La socióloga María Silvestre considera que la juventud vive en un “espejismo de igualdad engañoso” y le falta “espíritu crítico” frente a las situaciones de desigualdad. La exdirectora de Emakunde cree que los jóvenes asocian el feminismo con “elementos de radicalidad propio de generaciones pasadas”, y “eso es no ser consciente de lo que tienen enfrente”.
María Silvestre, socióloga y profesora de la Universidad de Deusto, se pregunta ¿es la juventud cantera de igualdad? La respuesta es clara: “lamentablemente no”. Esta cuestión ha sido uno de los tres temas propuestos para analizar la desigualdad de género en el evento organizado por el blog ‘ Doce Miradas’para celebrar su segundo aniversario. Silvestre, que fue directora de Emakunde (el Instituto Vasco de la Mujer) de 2009 a 2012, cree que los jóvenes viven un “espejismo de igualdad” y que entienden en feminismo como un “elemento de radicalidad propio de generaciones pasadas”. Por eso apela a la responsabilidad de la sociedad y de las instituciones para hacer de esta cuestión un asunto visible, porque “sin referentes es muy difícil que las niñas y las jóvenes construyan una identidad distinta de la que se ha ido construyendo”.
Mi primera pregunta es fácil, copio el título de su conferencia durante el aniversario del blog ‘Doce Miradas’: ¿Es la juventud cantera de igualdad?
Lamentablemente no es una cantera de igualdad. Tampoco es que sea una cantera de retroceso o de vuelta atrás, pero creo que es más bien una reproducción de patrones de desigualdad o de discriminación. Hoy en día se reiteran muchos patrones sexistas.
Entonces después de los avances conseguidos en las últimas décadas, ¿podemos decir que estamos retrocediendo?
En función de cómo entendamos el proceso de retroceso. No creo que sea un retroceso, en el sentido de que la gente joven recibe una educación y una serie de oportunidades –hablo de nuestro entorno-. Pero la juventud vive en un espejismo de la igualdad, sí es cierto que tiene unas oportunidades y unos recursos que otras generaciones no han tenido. Pero ll mayor problema que yo le veo a la juventud actual es que al tener acceso a un montón de oportunidades, sobre todo a la educación formal, aprenden de forma engañosa, que viven en una situación de igualdad. Con lo cual se limita mucho, o se apaga el espíritu crítico ante posibles situaciones de desigualdad o de discriminación. Yo creo que sí que han avanzado y hemos avanzado de hace 20, 25 o 50 años, eso no lo pongo en cuestión, porque sí es verdad que hemos avanzado a nivel de oportunidad, a novel de acceso cualitativo a la formación superior, de incorporación al mercado de trabajo, de capacidad adquisitiva… es decir hay indicadores que hablan de avance. Pero si miramos a la juventud, analizamos los valores que tiene, la conciencia crítica que tiene hacia la desigualdad, es casi nula. La palabra feminismo les pone nerviosos y nerviosas, y no ven la necesidad de la reivindicación, les parece todo un elemento de radicalidad propio de generaciones pasadas. Y eso es no ser consciente de lo que tienen enfrente y de lo que van a tener delante sobre todo las mujeres que ahora tienen 20 años, cuando tengan 30, 35 o 40.
La palabra feminismo les pone nerviosos y nerviosas, y no ven la necesidad de la reivindicación, les parece todo un elemento de radicalidad propio de generaciones pasadas
Internet, juventud, igualdad ¿cómo se relacionan estos tres términos?
Pues se relaciona reproduciendo también situaciones de desigualdad. Porque internet, que es un ámbito que a priori pudiera decirse que es más abierto, más libre, donde introducir un acceso a un tratamiento igualitario, nos estamos encontrando desigualdad en el acceso que chicos y chicas hacen de internet, hay desigualdad en los contenidos donde se reproducen contenidos sexistas y una división de usos y papeles sociales. Y es una pena porque internet debería ser una oportunidad y una herramienta para trabajar la igualdad, sobre todo entre la gente joven que es muy usuaria de internet para comunicarse. Y sin embargo vemos que los chicos hacen un uso muy vinculado al juego, y las chicas lo hacen en un sentido mucho más lúdico-relacional.
Y nos encontramos que cuando por ejemplo llegan a la universidad, carreras como las ingenierías en telecomunicaciones están llenas de hombres, parece que la informática y las redes sociales, es una cosa de hombres, cuando las mujeres tienen acceso a esas mismas redes sociales, pero el uso que le estamos dando es muy distinto y nos vuelve a colocar en una situación de inferioridad. A parte luego está todo el tema del acoso, el ‘ciberbulling’, y el acoso sexista que se da en las redes y que reproduce lo que se da en otros ámbitos, pues también en internet. No está no sirviendo para generar un cambio, si no que reproduce muchos de los valores de nuestra cultura.
Usted es socióloga, pero también ha sido la directora de Emakunde, el Instituto Vasco de la Mujer. En su opinión, en la lucha por la igualdad de género ¿qué responsabilidad tiene la sociedad y cuál corresponde a las instituciones?
Tenemos todos muchísimas responsabilidades. Las instituciones, sobre todo organismos de igualdad como Emakunde o la organización pública en general, tiene un compromiso importante de seguir trabajando por la igualdad y asumir que trabajar por la igualdad es generalizar en la política de género en todas las políticas públicas: cuando se hace educación, cuando se hace política de empleo, política agrícola, cultural… Tener esa perspectiva de género para trabajar a favor de la igualdad y romper situaciones de discriminación o de desigual acceso.
Y la sociedad tienen un rol muy importante, en tanto que en la sociedad están los diferentes agentes de socialización: están las familias, está la escuela, están los medios de comunicación, la publicidad, las novelas, el teatro, los videojuegos… Todo eso genera cultura y todo eso, hoy por hoy, está reproduciendo roles de género de una forma muy mayoritaria. Es cierto que hay trabajos creativos y distintos en el periodismo, en internet, en el cine… pero sigue siendo algo muy minoritario y muy restringido. La ausencia de las mujeres en elementos referentes: en la cultura, en la política, en la economía, sigue siendo nula. Y sin referentes es muy difícil que las niñas y las jóvenes construyan una identidad distinta de la que se ha ido construyendo.
Artículo de Patricia Burgo en eldiario.es visto en Ssociólogos