Límites de velocidad y controles de alcoholemia para los peatones en España

El proyecto del nuevo Reglamento de Circulación incluye el límite de velocidad para peatones y la obligatoriedad de someterse a controles de alcoholemia o drogas si están implicados en cualquier tipo de accidente. El Consejo de Estado pide a la DGT que reconsidere estos puntos si quiere que el proyecto sea aprobado.

Límites de velocidad y controles de alcoholemia para los peatones en España

Autor: Marta Ubeda

DGT Caminar rápido

El mundo nunca deja de sorprender. Cuando consideras que ya lo has leído o visto todo, abres un portal de noticias y la realidad te trae nuevas historias que te siguen asombrando e impresionando, como es el caso de la reciente ocurrencia que ha tenido la Dirección General de Tráfico -DTG- de España.

No se sabe aún en qué momento se discutieron y aprobaron los puntos que integran el proyecto del nuevo Reglamento de Circulación propuesto por la DGT española y que han sido rechazados por el Consejo de Estado por contener «notable imprecisiones». Con este término el Consejo se refiere de manera políticamente correcta a dos puntos verdaderamente inverosímiles que recoge el proyecto y que bien podrían ser consierados bromas o chistes en lugar de propuestas presentadas por gente supuestamente preparada.

Los dos puntos especialmente polémicos del proyecto son: la imposición de límites de velocidad a peatones, y la oblicación de pasar controles de alcoholemia o drogas si el viandante comete alguna infracción o se encuentra involucrado en algún accidente de tráfico.

Lógicamente, en Consejo de Estado al leer estos irrisorios puntos del proyecto, pidió a la DGT reconsiderar y precisar ciertos aspectos que son totalmente inaplicables y que necesitan de una modificación para que el Reglamento de Circulación sea aprobado.

En el polémico proyecto presentado por la DGT se obliga a los ‘usuarios de la vía’ -que pueden ser desde los conductores de vehículos hasta los peatones- a realizar pruebas de alcohol o de drogas cuando se encuentren implicados en un accidente o cometan una infracción mientras caminan. Es decir, si el reglamento entrara en vigor, habría que intentar no andar por la calle después de haber tomado dos cervezas, pues puedes verte implicado de una forma mínima en un accidente de tráfico y ser multado por dar positivo en el control de alcoholemia.

Las personas que habitualmnte consuman medicinas con codeínas, opiáceos o similares deberán además andar por la calle con las recetas médicas en el bolsillo, por si tropiezan con alguno de los controles de drogas que propone la ocurrente DGT española.

Si el proyecto fuera aprobado, los españoles tendrían que optar por no acudir a fiestas o reuniones de amigos donde tengan pensado tomar algún trago, pues luego no podrían volver a casa conduciendo -por la peligrosidad que impica- ni andando por miedo a verse implicados en cualquier tipo de accidente y que le obliguen a someterse a controles de alcoholmia y de sustancias estupefacientes.

Pero la locura del proyecto propuesto por la DGT para el nuevo Reglamento de Circulación va más allá y propone además imponer un límete de velocidad para los peatones. Sí, es algo tan absurso que cuesta creer que sea cierto, pero lo es. El texto que recoge esta increíble medida dice: «Los vehículos en los que su conductor circule a pie no sobrepasarán la velocidad del paso humano«.

El Consejo de Estado español pide a la DGT -de forma muy lógica- que explique el concepto de ‘vehículos en los que se circule a pie’ y que especifique qué pasará con las personas que practican el cada vez más popular deporte conocido actualmente como running y que toda la vida se ha llamado ‘correr por la calle’.

Es inentendible cómo un organismo oficial como la Dirección General de Tráfico puede presentar un proyecto con medidas tan absurdas como estas que limitan totalmente la libertad básica del ser humano de caminar por la calle sin temor a que los cuerpos de seguridad le obliguen a someterse a controles de velocidad, alcohol o drogas.


Reels

Ver Más »
Busca en El Ciudadano