Hay un lugar especial en el infierno para las mujeres que no voten por Hillary Clinton, dijo la ex secretaria de Estado bajo el gobierno de Bill Clinton, Madeleine Albright, cuando hacía campaña por la candidata demócrata en Portsmouth, New Hamphire.
El jueves pasado se conmemoró el aniversario 17 del bombardeo illegal de la OTAN a la República Federal de Yugoslavia, escribe Kurt Nimmo del portal Infowars. El ataque duró 78 días y destruyó edificios comerciales, escuelas, instituciones médicas, medios de comunicación y monumentos culturales.
La alianza mató a 17 personas cuando un explosivo detonó un bus repleto de mujeres y niños. Asesinó a otras 15 con una bomba de racimo y a tres diplomáticos en la embajada china de Belgrado. Y luego de que la televisión serbia criticara a Albright y Clinton, la estación también fue bombardeada, cobrando la vida de 16 personas más.
La ofensiva militar – votada a favor por otro demócrata involucrado en la contienda electoral, Bernie Sanders, quien hace poco justificó los crímenes de guerra cometidos en Yugoslavia – es criticada por “infringir los capítulos básicos de la Carta de Naciones Unidas y otras convenciones y tratados”, constituyendo “la agresión internacional más descarada desde que los nazis atacaron Polonia para prevenir las ‘atrocidades polacas’ contra los alemanes”, según el ex persecutor de los tribunales de Nuremberg, William Rockler.
Es conocido el apoyo entregado por Albright a iniciativas bélicas que vulneran los derechos humanos, indica Nimmo. Cierta vez, consultada sobre las sanciones económicas impuestas a Irak, que llevaron a la muerte de más de 500 mil niños de ese país, Albright dijo: “Es una elección difícil, pero creemos que vale la pena el precio”.
Al igual Albright, Clinton adhiere al exterminio masivo como una herramienta válida de la política exterior de EEUU. En octubre de 2000, The New York Times informó que la candidata había “citado el involucramiento estadounidense en Bosnia y Kosovo como ejemplos de intervenciones extranjeras de las que ella estuvo a favor, en el plano moral y estratégico”.
Basándose en sus propias palabras, todo apunta a que, de llegar a ser presidenta, Hillary continuará adelante con la receta intervencionista y asesina que ha caracterizado a sus predecesores.
“Si hay un lugar especial en el infierno, no sólo Albright estará ahí, sino también Clinton y otros connotados criminales de guerra: Joseph Goebbels, Rafael Trujillo, Adolf Eichmann, Joseph Mengele, Klaus Barbie, Omar al-Bashir, Augusto Pinochet, Idi Amin, Pol Pot y otros”, concluye Nimmo.