Alrededor de las 22:00 horas, Gabriela Michetti anunció la llegada del nuevo presidente electo al escenario dispuesto en el búnker del frente Cambiemos, como si éste fuese una estrella de rock: «¡Con ustedes, Mauricio Macri!». De fondo, se escuchaban los vítores de los seguidores y militantes que esperaban eufóricos debajo, mientras algunos filmaban la escena con sus celulares.
Arriba, la plana mayor de la alianza Cambiemos estaba en fila de pie: Ernesto Sánz, Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Lilita Carrió, entre otros.
«Qué difícil. Tanta emoción, tanta alegría, tanta esperanza, estamos llenos de todo eso, desbordados. Yo no sé cómo describirles lo que estoy sintiendo, pero quiero agradecelres, agradecerles, gracias, gracias, gracias. Gracias de verdad» así comenzó Mauricio Macri su primer discurso como candidato ganador del balotaje. «Gracias por haber creído que juntos podemos construir la Argentina que soñamos. Gracias. La verdad que yo estoy acá porque ustedes lo han decidido. Y quiero seguir agradeciendo, no me va a alcanzar la vida para agradecer, pero quiero seguir agradeciendo», continuó.
Como, según Macri, «sin familia no hay felicidad», agradeció también a sus padres, su esposa, sus hijos y demás seres queridos, y luego extendió sus agradecimientos, en nombre de los argentinos trabajadores, de aquellos que lo recibieron en sus casas, a la secretaria de su padre, Anita, quien, según dijo, lo conoce desde los cinco años.
«Es un día histórico. Un cambio histórico que yo les dije y ustedes creyeron que va a ser maravilloso», agregó y aclaró que el cambio no puede detenerse en revanchas o en ajuste de cuentas, y que la pobreza cero que vienen pregonando «desde Tierra del Fuego hasta Jujuy, la vamos a hacer juntos». Luego, resaltó uno de los tópicos de su campaña, la guerra contra el narcotráfico.
Con respecto a la integración latinoamericana, Macri expresó: «Quiero decirles a los hermanos de Latinoamérica, a los hermanos del mundo, que queremos tener buenas relaciones con todos los países. Sabemos que el pueblo argentino tiene mucho para aportarle al mundo y esperamos encontrar una agenda de coperación».
Además convocó a los argentinos que no lo votaron a «que se sumen» ya que «la Argentina necesita que todos desarrollemos nuestras capacidades. Esa Argentina que soñamos no va a ser fruto de un iluminado, eso no existe, eso lo vamos a conseguir si cada uno de los que nos está mirando desde sus casas, encuentra el camino del desarrollo y del progreso. Y yo estoy acá para ayudarlos a encontrar ese camino. Esa es mi tarea».
Antes de que una lluvia de globos celestes y blancos cayera sobre el escenario del búnker, Mauricio Macri le pidió a Dios que lo ilumine para ayudar a cada argentino a progresar y a encontrar su forma de ser feliz. «Yo estoy acá porque ustedes me llevaron a este lugar. Por eso les pido, por favor, no me abandonen (…) El 10 de diciembre comienza esta etapa maravillosa de la Argentina. Es acá, es ahora, ¡Vamos argentina!» concluyó el nuevo mandatario.
Argentina abre así una etapa que pone en riesgo las conquistas sociales obtenidas durante estos años de kirchnerismo y pone el temor de un retroceso neoliberal en el resto del continente en el centro de la escena política.