El Gobierno entregó el anuncio que todos queríamos: está preparando un decreto para sacar a la marihuana de la Lista I y pasarla a la otra lista, es decir, desplazarla de donde están todas las “drogas duras” e instalarla donde van los vicios de casi todos, el alcohol y el tabaco, o sea, la Lista II.
Durante la sesión de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados del martes, Nicolás Muñoz, el jefe de asesores del Ministerio del interior, inició el debate del segundo trámite legislativo del proyecto del autocultivo de la cannabis. Mariano Montenegro, el director del Senda y fiel defensor de no permitir el autocultivo, no estuvo presente en la discusión y su equipo admitió que hubo una descoordinación para su asistencia.
En este buen decreto sólo entraría la marihuana natural, no la prensada o “paraguaya”, que como sabemos, está llena de aditivos tóxicos y malignos. Muñoz dijo que entre la natural y la química, existe un trámite o un decreto que provoca el traslado de lista.
Además, manifestó la clara oposición del Gobierno a las cantidades que se mencionan en la iniciativa, como las seis plantas de autocultivo por domicilio o la permisión de portar libremente 10 gramos y poseer 500 en cada vivienda.
El asesor explicó que las cantidades que se estaban incorporando como usos permitidos, el porte y el cultivo domiciliario sí podían abrir ciertos espacios para proliferar una pyme de cultivo y de microtráfico en ciertos casos.
El Subsecretario de Salud, Jaime Burrows dijo que están realizando algunas modificaciones en el uso del cannabis, como incorporar el uso de su resina reconociéndole un potencial fin de investigación biomédica y de uso clínico o incorporar la dispensación al público de productos farmacéuticos del tipo fitofármacos derivados del cáñamo con una receta retenida. La idea, comentó, es que estos medicamentos derivados se puedan adquirir en las farmacias.
Los parlamentarios valoraron la decisión del Gobierno y su apertura al autocultivo, a pesar de que todavía faltan bastantes indicaciones del Ejecutivo, las que probablemente restringirán las cantidades expresadas en el proyecto y que serán presentadas durante la próxima semana.
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Si la multifuncional sustancia pasa al mismo nivel que el tabaco y el alcohol, independiente que aún no haya fecha sobre cuándo se producirá ese supuesto cambio, existen algunas luces sobre qué pasaría si la modificación de la Ley 20.000 se produjera en un corto plazo.
Porque dejar de considerar a la marihuana sin procesar como “droga dura” y rebajarle la categoría a las blandas, será penalmente distinto, legalmente dejará de estar en el mismo sitio donde están la cocaína, la pasta base u otras drogas con altas toxicidades para el ser humano, lo cual obviamente no correspondía.
Existe un sin número de estudios que indican que la marihuana no es dañina para la salud e incluso hay muchos casos donde el resultado medicinal puede ser muy beneficioso. Es por eso que el decreto facilitará a que los médicos puedan recetar con mayor tranquilidad el producto. Porque ya no se tratará de algo clasificado como malo, sino que algo que se ajusta a los tiempos que hoy vivimos, es decir, tendrá una clasificación más real y aterrizada.
En términos jurídicos, el cambio de lista se explica por los “efectos que provocan cada una” y en ese caso, pasar la marihuana a la Lista II, permitirá despenalizar el autocultivo y también permitirá el consumo con fines medicinales y recreativos, como debería ser.
Podríamos decir, entonces, que al rebajar la marihuana a la Lista II, no se recibirán castigos con penas de presidio mayor o grandes multas en UTM, sino que las personas que sean sorprendidas portando o vendiendo marihuana podrán solicitar una rebaja de un grado en la pena, que puede expresarse en una reducción en la condena de 61 días de presidio en vez de 541.
Sobre la verdadera posibilidad de que el decreto salga a la luz, desde la Comisión de Salud, aseguraron que es algo que ya está esbozado en el programa de la Presidenta, porque es evidente que la marihuana no tiene la misma toxicidad que la pasta base o la cocaína y quitarle esa preligrosidad va de la mano con disminuir el narcotráfico y permitir su alcance terapéutico.
Si bien las fechas no están claras, se supone que el Gobierno está interesado en hacer llegar indicaciones al proyecto que se encuentra en discusión y si esto llegase a pasar, los medicamentos que posean componentes de cannabis sativa podrán adquirirse con recetas retenidas en farmacias y servirán para el tratamiento de alguna enfermedad.
Si antes las personas solicitaban los productos en una entidad que entregaba un permiso provisorio, el Instituto de Salud Pública (ISP). Ahora será mucho más fácil y podrán adquirirse con la autorización de un especialista, una receta retenida y el control de stock.
La modificación debe ser autorizada por la Presidenta Michelle Bachelet para que pueda ingresar a toma de razón por la Contraloría General de la República. Hasta ahora el único fármaco aprobado para su distribución en Chile es el Sativex, un spray sublingual usado por enfermos para morigerar los síntomas y dolorosos efectos de enfermedades como la epilepsia o el cáncer.
Finalmente todos los cuestionamientos sobre si se podrá cultivar, o la cantidad de gramos de porte y por vivienda quedarán todavía con largos lapsus de interrogancia, que solamente serán expuestos a medida que el proyecto se desarrolle y se encamine a buen puerto.