Justin Trudeau: dejó de ser la «esperanza» de Canadá y se convirtió en perro faldero de Trump

Justin Trudeau cada vez es más parecido a Donald Trump

Justin Trudeau: dejó de ser la «esperanza» de Canadá y se convirtió en perro faldero de Trump

Autor: Leonardo Buitrago

Es el socio más pequeño y dependiente, y por tanto se encuentra en desventaja a la hora de negociar con el socio más grande, que tiene una mayor capacidad para ejercer influencia y presión


Cuando en octubre de 2015 Justin Trudeau ganó las elecciones generales en Canadá, tras derrotar al entonces primer ministro, el conservador Stephen Harper, las expectativas eran altas ya que anunció al mundo que “Canada is back (Canadá ha vuelto).

El líder liberal prometió una política exterior “constructiva y compasiva”, con un regreso al multilateralismo y basada en la justicia, el cuidado al medio ambiente, la apertura a la inmigración y a los refugiados y el respeto a los derechos humanos.

La figura de Trudeau se vendió en el escenario internacional como la antítesis de Donald Trump, quien desarrolla una agenda proteccionista, populista, unilateralista y altamente conflictiva con el resto del mundo.

Por eso resulta difícil comprender que a casi cuatro años de gestión, la política exterior de Trudeau parezca seguir el camino trazado por Washington.

La administración de Justin Trudeau ha cedido a las presiones del gobierno de Donald Trump. Foto: Web.

Para poder gobernar, Trudeau ha tenido que hacer concesiones ante el mandatario norteamericano, ya que con un Producto Interno (PIB) que es sólo el 9 % del de su vecino del sur, y una población menor que la del estado de California, Canadá está atrapada por la dependencia económica de Estados Unidos.

Los intentos de Trudeau de diversificar las relaciones comerciales con la Unión Europea (UE), Asia y América Latina no han sido suficientes para generar  una alternativa a Estados Unidos.

Históricamente Canadá ha dependido de su vecino en materia económica y política. Foto: Web.

Dependencia a Washington

La relación entre Canadá y EE. UU. es un vínculo asimétrico entre dos Estados y economías con un peso muy distinto, que ronda una proporción de 11 a 1.

Canadá es el socio más pequeño y dependiente, y se encuentra en desventaja a la hora de negociar con el socio más grande, que tiene una mayor capacidad para ejercer influencia y presión.

El propio padre de Justin Trudeau y ex primer ministro de Canadá (1968-1984), Pierre Trudeau, comparó la relación de su país y su vecino con la experiencia de dormir junto a un elefante, cuyo movimiento más leve podría resultar fatal para el compañero de cama más pequeño.

A pesar de esto, Washington recurre a Canadá para tener acceso a algunas mercancías vitales y para cooperar en cuestiones de gestión fronteriza y buscar apoyo político en asuntos que atañen a la región de América del Norte.

Justin Trudeau es hijo de Pierre Trudeau, quien fue primer ministro de Canadá durante 15 años. Foto: Web.

¿De tal palo, tal astilla?

El ADN de Canadá es resultado de la invasión y colonización de dos imperios, el francés y el británico, a lo que se suma la fuerte  influencia estadounidense.

A partir de 1940, y durante unos 30 años, canadienses y estadounidenses se convirtieron en aliados y socios de ideas afines.

Con la llegada de Pierre Trudeau, las relaciones parecieron cambiar. En sus idas y venidas como Premier, implementó un plan nacional de recursos energéticos, en contra posición de las multinacionales estadounidenses; mantuvo relaciones con Cuba, llegó a ser cercano al comandante Fidel Castro y hasta visitó la isla en 1976.

Pierre Trudeau reunido con el comandante Fidel Castro durante su visita a Cuba en 1976. Foto: Web.

Pierre Trudeau estrechó lazos con China, cuestionó la impopular guerra de Vietnam e, incluso, recibió  vietnamitas como inmigrantes.

Sin embargo, el mayor desafío frente a Washington se produjo en el ámbito económico en la década de 1970, cuando su homólogo Richard Nixon anunció una serie de medidas proteccionistas que incluyeron el recargo a todas las importaciones estadounidenses, que en aquel momento el 65 % provenían de Canadá.

El Gobierno de Pierre Trudeau decidió aplicar la llamada “tercera opción” una política que tuvo como finalidad diversificar los mercados canadienses y reforzar las estructuras económicas para  reducir su vulnerabilidad frente al vecino.

No obstante, esta estrategia fracasó al no lograr un mayor acercamiento a Europa como socio económico y continuar dependiendo de Estados Unidos.

Es evidente la continuidad de la política de Justin Trudeau con su antecesor, el conservador Stephen Harper . Foto: Web.

Continuidad con Harper

La llegada al poder de un joven y fresco Justin Trudeau en 2015 contrastaba con la de su antecesor, el conservador Stephen Harper, pero cuatro años después el panorama ha cambiado.

Durante los  10 años en que ejerció como primer ministro, Harper atacó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en repetidas ocasiones, sacó a Canadá de tratados internacionales como el Protocolo de Kioto y abandonó cualquier crítica al Estado de Israel por sus políticas de expansión de los asentamientos en Cisjordania.

Aunque al inicio de su gobierno Harper prometió promover el fortalecimiento de los vínculos con muchos países, se casó con una orientación ideológica conservadora por lo que aplicó políticas neoliberales y se centró en promover los intereses del sector privado canadiense y en firmar tratados de libre comercio.

Prioridad: Israel

Con Justin Trudeau como primer ministro se esperaba un gran cambio, tanto en política interior como exterior. Sin embargo, son notables los elementos de continuidad entre su administración y la de Harper, a lo que se suma la influencia del Gobierno estadounidense.

Un ejemplo de esta situación, es la política aplicada por Ottawa frente al conflicto entre Palestina e Israel.

En noviembre de 2018, Canadá se unió a Israel, Estados Unidos, Australia y las Islas Marshall para votar ‘no’ a una resolución de la Asamblea General de la ONU, titulada “Acuerdo pacífico sobre la cuestión de Palestina”, que pedía “esfuerzos intensificados de ambas partes para llegar a un acuerdo de paz final”.

Trudeau, a quien muchos llaman el ‘rostro humano del neoliberalismo’, creó una política “sobre aspectos clave del conflicto entre Israel y Palestina” que es s prácticamente una réplica de la de Harper, y que tiene como aspecto clave el “apoyo a Israel y a su seguridad”.

Por tal motivo, también votó en contra de la resolución de la ONU que reafirmaba la “ilegalidad de los asentamientos israelíes en los territorios palestinos ocupados desde 1967, incluida Jerusalén Oriental”.

Adicionalmente, Trudeau se jacta de “condenar todos los actos de terrorismo”,  por lo que incluyó en su lista de organizaciones terroristas a Hamas, a la Yihad Palestina Islámica, a Hezbolá, a las Brigadas de Mártires de al-Aqsa, y dejó por fuera a los movimientos israelíes.

“Según esta lógica, sólo los árabes parecen capaces de llevar a cabo actos terroristas”, planteó  el analista palestino Ramzy Baroud, en un artículo publicado por el portal Rebelión.

Trudeau antepone las multas millonarias a contribuir con la violación de derechos humanos de Arabia Saudí. Foto: Web.

Complicidad con Arabia Saudí

En medio de críticas, el Gobierno de Trudeau ha seguido exportando material bélico a Arabia Saudita, cuyas violaciones en materia de derechos humanos son evidentes.

Aunque anunció que estudiaba  la posibilidad de romper el contrato multimillonario de suministro de equipamiento militar a Riad, firmado en 2014, los millones de dólares en juego establecieron la supremacía de la economía sobre políticas de derechos humanos.

“Hubo un contrato firmado por el gobierno anterior que nos dificulta enormemente retirarnos de ese contrato sin que los canadienses paguen multas exorbitantes”, afirmó Trudeau al momento de justificar la entrega de armas a Arabia Saudí, uno de los principales socios comerciales y aliados políticos de Donald Trump.

El escándalo Huawei

Uno de los mayores escándalos en los que se ha visto envuelto el Gobierno de Trudeau se produjo el 1º de diciembre de 2018 cuando funcionarios canadienses detuvieron en Vancouver a Meng Wanzhou, directora financiera de la tecnológica china Huawei.

Aunque Trudeau aseguró que “no hubo intervención política”, el arresto  de la ejecutiva china, hija del fundador del gigante tecnológico, se produjo a petición de las autoridades de la Casa Blanca para su extradición a Estados Unidos, por el supuesto delito de violar las sanciones impuestas sobre Irán, al intentar vender material al país persa a través de la empresa SkyCom.

China argumentó que esta acción corresponde a una represalia en el marco de la guerra comercial y arancelaria perpetrada contra el gigante asiático y que tiene como uno de sus frentes evitar el desarrollo de la tecnología 5G de Huawei.

Por tal motivo, las relaciones entre Pekín y Otawa han enfrentado momentos críticos, incluyendo el arresto en territorio chino de Michael Kovrig y Michael Spavor, dos ciudadanos canadienses acusados de poner en riesgo la seguridad del país asiático.

Temor por el T-MEC

Canadá dio los primeros pasos para la ratificación legislativa del tratado de libre comercio de América del Norte con EE. UU. y México (T-MEC), firmado a finales de 2018.

A pesar de que la administración Trump se comprometió en mayo pasado a levantar los aranceles a las importaciones de acero y aluminio procedentes de Canadá y México, todavía persiste el temor sobre las consecuencias que puede tener para estas naciones el nuevo tratado, y si éste favorece en mayor medida a Estados Unidos.

De hecho, México y Canadá debieron ceder ante Trump  y aceptar el  endurecimiento de las medidas para impedir que el acero chino entre a territorio estadounidense procedente de ambas naciones.

Intervención en Venezuela

Canadá estuvo involucrado directamente en la creación del golpe de estado en Haití (2004) contra el presidente constitucional Jean-Bertrand Aristide. También apoyó abiertamente el golpe contra el gobierno de Manuel Zelaya en Honduras (2009), el bombardeo a Yugoslavia (1999) y la invasión militar en Libia (2011).

Actualmente, Justin Trudeau respalda las agresiones de Washington contra Venezuela y los planes de Trump de derrocar al presidente constitucional de la nación caribeña, Nicolás Maduro.

Ottawa reconoció al autoproclamado “presidente interino” Juan Guaidó y desde el llamado Grupo de Lima, conformado por gobiernos derechistas del continente, ha contribuido a perpetrar acciones injerencistas contra el pueblo venezolano.

En un acto de subordinación a la agresión de Trump  contra Venezuela y sus instituciones democráticas, Trudeau ha aplicado sanciones unilaterales a funcionarios venezolanos, incluido el propio Maduro, y decidió cerrar la embajada canadiense en Caracas.

En respuesta, la Cancillería venezolana informó que dejó de prestar los servicios en los consulados de Vancouver, Toronto y Montreal, por lo que las funciones diplomáticas se concentrarán en la embajada en Ottawa, hasta que Canadá recupere la soberanía sobre su política exterior.

Trump, un tema tabú

El grado de subordinación de Canadá a la figura del presidente estadounidense llega al extremo de violar la libertad de expresión.

El caricaturista canadiense Michael de Adder fue despedido por el grupo Brunswick News, propietario de los principales periódicos de la provincia de Nuevo Brunswick, después de publicar una caricatura que presenta a Trump, junto a dos migrantes ahogados en la frontera de EE. UU. y México.

El salvadoreño Óscar Alberto Martínez, de 25 años, y su hija Angie Valeria, de 23 meses, murieron ahogados días atrás cuando intentaban cruzar el Río Grande, y la fotografía de sus cadáveres junto a la orilla conmocionó a la opinión pública.

En su caricatura, Adder, quien durante 17 años tuvo un contrato con Brunswick News , presentó a Trump a punto de jugar al golf junto a los cuerpos de los dos migrantes ahogados, a los que les pregunta: «¿Les importa si sigo jugando?».

“En las últimas dos semanas hice tres caricaturas de Trump, dos se tornaron virales y la tercera una supernova, y un día después me despidieron. Y no es sólo que dieron por finalizado mi contrato, sino que tampoco usaron las caricaturas que ya tenían en sus manos (…) De la noche a la mañana fue como que nunca trabajé para el diario. Saquen sus propias conclusiones«, denunció de Adder en Twitter.

Aunque la compañía emitió una declaración en la que señaló que «es totalmente incorrecto sugerir» que había cancelado el contrato de de Adder debido a la mencionada caricatura, el titular de la Asociación Canadiense de Caricaturistas, Wes Tyrell, sostuvo que el despido se dio porque Trump es «tema tabú» para la compañía y su propietario, el multimillonario James Irving.

Justin Trudeau pierde terreno frente al conservador Andrew Scheer (izquierda) de cara a las elecciones de octubre. Foto: Web.

Lo cierto es que mientas Trudeau sigue los pasos de Trump, sus aspiraciones a ser reelecto en los comicios de octubre próximo se ven amenazasda por su baja popularidad.

Según la más reciente encuesta de la firma Leger, encargada  por The Canadian Press, Trudeau solo cuenta con un 27 % de los encuestados que afirmaron que votarían por el Partido Liberal.

Por su parte, el 40 % apoya al conservador Andrew Scheer, quien ya es comparado con Trump. En otras palabras, a Trudeau puede «salirle el tiro por la culata».

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