“Me cambió la vida… de un día para otro” es la primera frase que suelta Jorge Sharp, abogado, 31 años y militante del Movimiento Autonomista, al inicio del encuentro con El Ciudadano, mientras saludaba a un porteño que entusiasmado le pedía consejo para realizar un trámite municipal . Han pasado 43 días desde que su candidatura dio el golpe a la cátedra y con un expresivo resultado (54,07% contra el 22% obtenido por Jorge Castro (UDI) y Leopoldo “DJ” Méndez (PPD)) se convirtió en alcalde de Valparaíso, rompiendo de esta forma el binominalismo en una de las comunas más importantes del país.
Sharp, cuya candidatura se levantó en la plataforma política-social Movimiento Valparaíso Ciudadano, sostiene que la labor que se viene por delante es “titánica” considerando las condiciones en las que se encuentra el municipio y las necesidades que demandan urgente solución por parte de los habitantes del Puerto. Junto con eso quedan las lecciones que deja todo el proceso de campaña, el que puede considerarse para la estrategia electoral de 2017.
Alcaldía Ciudadana, las prioridades de su gestión y la construcción de un verdadero Frente Amplio son parte de los temas de la conversación entre Jorge Sharp, alcalde de Valparaíso, y El Ciudadano.
¿Cuál es tu evaluación del proceso de la candidatura a tres semanas de las elecciones?
Lo que sucede en Valparaíso no es fruto del azar, no es fruto de una buena combinación electoral o de un candidato que hablaba de corrido. Hay una profunda desligitimación de la política tradicional en Valparaíso por los casos de corrupción, por la falta de transparencia de la municipalidad o en la intendencia regional, donde se robaban la plata en bolsas negras. Hay una clase política deslegitimada y un malestar de las porteñas y porteños por el estado en el que se encuentra la ciudad, lo que se vincula con los temas nacionales. Junto con lo anterior en Valparaíso se logró construir la alianza político social más grande por fuera de los partidos tradicionales en las últimas dos décadas, alianza que trasciende a la izquierda -que tiene un rol fundamental- pero que integra a sectores progresistas, socialdemócratas e incluso liberales, donde todos compartimos la definición táctica de construir una alternativa por fuera de los partidos tradicionales que imponga un programa de transformación democrática.
¿Ese es el pilar fundamental?
Tuvimos la capacidad de entendernos con diferentes mundos, que incluye al mundo de izquierda y el liberal. Además de eso logramos, como una forma de dirimir nuestras diferencias, llevar a cabo procedimientos democráticos de resolución que fueron las primarias ciudadanas. La lógica era amplitud y diversidad, dentro de ciertos márgenes y límites – independencia de los partidos tradicionales y de quienes les financian -, y dirimir las diferencias de forma democrática. Estos aspectos creo que hay que tomarlos en consideración con miras al 2017.
¿Cómo están definiendo las prioridades para tu gestión?
Una de las cosas que estamos haciendo, a diferencia de administraciones anteriores, es que nos encontramos en un proceso de definición de prioridades con participación ciudadana a través de distintos encuentros con organizaciones sociales, comunitarias, culturales, gremiales de Valparaíso con tal de llegar al 6 de diciembre con una carta de navegación para el primer año de gestión.
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¿Pero en esta comuna debe ser “algo” más complejo?
Es monstruoso, por lo que debemos priorizar. Valparaíso es una ciudad donde el progreso está concentrado en pocas manos y en pocos lugares si lo pensamos territorialmente, por lo que tenemos que hacer en un modelo de ciudad a largo plazo es que ese progreso se redistribuya de una manera mucho más justa. Esto trasciende en el objetivo de 4 años de gestión y se expresa en cosas muy concretas como, por ejemplo, en la forma que la comuna garantiza calidad de vida a los porteños sin distinción, lo cual se concreta en el tipo de servicios que la ciudad le entrega a sus habitantes. Tenemos un problema de salubridad pública en materia de basura y debemos desarrollar un nuevo modelo de gestión de residuos que imponga un enfoque medioambiental integral que permita contar con un servicio de excelencia y que garantice calidad de vida. Lo mismo en educación o salud.
¿Cómo ha sido este proceso de «transición»?
Tuvimos una reunión la semana pasada con Jorge Castro la semana pasada. Él ha manifestado su intención de ser candidato a diputado, por lo que ha señalado su voluntad de renunciar el 17 de noviembre, lo que esperamos no se transforme en un impedimento para desarrollar este proceso de transición de la mejor forma posible, se comprometió con nosotros a poner lo necesario a disposición para que este proceso sea lo más limpio y ordenado posible. Nosotros ya tenemos equipos que están trabajando en estos temas y antes del 21 de noviembre esperamos tener las claridades para iniciar la gestión este 6 de diciembre.
¿Está muy sucia la casa?
Eso es lo que tenemos que ver. Una de nuestras primeras medidas será la realización de una auditoría financiera y administrativa para conocer el estado en el que se encuentra la municipalidad de Valparaíso. La municipalidad cuenta con un déficit y queremos saber el monto exacto del mismo, las razones que lo produjeron y posteriormente informar los resultados a la ciudadanía.
¿Cuál es tu idea de participación?
Tiene que ver con nuestra idea de la alcaldía ciudadana, donde tenemos tres grandes instrumentos para abordar el problema que supone gobernar Valparaíso. Uno tiene que ver con la redefinición de prioridades; dos la participación, que tiene que ver cómo la ciudadanía se involucra en la toma de decisiones y, tercero, es el tema de la transparencia. Y a eso se debe sumar que la municipalidad se transforme en una verdadera casa de vidrio, con eficiencia, sin burocracia con altos índices de transparencia.
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¿Tienen en mente procesos de participación ciudadana?
Una de los cuestiones esenciales para nosotros es ampliar la alianza social que nos permitió ganar, y eso demanda involucrar a todas y todos en este modelo de ciudad que queremos desarrollar. La participación es súper importante, ya que permite hacer una gestión mucho más eficiente. El ordenamiento jurídico ofrece elementos interesantes que permiten realizar ese trabajo, que deja hacer plebiscitos o consultas en ciertas materias aunque creemos que la participación debe ir más allá. Reproducir la experiencia de los presupuestos participativos que se dieron en varios países de Latinoamérica, en especial en Brasil. Debemos explorar todas las formas de participación, para ampliar la alianza social y construir un sujeto de cambio en Valparaíso.
¿El proyecto del municipio de Valparaíso puede trasladarse política y electoralmente a 2017?
Hoy la prioridad del movimiento ciudadano es la de poder impulsar con el mejor de los éxitos posibles este modelo de alcaldía ciudadana que tenemos en Valparaíso y ahí vamos a concentrar nuestros esfuerzos y capacidades políticas o técnicas. Esta es una tarea titánica porque supone iniciar en Valparaíso un proceso de cambios, cuyos frutos no se verán todos en estos cuatro años de gestión, se verán en el largo plazo.
¿Cuál es el objetivo de para el final de la gestión?
Entender el municipio como una herramienta para producir cambios reales y concretos en la vida de la gente. Un segundo objetivo se refiere a la transparencia, si queremos llevar a cabo un proceso de cambio profundo en Valparaíso debemos tener un municipio a las alturas de las circunstancias; y tercero es impulsar la participación de la comunidad en los temas importantes. La redefinición de prioridades, la transparencia y la eficiencia, junto con la gestión participativa son tareas que impulsan este carro mayor que es convertir a Valparaíso en una ciudad más igualitaria y justa.
EL FARO DE VALPARAÍSO
¿Se puede proyectar esta experiencia a nivel nacional considerando los resultados?
Completamente, hay elementos sumamente interesantes. Aquí supimos poner por delante dos aspectos centrales: la voluntad de coalición y, en segundo lugar, la vocación permanente de entender que el acuerdo orgánico o por la mera cuestión electoral no es suficiente para constituir alternativa, sino que es necesario que en aquello que emerge y que se crea tenga el protagonismo central la sociedad.
¿Esos ejes les costó mucho asumir a las organizaciones políticas?
Yo creo que es un proceso de mucho tiempo y que madura al calor de las movilizaciones de los últimos diez años, al calor de las experiencias electorales anteriores, no hay un momento específico donde se produzca el cambio sino que hay un proceso de tiempo. Por eso cuando se habla de Frente Amplio, no es hablar de una sopa de letras sino que se constituya como una confluencia, como un bloque político social denso y ahí la capacidad de hacer protagonista a las fuerzas sociales es fundamental. El Movimiento Valparaíso Ciudadano, que es la plataforma que constituye la candidatura, no es sólo un entendimiento de fuerzas políticas sino que también es un trabajo de base social que se ha construido lentamente en Valparaíso, no es sólo un acuerdo de fuerzas ya que también tiene una densidad social que no ha sido analizada y revisada por los «expertos».
Voluntad de coalición y de entendimiento, que dicho entendimiento está anclado en las distintas fuerzas sociales del país.
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¿En ese caso compartes el análisis que sectores más de izquierda de la NM votaron por ti?
Claro que sí. Lo que sucede con la Nueva Mayoría es bien interesante en el sentido de que se anidó la voluntad de cambio, y hoy esa voluntad de cambio se encuentra solitaria, y por eso creemos que hay que crear un nuevo espacio político que, con independencia de los partidos tradicionales, se disponga al desarrollo de un programa de transformación democrática en Chile. Eso permitió que mucho pueblo de la NM viera en nosotros una opción, tal como fue el caso de Paula Quintana.
¿Este quiebre de este «pueblo» de la NM con su élite lo crees como un fenómeno porteño o se puede traducir a nivel nacional?
Lo que pasó con la Nueva Mayoría en estas municipales es resultado de un segundo divorcio de este conglomerado (o ex Concertación) con los grupos sociales, que se da en los últimos 10 años con quienes impulsaron el ciclo de reformas, donde hablamos del movimiento estudiantil, el movimiento de trabajadores, el no más afp, medioambiental; con todos quienes han luchado por transformaciones desde diferentes trincheras.
Viendo los resultados de las fuerzas emergentes en las municipales ¿Cómo se proyecta para el 2017?
Debemos entender el Frente Amplio como un espacio más allá de las lógicas electorales, si no hacemos eso estamos condenados al fracaso. Y eso pasa por varios elementos, donde el primero de ellos es señalar que el desafío de constituir una fuerza política y social que sea capaz de proponerle al país un modelo de sociedad distinta a la neoliberal. Como segunda idea, es que se debe generar una genuina voluntad de coalición. En la izquierda estamos muy acostumbrados a mirarnos el ombligo, y debemos ser capaces y dar un salto de madurez para poder entender que debemos articularnos con otros, ese es nuestro desafío. Y en tercer lugar, hay que desarrollar la capacidad de avanzar en conciencia y organización. Tenemos que organizar el malestar social para constituirnos en una fuerza social, sin fuerza social es imposible impulsar un programa de cambios. Lo que proponemos es una alianza política y social donde esté la izquierda, las fuerzas emergentes, donde esté el mundo socialdemócrata, el mundo progresista e incluso el mundo liberal pero comprometidos con el cambio democrático, comprometidos con la construcción de una alternativa por fuera de los partidos tradicionales con autonomía de quienes le han financiado por años.
¿Pero tu ves esa voluntad de coalición?
Yo creo que se viene gestando hace rato, desde el movimiento estudiantil, desde los espacios de luchas concretas, por ejemplo lo que pasa con la disidencia en el Colegio de Profesores o lo que está pasando en la ANEF y lo que hicimos en Valparaíso es aportar un grano de arena más. Ahora, en este Frente Amplio las fuerzas de izquierda tenemos un rol importante el que se traduce en dotar de una visión transformadora, de radicalidad democrática a ese programa de construcción y a la apuesta que se le va a presentar al país.
José Robredo H.
@joserobredo
El Ciudadano