El viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Riabkov, advirtió este miércoles que Estados Unidos (EE.UU.) promueve una intervención militar en Venezuela para derrocar al gobierno de Nicolás Maduro.
El diplomático subrayó que un intento de apelar a la fuerza militar «tendría un desarrollo desastroso«.
«Advertimos contra este tipo de ‘tentaciones’ a las ‘cabezas calientes‘ en Washington», declaró Riabkov a la prensa, citado por RT.
Expresó su preocupación por el afán de Washington de consolidar un frente anti bolivariano conformado por algunos países de América Latina, en alusión al Grupo de Lima que integran Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía.
Sin embargo, indicó que “a pesar de la dura confrontación, incluso los gobiernos latinoamericanos con posturas más críticas hacia Caracas excluyen una intervención militar en los asuntos de Venezuela”.
Riaklov advirtió que “la región se asemeja a una gran pradera en tiempos de sequía. Una chispa pudiera generar un incontrolable incendio que dañaría los intereses nacionales de todos”.
Maduro denuncia golpe de Estado
Las declaraciones del funcionario ruso se producen en medio de un escenario de tensión política frente a las amenazas de una invasión de las tropas estadounidenses en la nación caribeña.
Este miércoles, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, ofreció una rueda de prensa a medios internacionales en la que denunció la puesta en marcha de un golpe de Estado desde Washington para derrocarlo.
Esta acción estaría respaldada por los gobiernos del Grupo de Lima, formado el 8 de agosto de 2017 en la capital peruana, con el fin de promover la salida del líder bolivariano de la presidencia de Venezuela.
«Está en marcha un golpe de Estado ordenado desde Washington con el cartel de Lima contra el gobierno constitucional que presido, el pueblo venezolano sabrá responder cualquier acción», aseguró ante los medios.
https://www.youtube.com/watch?v=WX4aNx9-Ap4
Con el apoyo de Washington y la excepción de México, el Grupo de Lima emitió el viernes pasado una declaración, en la que le pidió no tomar posesión el jueves y transferir el poder a la Asamblea Nacional en desacato, que está controlada por la oposición.
Al respecto, el mandatario venezolano señaló que esta declaración es “una orden de este grupo de gobiernos para ser cumplido por los títeres que tienen en Venezuela, que es la oposición”.
Advirtió que el Gobierno Bolivariano tomará medidas diplomáticas si en las próximas 48 horas los gobiernos de estos países no rectifican su posición de no reconocer su investidura, en la víspera de asumir su segundo mandato de seis años.
«Se entregó a todos los gobiernos del ‘cartel’ de Lima una nota de protesta donde les exigimos una rectificación de sus posiciones sobre Venezuela en 48 horas o el gobierno tomará las más urgentes y crudas medidas diplomáticas», sentenció.
Dos décadas de agresiones
El presidente Nicolás Maduro denunció que la “fórmula extremista” que hoy aplican contra su gobierno es una práctica continuada por países imperiales desde hace casi dos décadas.
En ese sentido, recordó el golpe de Estado perpetrado contra el líder revolucionario Hugo Chávez –en abril de 2002- en el que los sectores imperiales apostaron a esta forma de proceder antidemocrática para derrocar a la Revolución Bolivariana y se “estrellaron”.
Sin embargo, señaló que la escalada de agresiones contra la nación caribeña “no tienen parangón”.
“Se han desatado las fuerzas extremistas contra Venezuela con el objetivo de desestabilizar a nuestro país, llenarlo de violencia, de confusión, de caos para ponerle la mano a las riquezas de Venezuela y torcer el rumbo de la historia de nuestro país», indicó.
El jefe de Estado condenó que la derecha internacional, encabezada por el gobierno de Estados Unidos tratara de convertir su juramentación en una «guerra mundial» con el propósito de desestabilizar a la nación.
“Hoy están aplicando una fórmula más agresiva y violenta y que deja de lado los principios fundamentales de convivencia entre los pueblos (…). Han querido convertir una juramentación formal en una guerra mundial, pero les digo, también en esta oportunidad, llueva, truene o relampaguee vamos a volver a triunfar y en Venezuela va a volver a triunfar la paz, la tranquilidad, la constitucionalidad y vamos a salir airosos y vamos a despejar el camino hacia el futuro”, afirmó.
Maduro ratificó que el Gobierno responderá con «mucha firmeza» a los países que desconozcan su legalidad a partir de que asuma su segundo período como jefe de Estado.
«El que no reconozca la legitimidad de las instituciones venezolanas le daremos su respuesta recíproca y oportuna actuaremos con mucha firmeza, porque a Venezuela se respeta, haremos respetar a Venezuela, sea quien sea en el mundo», subrayó.
«El que quiera estrechar nuestras manos, estrechamos y nos respetamos, el que quiera pelea, pelearemos por la defensa de los intereses de los venezolanos y venezolanas», añadió.
Intervención militar a Venezuela
La política de agresión contra Venezuela se remite a 1999 con la llegada de Hugo Chávez al poder y el desarrollo de la Revolución Bolivariana, opuesta a los intereses injerencistas de la Casa Blanca. Sin embargo con el gobierno de Donald Trump, las amenazas de utilizar la fuerza militar se han intensificado.
En agosto de 2017 el presidente norteamericano afirmó que no descartaba «una posible opción militar» en Venezuela, tras haber impuesto sanciones unilaterales contra funcionario venezolanos y el propio Nicolás Maduro.
«Tenemos muchas opciones para Venezuela, incluyendo una posible opción militar si es necesario (…) Una opción militar es algo que, ciertamente, podemos perseguir. Tenemos tropas en todo el mundo, en lugares que están muy lejos. Venezuela no está muy lejos», expresó el mandatario en un encuentro con los periodistas.
https://youtu.be/IVZeQtCOpWg
Posteriormente, durante el primer encuentro con su homólogo colombiano Iván Duque, que tuvo lugar en septiembre de 2018, Trump aseguró que un golpe de Estado contra el gobierno venezolano sería «rápido» con la cooperación de las Fuerzas Armadas.
«(El presidente Maduro) podría ser derrotado muy rápidamente si los militares deciden hacer eso», indicó el mandatario estadounidense.
Ese mismo mes, el diario norteamericano The New York Times publicó un reportaje en el que reveló que la administración de Trump había estado colaborando cercanamente con opositores venezolanos y facciones de militares disidentes que estaban planeando un golpe de Estado contra Maduro.
Según el diario, Washington decidió establecer un «canal clandestino» con golpistas, lo que contribuyó a confirmar las reiteradas denuncias del mandatario venezolano sobre la injerencia del Gobierno estadounidense para tratar de derrocarlo por una vía violenta.
Sin embargo, los funcionarios estadounidenses decidieron al final «no ayudar» a los golpistas porque uno de los que estaba al mando de la operación había sido acusado por Washington de «una amplia gama de crímenes graves».
Sin embargo, en agosto de 2018 el jefe de Estado venezolano sufrió un intento de magnicidio a través de un ataque con un dron explosivo.
Maduro responsabilizó al gobierno colombiano y al entonces presidente de ese país, Juan Manuel Santos, de orquestar el ataque.
https://www.youtube.com/watch?v=5yVYFrWJwuc&has_verified=1
“Todo apunta a la derecha, a la ultraderecha venezolana en alianza con la ultraderecha colombiana y que el nombre de Juan Manuel Santos está detrás de este atentado, no tengo dudas”, dijo.
Asimismo, denunció que las investigaciones señalaban “que varios de los responsables intelectuales financistas» de esa operación residían en el estado de Florida.
La Casa Blanca fue lenta en condenar esta agresión y no expresó ningún nivel de condolencia o apoyo para el Gobierno venezolano, sino un débil rechazo a la violencia como método para provocar cambios políticos en esa nación.
Por si fuera poco, el ex asesor de seguridad nacional de Trump Fernando Cutz, confirmó que existe un plan para intervenir militarmente Venezuela y que el mandatario norteamericano «no ve otra salida que sacar al presidente Nicolás Maduro por la fuerza».
Según Cutz, quien salió del Gobierno de Estados Unidos en abril de 2018, la cuestión es «cómo hacerlo«.
Asimismo, reveló que «Trump dejó claro desde el primer día que Venezuela era una de sus prioridades» y que «se dio luz verde para actuar».
Apoyo del Congreso
Para la abogada y escritora Eva Golinger, el presidente Donald Trump contaría con el apoyo del Congreso estadounidense para actuar con fuerza contra Venezuela para derrocar a Nicolás Maduro.
“Legisladores de ambos partidos –demócrata y republicano– están proponiendo un plan de 58 millones de dólares para aislar al Gobierno de Venezuela y forzar un cambio de ‘régimen’ para, según ellos, ‘restaurar la democracia’ en el país sudamericano. El plan sería la propuesta más comprehensiva sobre Venezuela que ha promovido el Congreso estadounidense y algunos lo han comparado con el bloqueo contra Cuba y la ley Helms-Burton, que impuso fuertes sanciones y prohibiciones contra la isla caribeña”.
Según la analista internacional, este plan incluiría amplios castigos financieros contra el gobierno bolivariano, incrementaría la presión diplomática sobre países de la región y contaría con millones de dólares en financiamiento ‘humanitario’ para venezolanos dentro y fuera del país.
Sanciones contra Venezuela
Una intervención militar a Venezuela constituiría el último eslabón de una cadena de agresiones perpetradas contra este país por parte de Washington y sus aliados. El plan injerencista ha incluido campañas de desprestigio, la promoción de acciones violentas, desestabilizadoras y sediciosas, así como un cruel ataque económico y acciones diplomáticas con el fin de derrocar al gobierno bolivariano.
En los últimos dos años el gobierno de Trump ha impuesto múltiples sanciones financieras contra Venezuela, contra el presidente Maduro y contra casi todo su gabinete y su entorno más cercano.
La estrategia de Washington se orienta hacia el aislamiento de esta nación ante la comunidad internacional y ante el sistema financiero mundial, para inducir un cambio de régimen por la vía del shock económico-político.
Para el analista Jorge Forero la estrategia estadounidense se sustenta en una política exterior agresiva, cuya punta de lanza es un bloqueo financiero ilegal y transgresor del derecho internacional.
El investigador del Centro Internacional Miranda plantea que el objetivo es “asfixiar la economía nacional a través de: la confiscación de activos venezolanos en el exterior; la aplicación de severas restricciones en los sistemas de pagos; la prohibición arbitraria de nuevas fuentes de financiamiento internacional –con la finalidad de provocar un default-; y la consumación de un embargo petrolero”.
En su artículo “Venezuela: crisis económica sanciones e intervenciones humanitarias” el analista advierte que para lograr tales objetivos, el gobierno de los Estados Unidos ha desarrollado una agenda diplomática para que sus aliados estratégicos: Canadá y la Unión Europea; así como los concentrados en el Grupo de Lima, se anexen a su estrategia de segregación económica a través de la imposición de nuevas sanciones de carácter unilateral y multilateral.
El fin último de esta conspiración internacional es posicionar la idea que Venezuela se encuentra sumergida en una crisis humanitaria, que requiere de una intervención multinacional.
Control de las riquezas
Contrario a un supuesto interés en el bienestar en la población venezolano, Estados Unidos ha dejado ver cuál es su verdadero objetivo, que no es otro que tomar el control y usufructo de la industria petrolera de la nación suramericana, y apropiarse de su conglomerado de recursos minerales y energéticos que son fundamentales para el desarrollo tecnológico e industrial norteamericano.
Venezuela posee la reserva de petróleo más grande del mundo que cuenta con un aproximado de 300 mil millones de barriles, sumado a que tiene la principal reserva de gas y de oro de Latinoamérica.
El arco minero, localizado al sur del país, cuenta con unas siete mil toneladas de reservas en minerales estratégicos para la economía a nivel mundial, entre los que destacan el oro, el cobre, el diamante, coltán, el hierro y la bauxita.
Asimismo, el rol de Venezuela es preponderante en la economía mundial, debido sus amplias relaciones políticas y energéticas con Rusia y China en la Faja Petrolífera del Orinoco, potencias que son vistas por Washington como rivales y contra las que también ejerce sanciones para intentar frenar su desarrollo.
Asimismo, Venezuela es miembro del Banco Asiático de Inversión e Infraestructura, convirtiéndose en un megaproyecto de inversión internacional que es liderado por China.
Otro de los puntos que provocan la agresión es su privilegiada ubicación geográfica, ya que esta nación está localizada al centro norte de América del Sur, su gran extensión de costas limitan con el Mar Caribe y el Océano Atlántico, y además está cercana al Canal de Panamá que le otorga salida al Océano Pacífico, lo que es clave para el comercio.
Esta ubicación también representa una amenaza para Estados Unidos y una ventaja para Rusia y China, ya que sus gobiernos podrían instalar bases militares y trazar nuevas rutas de comercio.
Fuerza política
Si Estados Unidos logra derrocar a Nicolás Maduro estaría más cerca de frenar el avance de los movimientos progresistas en América Latina.
La visión hegemónica de Washington conlleva a agredir a cualquier país contrario a sus ideas e intereses de dominación, y desde 1999 Venezuela representa un blanco de sus ataques debido al desarrollo de la Revolución Bolivariana impulsada por Hugo Chávez.
Esta revolución promueve los ideales de soberanía, libertad, auto determinación de los pueblos, integración y cooperación, los cuales son opuestos a los deseos de control y subordinación del gobierno norteamericano.
La política integracionista impulsada desde Caracas logró inspirar el crecimiento y auge de la izquierda en el resto de la región, y fortalecer a los pueblos que por décadas estuvieron olvidados, invisibilizados y sufrieron los embates de prácticas neoliberales que los condenaron a la exclusión y la pobreza.
Lejos de limitarse a vender petróleo a EE. UU. y supeditarse a los dictámenes de la Casa Blanca, el gobierno bolivariano emprendió una apertura económica y política, tanto a nivel latinoamericano y caribeño, como con países como China, Rusia, Irán y Turquía, que defienden el derecho a la autodeterminación del pueblo venezolano, condenan las agresiones de Washington y están dispuesto a defender a la nación suramericana frente a una posible agresión militar.
Para el analista y experto en relaciones internacionales, Sergio Rodríguez Gelfenstein, la caída de Maduro “significaría la pérdida de uno de los puntales latinoamericanos en pos de un nuevo orden mundial que democratice las relaciones internacionales”.
Somos leales al pueblo y al legado de nuestro Comandante Hugo Chávez. ¡Nunca traicionaremos a la Patria! https://t.co/H409rLM2OC pic.twitter.com/V0iOOqaULG
— Nicolás Maduro (@NicolasMaduro) January 8, 2019
Unión y diálogo
Nicolás Maduro ratificó que luego de juramentarse como presidente para el período 2019-2025, Venezuela seguirá siendo una nación democrática y participativa.
«Ni antes, ni ahora, ni después habrá dictadura en Venezuela. Aquí existe una democracia refundada con una Constitución aprobada por el pueblo y con 25 elecciones efectuadas en un período de 19 años«, aseveró en la rueda de prensa de este miércoles.
En su cuenta en Twitter hizo un llamado a todo el país para «fortalecer» la máxima «unión cívico-militar» para «defender a la nación de todas las agresiones”.
Manifestó que el pueblo venezolano está dispuesto a defender la soberanía nacional que respaldó mediante votación democrática el pasado mayo de 2018, en la que logró la victoria con 6.245.862 de votos, que representan el 67,8% de los sufragios .
«¡Solo el pueblo salva al pueblo!» afirmó.
Somos una fuerza espiritual, social, moral, política e ideológica, que existe en cada rincón de la Patria. ¡Decidimos nuestro destino y lo haremos respetar! pic.twitter.com/Xp35e3sHjD
— Nicolás Maduro (@NicolasMaduro) January 8, 2019
Para el politólogo Walter Ortiz, el mandatario venezolano deberá tener como bandera el diálogo y sumar a sectores que se mantienen al margen de la violencia como forma de hacer política.
«Creo que lo que debe permanecer o intentar desarrollarse a partir de la juramentación del presidente es el llamado a diálogo con los sectores que aparentemente se están deslindando poco a poco de caminos de facto (…) creo que eso va ser el principal contenido, debería ser el mensaje del presidente de la república el mismo 10 de enero», expresó en declaraciones a Sputnik.
A juicio de Ortiz, ese diálogo debe contemplar las acciones a tomar para hacer frente al bloqueo económico impulsado por Washington.
«Nicolás Maduro necesitará activar algunos procesos de diálogo que vayan más allá de lo político, acciones mucho más contundentes para atacar las situaciones internas que están barnizadas por un bloqueo económico y financiero, y que los venezolanos ya necesitan luces al final del túnel, con respecto a resoluciones que puedan estabilizar su cotidianidad», dijo.
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