«EE.UU. pudo imponer la ‘Pax Americana’ en el mundo, pero el número de conflictos ha aumentado. Y además, muchos están fuera de control», destacó Sader en una entrevista al portal Rebelión y puso como ejemplos a Afganistán e Irak. Según él, los casos de Siria e Irán también son señal de una «debilidad en la capacidad ‘unipolar’ norteamericana». El aspecto económico es otra cara del mismo problema.
Para Sader, el famoso modo de vida norteamericano es una «cultura elitista y centrada en el consumidor, no en los derechos de la gente». Desde su punto de vista, la victoria económica de Occidente y su modelo capitalista que este sigue apoyando a todo coste supuso «una inmensa transferencia de recursos del sector productivo al sector especulativo» y la hegemonía de este sector especulativo a escala mundial.
Como resultado, el modelo estándar de un Estado es «un elemento de enorme debilidad» y » profundamente burocrático», «hecho para la inercia y para la reproducción de las relaciones de dominación existentes» y no «para transformar la sociedad«. En cambio, «los gobiernos progresistas de América Latina han rescatado el rol del Estado», mientras EE.UU. «nunca ha estado tan aislado en la región como ahora», acentúa el sociólogo.
Por la herencia negativa que han recibido, sus avances tienen límites, pero la ola de gobiernos que empieza con Chávez ha logrado otorgarle al Estado otra función y darle «el rol activo en lo político, lo económico y para la garantía de los derechos sociales», detalla el analista. El nuevo modelo del Estado se caracteriza básicamente «por la prioridad de las políticas sociales en lugar del ajuste fiscal, centralidad del mercado», concluye Sader.