La población de Nigeria acudió este sábado y este domingo a las urnas para elegir al próximo presidente del país pero los resultados continúan siendo por el momento un misterio. Los dos principales candidatos que se disputan la presidencia del país son el actual presiente Goodluck Jonathan, de confesión cristiana; y el líder opositor Muhammadu Buhari, musulmán que se presenta a las elecciones por cuarta vez.
Las elecciones presidenciales en Nigeria estaban previstas para el sábado 28 de marzo, pero debido a los problemas técnicos del sistema electrónico de acreditación, así como a los episodios de violencia protagonizados por el grupo armado Boko Haram en Gombe, se posibilitó acudir a las urnas también durante el domingo.
A los lugares de votación acudieron observadores electorales enviados por la Unión Europea, por Estados Unidos y por la Comunidad Económica de Estados de África Occidental -CEDEAO- para constatar que durante el proceso electoral no se produjera ninguna manipulación ni falsificación de los resultados.
Hannah Roberts, jefa adjunta del equipo de observación declaró: “En general, el proceso de votación puede calificarse de desordenado y prolongado. Aunque los procedimientos de votación fueron seguidos insuficientemente, la misión de observación de la UE no vio ninguna evidencia de manipulaciones sistemáticas”.
Ante la desesperación e inseguridad por el retraso de los resultados electorales, se han producido varias protestas sociales en ciudades como Port Harcourt donde la policía disolvió la convocatoria con gases lacrimógenos.
En las elecciones de 2011, aproximadamente unas ochocientas personas perdieron la vida en las protestas que se produjeron tras el anuncio de que Jonathan había salido vencedor de los comicios. El vocero de la APC -la alianza opositora Congreso de Todos los Progresistas- declaró: «Siembre hemos dicho que vamos a aceptar el resultado de unas elecciones libres, justas y transparentes«.