Nelson Ávila: “La Concertación se hizo cautiva del modelo económico”

Parlamentario por 16 años, hoy está fuera del Congreso Nacional después de ser “atropellado” por un presidente de partido –Ignacio Walker-

Nelson Ávila: “La Concertación se hizo cautiva del modelo económico”

Autor: Wari

Parlamentario por 16 años, hoy está fuera del Congreso Nacional después de ser “atropellado” por un presidente de partido –Ignacio Walker-. Vive la política en las Redes Sociales y se declara una “Cenador de la Redpública”. Con casi 100 mil seguidores en Twitter, dictando charlas motivacionales y observando con atención la realidad contemporánea le encontramos por el ciberespacio para hacer memoria y aterrizar en el Chile actual.

-El futuro del financiamiento de la educación nuevamente se está poniendo en manos de la banca.

-Me sorprendería que no hubiese ocurrido así. El sistema genera “amarres” y uno de los más sólidos es, precisamente, con la banca. El carácter subsidiario del Estado actual, implica compartir con los privados el acontecimiento de la mayoría de sus funciones. Incluso las más consustanciales con su naturaleza. Pero, todo esto, no por un sentido de bien público, sino porque hay flujo de recursos aptos para “empoderar” a ágiles emprendedores.

-¿Por qué cree que se toman este tipo de determinaciones?

-Muy sencillo. El sistema de vasos comunicantes entre el mundo empresarial y el aparato del Estado se ha hecho cada vez más expedito. En los gobiernos de la Concertación se hacía con ciertos pudores, de modo un tanto elíptico. Se “vestía de mona” con finos ropajes de seda, gracias al atento servicio de creativos lobbistas. Ahora es distinto. Todo es más directo. Se guardan menos las formas, porque se responde a una concepción ideológica en que lo estatal es sinónimo de ineficacia. El concurso de los privados, entonces, resulta fundamental para superar esa “tara” intrínseca de la función pública.

-¿Qué le parece que Sebastián Piñera, a un año de ser presidente, haya aumentado considerablemente su fortuna?

-El dinero se reproduce a sí mismo. Si la “fecundación” se efectúa en un ambiente propicio, rodeado de estímulos, el resultado tiene que ser mejor. En un país chico, una fortuna que partió superando los dos mil millones de dólares y pertenece al Jefe del Estado, no hay cómo hacerla pasar desapercibida. Lo del “fideicomiso ciego” es un chiste. Constituye una ingenuidad pensar que el dueño de esos dineros, conociendo su carácter, no tenga idea cómo se administran e ignore los resultados que se están consiguiendo.

-¿De qué forma las transnacionales y grupos económicos inciden en las votaciones al interior del Congreso?

-Al momento de las campañas electorales, ellos colocan fuertes sumas de dinero. Es su inversión en el ámbito legislativo. La representación, en estricto rigor, no es ciudadana, sino más “acotada”. El financiamiento público ha ahondado las desigualdades entre los candidatos con padrinos de diferente estirpe. Así, aquellos recursos sólo se han sumado al de los grandes empresarios y, de ningún modo los han reemplazado. Entonces, todo se mantiene igual, pero ahora, con una pincelada de hipocresía a cargo de todos los chilenos.

-Se dice que con la salida de la Concertación del gobierno, se fueron los capataces y que llegaron los patrones ¿Qué opina de eso?

-Es una metáfora de lacerante crudeza, pero dramáticamente real. Los ímpetus transformadores de la coalición se disolvieron rápidamente en la institucionalidad heredada de la dictadura. La Concertación maniatada en todos los ámbitos, se hizo cautiva del modelo económico que primero le fuera impuesto y que luego terminara adoptando “por razones de Estado”. Sufrió el “síndrome de Estocolmo” al enamorarse de sus plagiarios.

-Si uno lee el mapa de los partidos políticos en Chile parece que todos dieron un paso a la derecha: La DC parece RN, el PS la DC, y el PC el PS. Si uno revisa los principios fundacionales de partidos como la Democracia Cristiana o el Partido Radical, distan mucho de su comportamiento actual. ¿Cuál es su opinión?

-Todas las fuerzas políticas atrapadas en el sistema experimentaron una mutación, forzadas por la institucionalidad que les cobijó. Como no podían ir más allá de lo que les permitía, fueron adaptando sus propuestas y conformándose con pequeñas concesiones. Un ejemplo de esto se encuentra en ese “gran acuerdo” que derivó en la aprobación de la LGE. Quedó para la posteridad aquel acto patético en La Moneda, donde derecha y Concertación, con las manos entrelazadas, entonaron el himno nacional.

-¿Por qué tanto miedo a abandonar el centro político?

-El centro les resulta sinónimo de estabilidad. La derecha y la izquierda ya reconocen domicilio allí. Las élites políticas lo ven como una ruta segura de navegación.

-¿Cuál es su opinión sobre las personas que el Gobierno señala como los “ultra” dentro del movimiento estudiantil?

-Ellas encarnan los anhelos de transformación que se agitan con fuerza en el mundo social. Hijos de los esclavos del sistema en su gran mayoría, se movilizan por sus objetivos específicos, pero también por sus padres que ya no pueden luchar por sí mismos. Son el espolón de proa de un movimiento que excede ampliamente al estudiantado.

-¿Qué valor le ve al reciente Plebiscito Nacional por la Educación? ¿Reside en el pueblo la soberanía?

-Ese plebiscito posee un valor simbólico extraordinario. Desde luego, tiene un efecto movilizador. Además, permite que la ciudadanía exprese su compromiso de un modo concreto. Refuerza la lucha de amplios sectores por una nueva Constitución.

-Luego de su salida del Congreso ¿Considera que quede algún parlamentario que pueda trabajar seriamente por la despenalización de la marihuana?

-Lo veo difícil. Habría que exhumarlos desde la montaña de prejuicios donde yacen. Prefieren vivir en el doble estándar. En privado tienen una opinión y en público otra.

-¿Por qué para usted era tan importante hacer ese cambio legislativo? ¿Cuál es su percepción de las drogas lícitas?

-El prohibicionismo sólo ha contribuido a agravar los males que pretende corregir. Desde luego no ha reducido el consumo. Más bien se ha incrementado. Tampoco protege la salud de la población. Quienes consumen se ven forzados a depender de las mafias que controlan el negocio y lo que consiguen es un producto malo, caro y particularmente adictivo. Las drogas lícitas son más peligrosas en todo sentido que la marihuana. Esta última no registra una sola víctima en todo el mundo por consumo excesivo. En cambio el tabaco y el alcohol tienen millones a su haber.

-¿Qué opina de la reciente resolución de la Corte Suprema respecto al cultivo de marihuana para uso medicinal?

-Me parece un gran paso. Permite que la discusión se sitúe en un campo donde por lo común se ignora. Parece molestarles la evidencia científica de que es la mejor opción para tratar los efectos de numerosas patologías. Absurdamente se priva a muchas personas de hacer uso de ella con fines medicinales.

-Continuamente los ciudadanos somos vulnerados por el neoliberalismo desregulado ¿De qué forma somos perjudicados? ¿Cómo podemos revertir la situación?

-En realidad, las llamadas “fuerzas ciegas” del mercado, no lo son tanto. Ven lo suficiente como para burlar los derechos de los consumidores. Tienen muy buen ojo para coludirse y así sacarle mejor provecho a sus inversiones. Lo repudiable es que todo esto se hace a costa de la salud de la población, en el caso de las farmacias. Pero, en todos los sectores la regulación es débil e insuficiente. La única forma de revertir esta situación, es otorgando más poder y facultades a las organizaciones de la comunidad.

-¿Qué le parece el rol de Rodrigo Hinzpeter a la cabeza de la seguridad pública?

-Le queda grande el traje de Jefe de Gabinete. Y más aún el de encargado de seguridad pública. Es de ademanes altaneros más que de políticas sensatas para abordar un tema delicado, con profundas imbricaciones sociales.

-¿Cómo se podrán resolver las históricas demandas del pueblo mapuche?

-Para ello se requiere un cambio político fundamental. Los derechos ancestrales del pueblo mapuche no tienen cabida en el marco de la actual Constitución.

-¿Sería Michelle Bachelet la mejor carta contra el eventual candidato de la derecha en la próxima presidencial?

-Sin duda que sí. Pero el tema de fondo es si esa alternativa será capaz de integrar las demandas que concitan hoy, tan alto apoyo ciudadano. Si podrá asumir compromisos que vayan más allá de un cambio de cosmética. Si estará en condiciones de devolver a los jóvenes la fe en la función pública.

-Le pido responda cada palabra con el primer concepto que se le venga a la mente.

Farmacias: Colusión… sin remedio.

Retail: Tragamonedas.

Agustín Edwards: Mercurio, Dios del comercio.

Cogollo: Esencia.

Asamblea Constituyente: Germen del Chile que soñamos.

Hidroaysén: Ecocidio.

Isla Riesco: Intereses más negros que el carbón.

Ley Antiterrorista: Por la fuerza contra la razón.

Matrimonio homosexual: Nadie en el closet.

Masonería: Bajo mallete.

Por Bruno Sommer Catalán

El Ciudadano Nº112, segunda quincena octubre 2011


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