidente del partido derechista Ciudadanos, Albert Rivera, se desplazó hasta el país latinoamericano esta semana. ¿Es mediación, es ingerencia política? ¿Qué legitima a España a meter la cuchara en los asuntos venezolanos?
Son habituales las ingerencias de políticos españoles, no sólo en Venezuela, sino también en otros países. Hay que recordar que el ex presidente español Felipe González, que es muy amigo de Carlos Andrés Pérez -uno de los presidentes neoliberales del país que terminó con la llegada de Hugo Chávez-, ya intentó defender a Leopoldo López en su momento.
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La llegada de Albert Rivera a Venezuela hay que entenderla en términos electorales. Rivera, miembro de la derecha española, ha comenzado su campaña electoral y en vez de hacerlo en cualquier ciudad española, lo ha hecho en Venezuela.
Es cierto que los venezolanos están sufriendo una crisis política y económica muy grave, sin embargo los políticos españoles no están preocupados por los problemas de los venezolanos, sino por sus propios intereses electorales. Y además están dispuestos a avivar el fuego incluso en Venezuela para su propios intereses. De hecho, han obviado siempre llamadas de mediación como la realizada por Unasur o por otras instituciones latinoamericanas porque no les interesa dentro de su propia agenda.
En esta precampaña electoral española, Venezuela se está utilizando como arma política en contra de formaciones de izquierda como Podemos o la catalana Candidatura d’Unitat Popular (CUP). ¿Qué efecto puede producir esta instrumentalización?
Una vez que se ha demonizado la Revolución Bolivariana y se ocultan sus logros sociales, sus logros en alfabetización, en educación, sanidad, etc. y se le convierte en una caricatura de dictadura, lo que hacen es amenazar con partidos como Podemos, que plantean un cambio social y se apela al discurso del miedo planteando que España se va a convertir en una dictadura. Esto busca tapar los verdaderos problemas que sufre el Estado español: una crisis económica brutal, unos recortes sociales salvajes y una gran deslegitimación de la clase política por los muchísimos casos de corrupción que se destaparon.
Meritxell Freixas