Una no menor polémica pública ha generado la filtración de un audio del equipo de la Cancillería chilena, la cual, además del bochorno en los círculos diplomáticos que implica una falta de seguridad en las conversaciones internas de un área gubernamental tan delicada, muestra una tensa relación con el Embajador argentino Rafael Bielsa, deficiencias graves en la confianza interna y el manejo de las comunicaciones, y diferencias en el grupo conductor de la política exterior de nuestro país. Todo esto, en medio de la Cumbre en Buenos Aires de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe, CELAC.
Como se conoció a las pocas horas de conocido el audio de 6 minutos, que trata sobre la respuesta ante las declaraciones del Embajador argentino tras la decisión del Comité de Ministros del gobierno de Chile en relación al proyecto minero y portuario Dominga (considerado desde Argentina como una oportunidad de puerto de salida hacia el Pacífico), la encargada de las comunicaciones de la Cancillería Lorena Díaz Ramírez presentó la renuncia a su cargo, asumiendo al menos en lo público parte de la responsabilidad por la filtración.
Participaban del coloquial diálogo, además, Carlos Núñez Muñoz, encargado de la Secretaría General de Política Exterior (SEGEN), Andrés Villar Gertner, director de planificación estratégica, y Carola Muñoz Oliva, jefa de gabinete de la Canciller. En el audio se hace alusión además a Ximena Fuentes, la Subsecretaria de Relaciones Exteriores, y, a un “Carlos” que sería Carlos Figueroa, asesor presidencial en materias de relaciones internacionales.
Como era esperable, las derechas aprovecharon la ocasión para insistir en el relato de un gobierno de “inexpertos” e “irresponsables”, con el que continúan con su estrategia de acorralamiento público al gobierno que encabeza Gabriel Boric. El tono de la conversación filtrada aporta bastante a ese relato: se aborda un tema sensible con un tono y palabras poco apropiadas, y además abordando un deliberado plan por “salir a pegarle” a un embajador de la importancia que tiene en este caso.
Desde varios personeros de la ex Concertación, incluyendo el sector del Socialismo Democrático hoy en el gobierno, también se hicieron eco de la narrativa, de fácil despliegue en medio de una falta tan obvia a los mínimos cuidados en las comunicaciones internas y en la gestión de las relaciones internacionales, más, tratándose de un gobierno vecino y políticamente cercano.
Por su parte, tanto la Cancillería chilena como el Gobierno argentino le bajaron el perfil a la polémica. La Canciller Antonia Urrejola desmintió cualquier posibilidad de renuncia, y desde las redes sociales del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile se subió una foto de la ministra con su par argentino, Santiago Cafiero.
En su conferencia de prensa en el marco de la cumbre CELAC, el presidente Alberto Fernández le restó toda importancia al episodio, recalcando el “excelente momento” que viven las relaciones entre ambos países y su cercanía con el gobierno chileno actual.
Sin embargo, el episodio devela algunos elementos que resulta preciso apuntar. Lo primero son las diferencias internas que quedan visibles en el audio. En él, se desliza una crítica abierta hacia la subsecretaria Ximena Fuentes, por el no aviso anticipado al embajador Bielsa de la decisión del gobierno de Sebastián Piñera de ampliar la solicitud de plataforma continental extendida hacia la Antártica, cuando Fuentes se desempeñaba en el cargo de Directora Nacional de Fronteras y Límites del Ministerio de Relaciones Exteriores.
También se desliza una crítica hacia un “Carlos” no identificado claramente, presumiblemente Carlos Figueroa, militante de Revolución Democrática y cercano a Giorgio Jackson, además de parte de los opositores más decididos en el gobierno hacia acuerdos comerciales como el TPP-11, junto al Subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales, José Miguel Ahumada. Abordando la situación del embajador Bielsa, Urrejola dice: “Carlos [Figueroa] me dice, qué patudo Bielsa. Carlos no se da cuenta de lo grave”, ante lo cual Lorena Díaz comenta: “no cachan nada”.
Este fragmento de la conversación corroboraría las diferencias de no menor significación en el equipo conductor de la política exterior, en cuanto es conocido el que la canciller Urrejola tiene posiciones más continuistas de las políticas de los gobiernos de la ex Concertación, y entre otros lazos con el mundo concertacionista y en especial del Partido Socialista, fue consejera de José Miguel Insulza en su paso por la Secretaría General de la OEA.
Asimismo, parte significativa de los equipos de conducción en el Ministerio de Relaciones Exteriores provienen del mundo de la Concertación, y muchos de ellos, incluyendo quienes intervienen en el audio filtrado, se han reunido como integrantes del centro de estudios “Nueva Política Exterior”, donde, como objetivo declarado en sus textos y declaraciones de principios, se intentan nuevas síntesis entre continuidad y cambio en el marco de un nuevo “impulso progresista” de la política exterior chilena.
De este modo, en el trasfondo y más allá de lo puntual de este episodio, lo que existe como campo de debate en la conducción de esta crucial área del gobierno, es la posibilidad o no de un cambio en la política internacional del Gobierno de Chile, marcada durante décadas por el libremercadismo y la priorización de las relaciones con el eje Estados Unidos – Europa, o si hay algún cambio en la conducción hacia la unidad e integración latinoamericana y una política más multipolarista, que es lo que impulsan instancias como la cumbre CELAC, o donde parecieran dirigirse las estrategias de buena parte de los gobiernos de la región actualmente, con el impulso de alta relevancia de gobiernos cuya política exterior no ha estado alineada con tal voluntad de manera continua, como los de Brasil, México, Colombia o Argentina, todos ellos con distintos momentos de predominio de políticas neoliberales y subordinadas en distinto grado a la hegemonía estadounidense en la región.
Más allá de lo acotado de la controversia pública generada, y del intento de las derechas por capitalizar políticamente el asunto (se anunció ayer la citación de la Canciller a la Comisión de política exterior de la Cámara de Diputadas y Diputados), seguramente la filtración traerá consecuencias internas y nuevos capítulos de tensión en la conducción de la Cancillería en lo venidero, y está por verse cómo continuará la convivencia entre personas y posiciones cuyas diferencias parecen ser no menores, en un área donde las confianzas, el trabajo en equipo y los objetivos compartidos debiesen tener niveles más altos que lo que se devela en el comentado audio de 6 minutos del equipo conductor de la política exterior chilena.
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