La CIA y el FBI nos espían en las redes sociales

La CIA ha mostrado su  «creciente interés en el seguimiento de los medios de comunicación social» y  un brazo de la agencia de espionaje, In-Q-Tel, ha realizado inversiones en cuatro empresas  enfocadas en la  revisión y vigilancia de los medios de comunicación social, según reveló The Intercept ayer.

De acuerdo con un documento obtenido un periodista, In-Q-Tel está financiando empresas que supervisan, recopilan y analizan el tráfico de medios de comunicación social y las actividades en plataformas como Twitter, Facebook e Instagram.

Se apunta a Pathar, una compañía de inteligencia de medios sociales cuyo producto, Dunami, ya está siendo utilizado por el FBI para «minar Twitter, Facebook, Instagram y otras redes sociales para determinar vínculos asociativos, centros de influencia y los posibles signos de radicalización», como confirmó el mes pasado el Centro de Periodismo de Investigación.

Otra empresa en la cartera de In-Q-Tel es Dataminr, que directamente revisa una corriente de datos de Twitter para visualizar y detectar tendencias en nombre de las fuerzas del orden y los fondos de cobertura, entre otros clientes de forma rápida.

Geofeedia, también está en la lista de In-Q-Tel, pues promueve sus investigaciones sobre los activistas de Greenpeace, las manifestaciones de estudiantes, defensores de salario mínimo y otros movimientos políticos.

La información revela que los departamentos de policía en Oakland, Chicago, Detroit y otros municipios importantes han contratado  a Geofeedia, así como empresas privadas, tales como el Mall of America y McDonald.

Que el FBI y la CIA estén escudriñando la Internet, para detectar lo que denominan como «polvo digital» de los usuarios de medios sociales, no es un fenómeno nuevo.

En el 2009, Wired informó que In-Q-Tel puso dinero en Visible Technologies, una empresa de software que se especializa en el control de los medios de comunicación social, como parte de un movimiento más amplio dentro de los servicios de espionaje para mejorar en el uso de inteligencia en el código abierto, que es la información que está disponible públicamente, pero que a menudo se oculta en la avalancha de programas de televisión, artículos de prensa, blogs, videos en línea y los informes de radio que se generan día a día.

Ya en el 2011, la Associated Press escribió sobre «Open Source Center» de la CIA, donde un equipo conocido cariñosamente como los «bibliotecarios vengativos» también indagó en Facebook, periódicos, canales de noticias de televisión, estaciones de radio locales, charlas en Internet y cualquier información del extranjero a la que no se puede acceder abiertamente.

Sin embargo, en la investigación se demuestra que la reciente ola de inversiones en empresas relacionadas con los medios sociales, sugiere que la CIA ha acelerado la unidad para hacer acopio de datos en línea generados por los usuarios como una prioridad. Además de sus inversiones en empresas de nueva creación, In-Q-Tel ha desarrollado también un laboratorio de tecnología especial en Silicon Valley, llamado Lab41, para proporcionar a la comunidad de inteligencia herramientas que conecten los puntos en grandes conjuntos de datos.

Dicha recopilación y análisis de datos es preocupante para los defensores de la privacidad como Lee Rowland, un abogado senior de la Unión Americana de Libertades Civiles, quien dijo a The Intercept: «cuando se tiene empresas privadas que deciden con qué algoritmos se obtiene el llamado índice de amenaza, o, qué es lo que hace que una persona sea considerada de interés, obviamente hay espacio para la estigmatización de individuos  en base a los puntos de vista e, incluso, ilegalmente dirigidos por motivos de raza o religión».

La semana pasada se informó sobre las inversiones de In-Q-Tel en Skincential Sciences, una compañía de cosméticos que ha «desarrollado una tecnología patentada que elimina una capa externa delgada de la piel, revelando biomarcadores únicos que pueden ser utilizados para una variedad de pruebas de diagnóstico, incluyendo la recolección de ADN».