Desde que se destapó el caso Penta la ciudadanía , en su mayoría, ha exigido la renuncia de los políticos involucrados en el caso. Tras conocerse los correos electrónicos de los militantes de la UDI a los controladores del grupo Penta, el país ha sido testigo de cómo estos políticos financiaban -por medio de mecanismos irregulares e ilícitos que están siendo investigados- sus campañas electorales. Además, a través de esta información hemos podido constatar de que manera han obtenido los puestos que ocupan en el Congreso y cómo se pagan esos favores económicos.
Cuando se viralizaron las frases con que Iván Moreira pedía dinero a los dueños de Penta, mendigando un «raspado de olla» para los últimos metros de la carrera, la estrecha relación entre la política y los negocios quedó al descubierto. A pesar de destaparse estas patéticas prácticas y de provocar la burla nacional ante sus frases, el político sólo se disculpó por la forma en que lo hizo pero no en el fondo. De hecho, justificó su actuar por haber sido destinado por el partido a enfrentar una candidatura compleja en la región de Los Ríos.
Así pasó el tiempo y se han seguido sumando antecedentes al caso que tuvo a la UDI a punto de morir, y no en un sentido figurado. Pues, cuando los gremialistas intentaban -sin mayor éxito- reinventarse para salir del escándalo, el caso Caval volcó toda la atención al hijo de la Presidenta, Sebastián Dávalos, su esposa Natalia Compagnon y la empresa Caval que consiguió un crédito de 6.500 millones luego de una reunión con Andróniko Luksic. Tras ello, la historia es conocida. Dávalos renunció a su cargo de director en el Área Sociocultural de la Presidencia y tras semanas de silencio la Presidenta dio una declaración que la mayoría del país y la oposición calificó de insuficiente. Sin embargo, conla salida de Dávalos de la Moneda, la respuesta se reprodujo con rápidez en redes sociales y en las calles: ¿Cuando renunciarán los involucrados en el caso Penta?
En la UDI ha primado el silencio y la ley del empate. El Nueragate -como es conocido el caso Caval- les vino como anillo al dedo y con el destape de los antecedentes que vinculan a la Presidenta con las figuras de nepotismo, tráfico de influencias y privilegios la UDI ha hecho caso omiso a las criticas contra sus militantes y la exigencia de que dejen sus cargos o a menos se inhabiliten de ciertas votaciones. Por ello justamente hoy, los tuiteros y la prensa han reaccionado ante la declaración de Iván Moreira, quien dijo a la salida del consejo del partido gremialista que tiene “un compromiso y voy a seguir trabajando en el Congreso y en la región que salí electo” y aseguró que: “Mi objetivo primordial es por lo que yo fui elegido (…) Voy a trabajar en el Congreso arduamente”.
Las declaraciones del senador se dan en el marco de mayor descontento social y descrédito a las instituciones políticas. Pues a partir de estos dos escándalos (Penta-Caval) la ciudadanía ha perdido la confianza en la clase dirigente y ha entendido que el problema afecta a la clase dirigente de manera transversal.
A continuación te dejamos algunas reacciones a los dichos de Iván Moreira, que demuestran lo que la gente piensa de estos políticos que no sienten vergüenza ni pudor por sus vinculaciones a los ílicitos, de legislar en favor de los poderosos y de ocupar cargos ilegítimos.