Un episodio similar se produjo tres años atrás, ocasionando un fuerte malestar en las relaciones con la Argentina. La medida representa una afrenta contra la soberanía del vecino país que reclama la soberanía de las islas, así como un perjuicio a la defensa de Nuestra América en el marco de la creciente militarización del Atlántico Sur.
El buque inglés, asignado a la custodia de las Islas Malvinas, amarró el 28 de noviembre en el puerto de Valparaíso, en visita oficial al país andino que incluye maniobras junto a unidades de la Armada chilena y participación en la feria Exponaval Trans-Port 2014 que se extiende hasta este viernes.
De acuerdo al sitio web de la Royal Navy el buque zarpó con destino al Atlántico sur el 27 de octubre pasado, con el objetivo de relevar en esa misión al navío HMS Iron Duke que actualmente se encuentra en el archipiélago.
El destructor tipo 45 Dragon, que entró al servicio activo en junio de 2010, es el cuarto de una serie de seis que construyó el grupo British Aerospace Systems (BAE), el mismo que contrató la marina chilena para el mantenimiento y modernización de sus fragatas tipo 22 y 23 adquiridas usadas a la Royal Navy entre 2005 y 2008, según precisa Ámbito Financiero.
Se trata de un buque de última generación, “con tecnología stealth que reduce la ecodetección radar, dotado de armas sofisticadas, entre ellas un lanzador de 48 misiles antiaéreos Sea Viper”, detalla el diario argentino.
En diciembre de 2010, Chile también permitió el amarre en Valparaíso del buque de guerra inglés HMS Gloucester, para realizar ejercicios militares conjuntos y posteriormente participó de la exposición naval. El mismo buque había intentado ingresar a Uruguay, pero el gobierno lo impidió cumpliendo con un acuerdo regional que prohíbe esa clase de maniobras.
La medida constituye una afrenta contra la soberanía de Argentina que reclama las islas tras 181 años de ocupación inglesa, así como representa un perjuicio a la defensa de Nuestra América en el marco de la constante militarización del Atlántico Sur por parte del Reino Unido, denunciada en reiteradas ocasiones por parte de los organismos regionales como UNASUR y MERCOSUR.
Tras la Guerra de Malvinas (1982), el Reino Unido y Estados Unidos instalaron en el archipiélago, a través de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la base Mount Pleasant a 60 kilómetros del Puerto argentino y a 700 kilómetros de la costa patagónica, en la Isla Soledad donde operan más de mil 500 militares y 500 civiles británicos.
La fortaleza militar cuenta por ejemplo, con una pista de aterrizaje de 2 mil 600 metros de largo, para el despegue y aterrizaje de aviones de gran porte, así como de un puerto de aguas profundas donde atracan regularmente submarinos atómicos, de acuerdo al Centro de Estudios y Documentación sobre Militarización del Movimiento por la Paz, la Soberanía y la Solidaridad entre los Pueblos (MOPASSOL).
La base Mount Pleasant representa una de las bases más importantes de Nuestra América, a través de la cual el Reino Unido busca proyectar su control sobre los bienes comunes naturales de la región y expandir su dominación sobre la Antártida.
via PIA