Ante el reciente anuncio realizado por la Presidenta Michelle Bachelet sobre las etapas, contenidos y cronograma del Proceso Constituyente, para elaborar y aprobar una nueva constitución para Chile, el cual forma parte de los compromisos programáticos de su gobierno, manifestamos nuestras legítimas y fundadas dudas, como indicaremos más adelante, que su implementación conduzca a un proyecto de Nueva Constitución, que efectivamente siente las bases para un cambio sustantivo del actual sistema político y modelo neoliberal de desarrollo económico, social y cultural, como demanda la mayoría de los chilenos.
Ante este escenario, creemos necesario ampliar y profundizar la construcción de fuerza social, con capacidad orgánica y presencia a nivel local, que impulse el cambio de la actual Constitución, mediante una Asamblea Constituyente como el único mecanismo legítimo para elaborar una nueva constitución, en tanto, representa el poder constituyente original, la soberanía popular.
¿En qué se fundamentan nuestras dudas sobre el anunciado Proceso Constituyente?
En primer lugar se señala que el proceso será democrático, lo cual en la realidad consideramos a lo menos insuficiente, pues se desarrollará en el marco de la actual constitución, que aún contiene mecanismos que obstaculizan o limitan el pleno ejercicio de la democracia. En segundo lugar que será institucional, con la intervención del actual congreso, cuya credibilidad y confianza de la ciudadanía no supera el 3 %, derivada del sistema binominal e influencia evidente en sus determinaciones de los poderes económico, lo cual no da garantía que se respalden las propuestas y demandas del pueblo, y de un futuro parlamento, elegido con un nuevo sistema electoral algo más representativo pero que, de continuar la alta abstención, igualmente pondrá en duda su legitimidad y representación de las mayorías. Por último, que contará con la participación de la ciudadanía, a través diálogos comunales y regionales, que no serán vinculantes, por lo que las propuestas y conclusiones que de ellos emanen podrían no ser consideradas en la elaboración del proyecto de Nueva Constitución que el ejecutivo redactará y que la presidenta presentará al congreso.
Nuestras dudas y desconfianzas se basan también en la falta de claridad y las ambigüedades de los mecanismos de participación, que se darán en un ambiente de democracia restringida, en el que hemos vivido durante esta prolongada transición, dominado además por un discurso público homogéneo y con una visión parcial, impuesto por los medios de comunicación masivos, y en un marco de institucionalidad política regida por la actual constitución neoliberal, hegemonizado por una oligarquía política y económica conservadora y retardataria de cambios que favorezcan a la inmensa mayoría de nuestros compatriotas.
Qué mejor ejemplo de esto último que las declaraciones realizadas por el presidente de la UDI, con motivo del anuncio presidencial, quien advirtió: “Se nos ha dado garantías de que antes de cambiar el capítulo de la reforma, se va a conocer el contenido del proyecto que el gobierno va a presentar. No vamos a darle al gobierno un cheque en blanco. Los 2/3 son la garantía de que no se va a imponer una Constitución que, a lo mejor, no es lo que los chilenos quieren”. Y en el mismo sentido, la tranquilidad manifestada por el gran empresariado por el desarrollo del Proceso Constituyente, en especial después la visita de Michelle Bachelet y su equipo político al Centro de Estudio Público (CEP), podría ser un signo de garantías como las señaladas por el presidente de la UDI.
Creemos necesario hacer un poco de historia, pues ello nos permitirá reconocer cómo han evolucionado las fuerzas que imponen el orden actual y las fuerzas del cambio democrático. En efecto, Eduardo Frei Montalva en su discurso pronunciado en el Teatro Caupolicán en agosto de 1980, junto con denunciar el carácter ilegitimo y antidemocrático de la constitución pinochetista, propuso como verdadera alternativa para elaborar un proyecto de Constitución auténticamente democrático, elegir por votación popular una Asamblea Constituyente u otro organismo genuinamente representativo de todas las corrientes de opinión nacional. Tal aspiración fue olvidada cuando en 1989 la Concertación pactó con Pinochet y la derecha lo que sería la transición que vivimos hasta hoy, y ha incluido desde su inicio en sus programa de gobierno sólo reformas a la constitución, eliminando toda posibilidad de elaborar una nueva, las cuales como ya se mencionó no han sido suficientemente profundas para cambiar su carácter neoliberal.
El cambio constitucional que hoy se ha instalado con fuerza, no ha sido una graciosa concesión de las elites dominantes, ha sido un largo proceso de movilizaciones con menor o mayor nivel de convocatoria, que fue incorporando a distintos grupos y organizaciones de la vida nacional, y que llegó a una máxima expresión de la mano de las movilizaciones estudiantiles del año 2011 y durante la campaña presidencial del año 2013.
En consecuencia, llamamos a la unidad de todas las organizaciones, agrupaciones, partidos y movimientos políticos e independientes que promueven activamente el cambio constitucional a través de una Asamblea Constituyente, como asimismo a los militantes y simpatizantes de los partidos que hoy conforman las 2 principales coaliciones políticas, y que abrazan este mismo objetivo, para que juntos ampliemos una Fuerza Social Constituyente capaz de empujar los cambios que la sociedad chilena reclama y necesita para construir un mejor país.
Vemos una oportunidad en el proceso constituyente que se inicia, pues nos permite ocupar espacios para activar la participación y discusión política en el seno del pueblo, que cada vez más se interesa por abrir esferas de deliberación y decisión, integrando y ampliando la discusión a mayores sectores de la ciudadanía, así como también romper el cerco informativo que imponen los medios de comunicación masiva, en poder de grupos económicos.
“Que el pueblo por primera vez entienda que no es desde arriba, sino desde las raíces mismas de su propia convicción de donde debe nacer la Carta Fundamental que le dará existencia como pueblo digno, independiente y soberano”
Salvador Allende
La Reina, 20 de octubre de 2015