Luis Mariano Rendón: “Nos han vendido la pomada de que este sistema es democrático”

La toma de la sede del Congreso en Santiago sigue en la pauta mediática

Luis Mariano Rendón: “Nos han vendido la pomada de que este sistema es democrático”

Autor: Mauricio Becerra


La toma de la sede del Congreso en Santiago sigue en la pauta mediática. Pero  como siempre los medios masivos quitan el foco del tema central y lo derivan a la censura al senador Girardi o a una supuesta patada al ministro Bulnes o de cómo castigar a los activistas. Del fondo del asunto nada. Por ello conversamos con el abogado y  ecologista Luis Mariano Rendón, quien junto a 60 jóvenes, militantes de la diversidad sexual y de colectivos irrumpieron para exigir un plebiscito que nos saque del marasmo que nos tiene la actual institucionalidad.

-Un twittero el viernes decía “Que tengamos que defender a Girardi… a esos extremos nos ha llevado el mal gobierno” ¿qué opinas del revuelo causado por la acción?

-Creo que Girardi tiene un gran desafío político con esto. Si bien lo asumió de manera adecuada ese día, era difícil hacerlo de otra forma. Recordemos que el día anterior a la toma de la sede del Congreso en Santiago en la Cámara ingresaron Fuerzas Especiales de Carabineros, lo que generó mucha repulsa. Un mínimo criterio político lo llevó a actuar de esa manera. Además de que nuestra demanda tiene bastante sentido. En el tema de fondo hay coincidencias.

-Pero la derecha y un sector de la DC se han tirado con uñas y dientes contra él.

-Está sufriendo presiones brutales. El senador Walker (DC) está de cabeza contra Girardi, pero éste tiene la gran oportunidad política de reposicionarse con un cierto liderazgo dentro de los sectores democráticos.

-¿Qué pasó ese día cuando los llevaron presos?

-No había un acuerdo de que no nos iban a llevar presos. Eso hay que aclararlo. Hay un tema jurídico: ellos nos acusan de la comisión del delito de interrumpir las sesiones de los órganos colegisladores. El Código Procesal Penal permite a la policía detener con una orden, que en ese momento no la tenían. Por eso nos demoramos en salir y fuimos a la comisaría a constatar nuestras ‘identidades’.

-Pero la constatación de identidad ocurre al momento de mostrar la cédula.

-El control de identidad debe hacerse en la vía pública, donde se encuentre la persona. Sólo si no tiene un documento de identidad puede ser trasladado a la comisaría para comprobarla.

-Pero en la práctica eso no está ocurriendo. La policía detiene a las personas sin motivo y las lleva a la comisaría argumentando ‘control de identidad’.

-Hay un abuso y el diputado Silber interpuso una querella contra el oficial a cargo del operativo. Nos llevaron presos acusando flagrancia. Ya en una manifestación anterior por Isla Riesco me llevaron preso sin acusarme de desórdenes ni nada. Es una detención que se salta toda la ley.

-¿Qué podemos hacer frente a esto?

-Es una detención ilegal y un delito. Hay que tener las ganas y la capacidad de hacer la persecución penal y hacer las denuncias correspondientes ante el Ministerio Público.

UN PLEBISCITO QUE NOS SAQUE DE LA MODORRA

-¿Qué objetivo perseguían tomándose el Congreso?

-Obtener el compromiso de la mesa del Senado para iniciar el proceso para el cambio constitucional que permita establecer el plebiscito. Creo que logramos ese objetivo con el documento en que estos parlamentarios se comprometen a iniciar esto a partir de las observaciones de la sociedad civil. La idea es que sean posibles los plebiscitos con carácter vinculante sobre cualquier temática y que puedan ser convocados por los ciudadanos. Para eso se requiere cambiar el Artículo 15 de la Constitución.

-¿Qué experiencia te dejó el haber compartido con estudiantes un buen rato?

-Establecimos más lazos y nos permitió visibilizar que existe este esfuerzo que desde hace meses queremos crear un espacio común de los distintos movimientos y demandas sociales. A esa conclusión llegamos después de las marchas contra Hidroaysén. Como la gente salió a las calles contra ese proyecto, después por la educación o por las minorías sexuales. Hasta ahora no había ningún punto en que todos confluyéramos y pasáramos de la mera reivindicación de la demanda sectorial a la exigencia constituyente, de cambio del sistema político.

-¿Por qué crees que la Asamblea Constituyente es la vía?

-Porque el actual sistema electoral tiene cerrojos a la participación efectiva de la ciudadanía, a través de las leyes de quórum calificado, el sistema binominal y otras disposiciones que impiden que la mayoría decida. Nos han vendido la pomada de que este sistema es democrático. Si está diseñado expresamente para que la mayoría no decida. Creemos que el plebiscito es la llave para introducirnos en esta caja de hierro que es la constitución de Pinochet firmada por Lagos.

-Pero hacer una constitución más participativa requiere una mayor capacidad de las personas para que sea efectiva.

-Somos optimistas porque hemos avanzado mucho en los niveles de conciencia en el último tiempo. Somos optimistas de exigir el plebiscito para así poder defender la Patagonia.

-¿El plebiscito es la salida?

– Sí y creo que Chile tuvo la posibilidad de haberse salvado de la dictadura si es que hubiésemos tenido en 1973 una forma de resolver la crisis política. Esa fórmula era el plebiscito y Allende lo había propuesto, pero no lo ratificó. Si se hubiese convocado probablemente lo habría perdido, pero pese a su renuncia el retroceso de la UP hubiese sido ordenado, sin matanzas y nos hubiese ahorrado una dictadura de 17 años. Tengo la convicción de que el plebiscito es la gran alternativa para salvar las crisis de forma pacífica.

CONVERGENCIAS DEL MOVIMIENTO SOCIAL

-Pero las convergencias del movimiento social se vienen intentando desde los ‘90.

-Hoy asistimos a una situación nacional e internacional nueva que permite que los movimientos sociales eclosionen y que estas articulaciones sean posibles. Esto va más allá de la izquierda y es una articulación desde el movimiento social.

-¿Hay algo nuevo bajo el sol?

-Nuestra propuesta desde el ecologismo conlleva una cultura política nueva que toma distancia de todas las fuerzas del industrialismo, proyecto social que hubo en la izquierda y en la derecha. Estoy en contra del desarrollismo del gobierno de Brasil, por ejemplo, que es un gobierno de izquierda y está destruyendo la Amazonía tal como la derecha lo hace con la Patagonia acá.

-¿La demanda convoca a más personas entonces?

-Sí, está abierta a la sociedad civil y convoca a todos los ciudadanos que queramos tener un país más democrático. Más allá de los cartelitos, quienes quieran que haya plebiscito para dirimir asuntos de la ciudadanía o estén en contra de la devastación ambiental.

-Esto pasa necesariamente por las instancias políticas y lo que viene son las presidenciales. El problema es que en Chile las candidaturas alternativas han tenido a lo más un 7% de la votación.

-Al calor de estas luchas sociales se están conformando estas nuevas alternativas. Creo que allí se verán los liderazgos, en la capacidad de empujar la democratización del país. Y a partir de eso cambiar las reglas del juego y que sean posibles nuevas alternativas de fondo para Chile.

-¿Y cómo el movimiento ecologista se plantea frente a eso?

-Creo que somos portadores de esta iniciativa. Creemos que la equidad social es una condición para lograr la sustentabilidad ambiental.

CONTRA EL INDUSTRIALISMO

-¿Se plantean ustedes contra el modelo neoliberal?

-Por supuesto. El ecologismo se plantea contra el industrialismo. El neoliberalismo es la versión actual de dicha política, pero el socialismo también lo fue. Nosotros decimos que hay límites al crecimiento y no se puede crecer al infinito. El neoliberalismo ha sido la forma más salvaje de llevar ese crecimiento. Nosotros necesitamos otra perspectiva que salga de la idea del desarrollo y proponer otras visiones, que nos hablen de la vida buena, del buen vivir.

-¿Alguna experiencia de gobierno latinoamericano te hace sentido?

-Creo que en los procesos de Ecuador y Bolivia hay algo de esta visión. La fuerte presencia de pueblos originarios en esos procesos es algo importante, lo que ha empapado dichos proyectos políticos y contrapesen la visión izquierdista tradicional. Claro que con todas sus contradicciones como lo que pasó ahora con el Tipnis para Evo Morales. Chocan las lógicas, pero el peso de los pueblos originarios ha sido fuerte.

-Pero mientras el proceso de acumulación de fuerzas nos siguen pasando goles. La semana pasada los días de la protesta aprobaron dos termoeléctricas.

-Todos los días nos están pasando goles y seguirá pasando. Es un poco angustiante, pero tenemos que pelear el tema de fondo que es el tema del poder, o si no vamos a ir de pelea en pelea tratando de ir apagando incendios; ganando unas pocas, perdiendo la mayoría, pero siempre luchando en el marco de una institucionalidad que nos es completamente adversa.

-Suena como la pelea frente a un gigante…

-Si queremos lograr un avance real tenemos que cuestionar la institucionalidad y llegar a un país más democrático. De otra manera no vamos a tener avances sustantivos. Tampoco es viable que tengamos que estar en las calles luchando contra la represión para tener soluciones. En algún momento tienen que existir en Chile instituciones que sean capaces de procesar adecuadamente esto y que la ciudadanía dirima de manera legítima sus conflictos.

LA NO VIOLENCIA

-¿Con qué sectores políticos podemos plantear alianzas?

-Acá se está produciendo una gran diferenciación entre democracia y autoritarismo. En la medida en que pongamos el tema del plebiscito en el centro, los distintos sectores se irán colocando de un lado o del otro. Esperamos así una convergencia mayoritaria de ciudadanos. Esto cruza los distintos partidos porque felizmente la paz de cementerios de los gobiernos de la Concertación se terminó.

-Bachelet quiere repetirse el plato y volver a La Moneda.

Bachelet entregó las concesiones de utilidad para que Hidroaysén fuera posible y el yacimiento de carbón de Isla Riesco fue licitado por su gobierno. Ellos tienen metidas las manos hasta el fondo. Si la institucionalidad ambiental, que es lo que refleja de mejor manera este sistema atado, se hizo más centralista bajo el gobierno de ella. Eso no condena a los partidos completos, pero será difícil que quienes ocuparon puestos de poder en esos gobiernos se reciclen.

-Te has manifestado en contra de las formas violentas de protesta, pero ¿qué le dices a alguien que toma una piedra para enfrentarse al modelo?

-Hay que comprender que el uso de la violencia es completamente funcional a los que están en el poder porque ellos tienen la estructura del Estado diseñada para enfrentar a los violentos. Tienen su fuerza policial, sus militares. Los hechos violentos tienden a arrinconar a la ciudadanía que está luchando y contra eso se lanza toda la violencia del Estado, con una capacidad superior desde todo punto de vista. Entiendo la rabia de alguien que es reprimido por la policía, pero desde el punto de vista político uno tiene que tener la responsabilidad de plantear las alternativas exitosas. Creo en la desobediencia civil no violenta es el camino.

-¿Así fue cuando ocuparon la sede del Congreso?

-La lucha que dimos en el Congreso fue muy intensa y pudo haber llegado a actos violentos, cosa que no ocurrió. Pero de haber pasado hubiese sido lo mejor que le pudiera haber pasado al Gobierno y a la clase política. Los cabros, pese a que tenían ante sí al adversario número uno: el ministro que les cerró el año escolar, el que ha ordenado que los apaleen, que los gaseen, que los mojen… pese a todo eso, los cabros se contuvieron y le dijeron lo que correspondía.

-Estaban frente a un interlocutor bastante duro…

-Sí, pero es un gobierno minoritario, elegido por el 29% de los ciudadanos. Ni siquiera obtuvo mayoría absoluta de los votos emitidos, porque si sumamos los votos de Frei, los nulos y blancos, son más de los que obtuvo Piñera. La desobediencia civil es la forma para enfrentarlos.

Por Mauricio Becerra R.

@kalidoscop

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