El principal gatillante del conflicto político de Venezuela es el control de los recursos energéticos de esta nación y una de las piezas clave para ello es Citgo, la corporación petrolera venezolana con sede en Estados Unidos (EE.UU.) que refina petróleo y comercializa combustible, lubricantes y petroquímicos.
Es la mayor filial de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y uno de los principales activos del país caribeño en el exterior, cuyo valor supera los 10.000 millones de dólares.
Esta empresa venezolana tiene su sede en Houston, Texas y cuenta con tres refinerías de crudo operativas en Luisiana, Illinois y Texas, que procesan en conjunto un promedio de 750.000 barriles por día para surtir a la costa oeste norteamericana.
Además, posee 6.000 estaciones de servicio abanderadas con su marca, tres refinerías y unas 48 terminales de almacenamiento y distribución.
Citgo es la octava refinería más grande en suelo estadounidense y cubre el 4% de la demanda de combustible de EE.UU., principalmente en la costa oeste. Solo en 2015 suministró quince mil millones de galones de gasolina a las estaciones de ese país.
Adicionalmente, mercadea directamente a las aerolíneas en los principales aeropuertos: Chicago, New York, Dallas/ Forth Worth, Miami y Atlanta.
Batalla por el control de Citgo
Al auto proclamado “presidente interino” Juan Guaidó le urge fundar un gobierno y designar un gabinete que entre en funciones. Sin embargo, Venezuela cuenta con un gobierno legítimo, dirigido por Nicolás Maduro quien fue electo por el pueblo con más del 67,6% de los sufragios en unos comicios legales y respetuosos de los parámetros internacionales
En una violación a la constitución y las leyes venezolanas, el supuesto “presidente encargado” y ficha de Donald Trump ya dio “órdenes” para iniciar el proceso de nombramiento de la directiva de Citgo, “para el control progresivo y ordenado de los activos en el exterior”.
“Ya Maduro no tiene autoridad para cambiar la directiva de Citgo (…) No es presidente, esos activos no son de Maduro son de Venezuela”, dijo a Reuters el designado por Guaidó como encargado de negocios en Estados Unidos, Carlos Vecchio.
Sin embargo, todo movimiento en la dirección de Citgo también debe estar validado por Pdvsa, cuyo presidente, Manuel Quevedo es ministro de petróleo dentro del gobierno legítimo de Nicolás Maduro.
Es por esto que Guaidó insiste en que no simplemente cambiará la dirección de Citgo, sino que relevará el mando de Pdvsa.
En un acto total de injerencia, el senador estadounidense Marco Rubio, quien es uno de los principales promotores de una invasión a Venezuela, aseguró en una entrevista concedida a The Wall Street Journal que Guaidó nombrará una nueva junta directiva de la refinería en las próximas horas «y eso será reconocido por la ley estadounidense».
Estas declaraciones no extrañan a nadie, ya que Guaidó trabaja directamente con Washington para arrebatar el control de la compañía al Gobierno venezolano.
El departamento de Estado de EE.UU. certificó la autoridad del diputado opositor para «recibir y controlar ciertos activos» del país suramericano que se encuentran en el Banco de la Reserva Federal de Nueva York o cualquier otra entidad bancaria asegurada en territorio estadounidense.
Incluso, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Bolton, publicó en su cuenta en Twitter unas fotos que confirmaron una reunión con ejecutivos de Citgo.
https://twitter.com/AmbJohnBolton/status/1090748273034354693/photo/1
“Estados Unidos continúa trabajando para asegurarse de que Maduro y sus amigos no aprovechen los beneficios económicos de los recursos de Venezuela”, escribió en la red social.
Venezuela defenderá sus activos
Por su parte, el presidente constitucional de Venezuela Nicolás Maduro dejó claro que el país defenderá sus activos y riquezas ante los tribunales, tras las sanciones aplicadas por Washington contra Pdvsa y que afectan a Citgo.
Este viernes, el mandatario advirtió en una rueda de prensa que toda persona que acepte nombramientos de cargos tanto en Citgo como en Pdvsa, estará sometido a la justicia “hoy, mañana o más adelante”.
“Aquí hay un solo Gobierno que tiene la autoridad constitucional para designar esos cargos, seguiremos dando la batalla por Citgo”, afirmó.
En su alocución ratificó que Citgo es una empresa propiedad de la nación venezolana y condenó la intención de Washington de robar sus activos.
“Es una acción totalmente injusta e ilegal pretender robarnos la propiedad, las riquezas que representa Citgo para las generaciones futuras”, agregó.
Sanciones para asfxiar a Venezuela
La corporación petrolera en uno de los objetivos de Washington para atacar la economía y estabilidad de Venezuela para debilitar al gobierno constitucional de Nicolás Maduro.
Por tal motivo, el Departamento del Tesoro impuso nuevas sanciones contra la estatal petrolera de Venezuela, en las que se establece que “todos los bienes e intereses en la propiedad de Pdvsa sujetos a la jurisdicción de los EE.UU. están bloqueados, y las personas de los EEUU en general tienen prohibido realizar transacciones con ellos”.
Sin embargo, estas medidas afectarán tanto a Venezuela, como a Estados Unidos.
En el caso de la nación caribeña, las sanciones unilaterales aplicadas por del Departamento del Tesoro de EE.UU. se pueden traducir en un embargo contra sus activos petroleros y sus ingresos financieros.
Además, bloquean 7.000 millones de dólares en bienes de Venezuela y 11.000 millones de dólares en exportaciones petroleras para el 2019.
Por los 500.000 barriles diarios que exporta a Estados Unidos a un promedio de 55 dólares por barril, Venezuela recibe un monto de 27,5 millones de dólares por día, que al año se traducen en más de 10.000 millones, unos ingresos que dejará de percibir la nación suramericana al frenar su comercio de crudo a Washington.
En el caso de Citgo, las medidas de asfixia económica le impedirán a esta empresa obtener líneas de crédito de bancos internacionales para la compra de crudo liviano, lo que puede afectar sus labores de refinación y sostener la dieta de sus refinerías.
Tampoco podrá enviar recursos a Pdvsa, lo que significa un golpe a la economía venezolana, ya que desde 2015, Citgo ha proporcionado casi 2,5 mil millones de dólares en dividendos a su casa matriz.
Asimismo, esta empresa importa 175.000 barriles del crudo venezolano por día, es decir un quinto de las exportaciones mundiales de Pdvsa, según los datos de KBC Advanced Technologies, un gabinete de consejo que trabaja para Citgo.
Otro aspecto que afectará a Venezuela es que Citgo aporta la nafta, diluyente vital para que el crudo extra pesado extraído de la Faja Petrolífera del Orinoco pueda fluir por los oleoductos de Pdvsa.
La estatal venezolana tampoco podrá acceder a los derivados de crudo de manufactura norteamericana que necesita para cubrir sus funciones. De hecho durante los primeros 10 meses de 2018 las empresas privadas de Estados Unidos exportaron a Venezuela un promedio de 122.500 barriles diarios de gasolinas terminadas, diesel y naftas.
Nuevos mercados
El propósito de Washington está claro, y es asfixiar económicamente al gobierno de Maduro y provocar un estallido social que justifique una intervención internacional, e incluso un golpe de Estado.
Sin embargo, en los últimos 20 años Pdvsa ha diversificado sus relaciones comerciales y distribuye crudo a potencias económicas como China e India y varias naciones del Caribe.
Por tal motivo el gobierno bolivariano acudirá estos y otros mercados para colocar su petróleo y tal vez lo ofrezca a descuento en contratos directos, lo que será bastante atractivo para estos países que demandan altas cantidades de energía.
Consecuencias para EE.UU.
La red de refinerías de la costa oeste invirtieron miles de millones de dólares para adecuar su patrón de refinación al crudo pesado proveniente de Venezuela para producir derivados de alto margen comercial como el diésel.
Si estas refinerías no pueden encontrar cantidades asequibles de crudo para sustituir al venezolano, podrían verse obligados a reducir sus niveles de producción, lo que podría a su vez provocar un incremento en los precios del combustible, algo que no conviene a la administración Trump que bajo su eslogan “Hacer grande a América otra vez” apuesta por el desarrollo industrial, que por su puesto requiere energía.
La Asociación americana de manufactura de combustible y petroquímica (American Fuel & Petrochemical Manufactures) advirtió recientemente que la posibilidad del la posibilidad del embargo petrolero a Venezuela los obligaría a buscar suministros de otros proveedores, lo que impactaría directamente la producción de derivados petroleros y provocaría un aumento de su precio en Estados Unidos, como consecuencia de la ausencia de materia prima y el incremento de los costos de transporte.
Aunque la nación norteamericana cuenta con un alto nivel de producción de petróleo, principalmente obtenido a través del método del fracking o fractura hidráulica, altamente cuestionado por su nocivo impacto ambiental, este crudo es liviano y debe ser mezclado con el pesado que no se encuentra presente en el subsuelo estadounidense, y que proviene principalmente de Venezuela, Canadá, Arabia Saudita y México.
Al no tener acceso al crudo venezolano, la nación norteamericana deberá acudir a sus otros proveedores. Sin embargo éstos no estarían en las mejores condiciones para cubrir el vacío dejado por Pdvsa.
Arabia Saudita advirtió a los refinadores de petróleo con sede en Estados Unidos que esperaran envíos mucho más bajos a partir de enero de 2019, de acuerdo con los planes de la petrolera estatal Saudí Aramco y su necesidad de cumplir con recorte de producción acordado por todos los miembros de la Opep, como medida para mantener por encima de los 50 dólares el precio del barril en el mercado internacional.
Incluso, si Riad envía los 500 mil barriles diarios, los barcos deberán atravesar el estrecho Bab al-Mandeb en el mar Rojo, lo que es mucho más costoso que comprar el proveniente de Venezuela, que es enviado por el Mar Caribe.
En el caso de México, la estatal Pemex no tiene capacidad de aumentar su producción petrolera, y por lo tanto tampoco podría subir, por ahora, el nivel de exportación al mercado estadounidense.
Mientras que el Consejo Nacional de Energía de Canadá decidió aplicar una reducción obligatoria de 325.000 barriles diarios a la producción de petróleo que estará vigente hasta que no desaparezca el exceso de producción que registra la zona oeste de esta nación y que supera la capacidad de sus oleoductos.
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