El dictador Augusto Pinochet decía que de todos sus súbditos, Iván Moreira era «el más leal de todos». Tal vez por ello, el diputado evangélico fue el único que acompañó al tirano hasta sus últimos días y lo visitó en el hospital militar. Moreira ha sido un firme defensor de la dictadura, las fuerzas armadas y los atropellos a los derechos humanos. Tras años de ocultar que era evangélico para no ser discriminado en la UDI confesó en 2011 que cuando se retire de la política quiere ser pastor.
Moreira no ha sido el favorito de los gremialistas. En la última elección parlamentaria, en la cual él quería presentarse como candidato a Santiago Oriente, la directiva de su partido puso a Ena Von Baeren su lugar pues ella contaba con el apoyo de Jovino Novoa. Sin embargo, se decidió que abos se presentaran el sur y así Moreira partió con la cola entre las piernas a presentarse por la región de Los Lagos. Justamente esa fue la candidatura para que el futuro pastor pidió “un raspado de olla” al agente de Penta, Hugo Bravo e insistiera en reiteradas ocasiones la necesidad de conseguir un par de ceros para financiar su campaña.
Luego de destaparse la olla –siguiendo con la analogía del honorable- Moreira quiso dar la cara y este mediodía en la sede de la UDI que retiró sus logos para la ocasión como una quitada de piso para el senador, Moreira reconoció que la forma en que solicitó los dineros a Penta fue de una manera irregular, mandando al carajo toda la performance de póker face que había sostenido hasta ahora la UDI.
El senador declaró que “Efectivamente y como es de público conocimiento, el año 2013 solicité apoyo económico al señor Hugo Bravo. Lo anterior lo hice como pre candidato por Santiago Oriente primero y luego como candidato a senador por la región de Los Lagos y tuvo como única finalidad conseguir aportes que me ayudaran a solventar una difícil contienda electoral”. Sobre esa candidatura, Moreira recordó cuando “lo mandaron” a presentarse por la región del sur del país, situación que calificó como “me mandaron a morir pues era muy difícil que ganara”.
Moreira destacó que no proviene de “ninguna casta de poderosos y que no ha sido protegido de nadie”. Además agregó que “Debí conseguir recursos tal como lo permite la ley y tal como lo hacen todos los candidatos que no contamos con patrimonio personal”. Sin embargo, reconoció que “el mecanismo utilizado para tales efectos fue irregular, pues se realizó a través de boletas de honorarios a terceros”.
Pero más allá del lloriqueo y la lástima que quiera generar con la explicación de una falta que se agrava, no puede conmover a nadie. Aunque quiera parecer el despreciado por la UDI, el hijo huacho del gremialismo, el pobrecito que no tiene cómo pagar su campaña, más allá de haber mendigado de forma patética unos millones para poder presentarse como candidato a senador, tenemos el deber como ciudadanos de poner el acento en lo que Moreira y todos los legisladores ofrecen a cambio de esos financiamientos. Como en la mafia misma, favor se paga con favor y en el caso hipotético de que Moreira, Von Baer, Silva no hayan tenido otra opción más que acudir a Penta, hay que poner ojo en los favores que deben haber ofrecido por ello. De manera implícita, a esa mendicidad hay un compromiso de devolver la mano, y como ya sabemos, la forma que ellos tienen es desde el Congreso, legislando.