El rey de Marruecos ha ampliado las causas por las que las mujeres podrán abortar de forma en su país, tras varios meses de debates y discusiones. Hoy en día solo se autoriza el aborto cuando peligra la vida de la madre. Pero el pasado viernes Mohamed VI autorizó ampliar los supuestos a los casos de malformación del feto y de violación o incesto. La medida está muy lejos de satisfacer los deseos de activistas como Chafik Chraïbi, fundador de la Asociación Marroquí de Lucha Contra el Aborto Clandestino (Amlac), quien temía que una vez puesta en marcha la reforma de la ley, “la montaña pariese un ratón”.
El rey ha basado su decisión en un informe que encargó en marzo a los ministerios de Justicia, al de Asuntos Islámicos y al Consejo Nacional de Derechos Humanos. Y ese informe concluye que “la aplastante mayoría” de la sociedad “se inclina por la criminalización del aborto, a excepción de algunos casos de fuerza mayor”. El Gobierno del Partido de la Justicia y el Desarrollo, islamista moderado, había expresado a través de varios altos cargos su decisión de apoyar la legalización sólo en los casos de peligro para la vida de la madre, violación, incesto y malformación del feto. Y el informe de las instancias consultadas no se ha movido un paso más allá de donde quería ir el Gobierno islamista.
En Marruecos no hay cifras oficiales sobre abortos clandestinos, pero la asociación Amlac estima que cada día se practican entre 600 y 800 en condiciones sanitarias deplorables. Y la Institución Nacional de Solidaridad con las Mujeres (Insaf) calcula que cada día son abandonados en Marruecos 24 bebés.
La decisión del monarca de ampliar los supuestos del aborto se produce en un momento de intento debate en Marruecos en el que el Gobierno pretende reformar un Código Penal que data de 1962. En la actualidad la poligamia está permitida por ley y el adulterio y la homosexualidad conllevan penas de cárcel. El anteproyecto presentado por el islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo mantiene la prisión en esos casos y contempla medidas atenuantes para los crímenes de honor.
Al contrario que en Túnez, donde el aborto está legalizado desde 1973, el Código Penal marroquí condena con cárcel de uno a cinco años a quien provoque un aborto. Y depara penas de entre seis meses y dos años a la mujer que aborta. La misma condena está prevista para los cómplices o intermediarios.
Los sectores más progresistas de la sociedad se han movilizado contra la reforma del anteproyecto, a la que califican de “retrógrada”, pero el presidente del Gobierno, Abdelilá Benkirane, se muestra convencido de que si se convocara un referéndum, sería aprobado por aplastante mayoría. Y algunos intelectuales progresistas temen que lleve razón.
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