Luego de la destitución del ministro de Educación de Chile, lo que muchos se preguntan es si esto logrará aplacar el movimiento estudiantil de ese país, que hace tiempo reclamaba su salida del gobierno.
El Senado de Chile votó el miércoles a favor de destituir a Harald Beyer, quien enfrentaba una acusación constitucional por cargos de “infracción al principio de probidad”, “no ejercer control jerárquico sobre las dependencias del ministerio” y “negativa de fiscalizar el lucro”.
A comienzos de abril la Cámara de Diputados había suspendido al funcionario al declarar procedente la acusación constitucional. Beyer, quien negó las acusaciones en su contra, quedará impedido de asumir cualquier cargo público por cinco años.
El gobierno lamentó la destitución y el presidente Sebastián Piñera acusó a la opositora Concertación, que tiene mayoría en el Senado, de haber votado contra Beyer por “razones políticas”. En 2008 el Congreso había destituido a la entonces ministra de Educación de la Concertación, Yasna Provoste, por un cargo similar, y por eso varios oficialistas consideraron que se trató de una “venganza». Más allá de esto, la salida de Beyer era reclamada por los líderes estudiantes chilenos que desde hace dos años realizan marchas y paros para demandar una educación pública, gratuita y de calidad.
La semana última los estudiantes universitarios y secundarios realizaron su primera manifestación masiva del año, con una marcha que reunió a 150.000 personas según los organizadores, y 80.000 según los cálculos de la policía. Y para el próximo 8 de mayo convocaron una segunda movilización nacional.
¿Aplacará a los estudiantes la salida de Beyer, quien conducía la cartera educativa desde fines de 2011?
“Por el contrario, esto los estimulará”, opinó a BBC Mundo Mario Garcés Durán, director de la organización no gubernamental chilena ECO Educación y Comunicaciones.
Victorias simbólicas
Para Garcés Durán los estudiantes verán la destitución de Beyer como un triunfo propio, ya que el ministro fue removido por lo mismo de lo que lo acusaban los jóvenes: no frenar el lucro en la educación.
Por eso, es probable que su destitución los impulse a ahondar su influencia sobre la clase política.
En ese sentido, el experto consideró que el impacto más fuerte que tendrá esta remoción será en el campo simbólico. “En noviembre hay elecciones presidenciales y todos los candidatos tendrán que tener el tema de la educación al tope de su agenda”, afirmó.
De hecho, los estudiantes ya lograron instalar sus reclamos con fuerza: el pasado 1 de abril la expresidenta de la Concertación Michelle Bachelet (2006-2010) -la favorita según las encuestas- lanzó su campaña anunciando que de ganar, su primer proyecto será poner fin al lucro en la educación.
No obstante, hasta ahora tanto Bachelet como los otros posibles precandidatos se han mostrado opuestos a la gratuidad de la educación, uno de los principales reclamos de los estudiantes.
Por eso, los jóvenes han anunciado que continuarán con sus reclamos.
¿Qué cambia?
Más allá de su simbolismo, ¿tendrá algún impacto la salida de Beyer? Expertos como Garcés Durán lo ven improbable.
“El gobierno ha mantenido una línea clara respecto a su política educativa y lo más probable es que el sucesor de Beyer continúe esa línea”, opinó el analista. Desde que comenzaron las revueltas estudiantiles han sido pocos los cambios en el sistema educativo chileno.
El tema de la educación no sólo afecta a los estudiantes: muchas familias chilenas, en especial de clase media, enfrentan fuertes deudas económicas para poder mandar a sus hijos a un buen colegio o universidad.
Desde que el exgobernante de facto Augusto Pinochet eliminó la educación terciaria gratuita en 1981 todas las universidades –tanto las públicas como las privadas- cobran aranceles.
Según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), el 85% del financiamiento universitario sale del bolsillo familiar así como el 22% en la enseñanza básica y media.
Así, Chile tiene uno de los niveles de financiación privada de la educación más altos del mundo. Por eso muchos acompañan las protestas de los estudiantes. Pero a pesar del apoyo los logros reales han sido pocos hasta el momento.
Quizás la reforma más significativa haya sido la decisión del gobierno de reducir del 6% al 2% las tasas de los préstamos bancarios que reciben los estudiantes universitarios.
Por lo que no es de descartar que la salida del ministro haga poco por terminar una de las controversias más intensas que ha tenido Chile desde su regreso a la democracia.
Por Veronica Smink