Esta copa se juega fuera del Estadio. Se juega en los diferentes espacios de decisiones para cambiar la agenda extractivista, neoliberal y mezquina que acecha nuestra América Latina. La selección, son todos los pueblos de las distintas naciones y pueblos originarios que mojan la camiseta en la protesta social, que trae consigo propuestas.
En toda la región hispanohablante al calor de la injusticias del modelo, de conflictos medioambientales y de defensa de los pueblos, la ciudadanía organizada cobra forma más allá de la institucionalidad y en otros puntos la perfección de ésta logra recoger la voluntad popular, en lugares como la España actual, el pueblo organizado ha formado nuevos partidos políticos y conquista el poder para repartirlo.
No se trata de populismos como el cuco que algunos intentan montar al estilo Andrés Velasco, y su columna recientemente publicada en Project Syndicate, se trata de valorar las economías nacionales en su real dimensión y establecer un nuevo trato. El Nuevo Orden Mundial desde arriba solo ha traído penurias para la población y ganancias multimillonarias para el sector financiero transnacional.
Quieren pagar su crisis a costa nuestra y seguir ganando los mismos de siempre y hay que salir a ponerles un stop. Hablarles en su idioma, al menos fifty y fifty. No pueden dejar menos que el 19 % que tributa todo ciudadano chileno, porcentaje que paga incluso en la compra de su canasta básica por pan, leche etc.
En Chile aún hay familias de más de tres personas que viven con un salario mínimo unos 400 USD para todo un mes, cuando un arriendo por lo bajo sale 200 USD. Entre alimento, transporte y otros la vida sigue siendo precaria para gran parte de la población local.
Esta realidad se repite en otros países de la región, donde el salario mínimo es incluso menor, aunque los costos de vida son más bajos. En Chile la vida es cara y los sueldos son bajos. La inequidad es abrumante.
Hermanar las luchas, profesores, estudiantes, trabajador@s en bloque, federaciones por rama, confederaciones y otras dotaciones de nuestra propia institucionalidad para poder dialogar, para jugar en una cancha más pareja, siguen siendo parte de nuestra responsabilidad ciudadana constituyente.
La Copa América dentro del estadio concluye, la lucha por nuestra soberanía, nuestra «segunda independencia», avanza y seguirá avanzando con razón, comunicación y unidad.
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Reveniu 
