Anteriormente, el 22 de junio, Donald Tusk ya puso al Gobierno griego ante la disyuntiva de «elegir entre una buena propuesta o la quiebra». Tsipras insistió entonces en que «en las negociaciones no hay lugar para el lenguaje de los ultimátums, y estos no influyen en una discusión que está llegando a la etapa final», informa TASS.
El presidente del Consejo Europeo mostró que en caso de que Atenas rechace las propuestas de los acreedores, al Gobierno de Syriza le espera un desastre. «El juego ha terminado«, dijo Tusk al mandatario griego.
Esta afirmación provocó la respuesta inmediata de Tsipras: «En Grecia hay 1,5 millones de parados, 3 millones de pobres y miles de familias que no tienen otros ingresos que las pensiones de los ancianos. Esto no es un juego».
En ausencia de un acuerdo con el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno griego deja al país de cara a una posible bancarrota. Según el jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, los ministros de Finanzas de la eurozona se reunirán este sábado para hacer balance de los negociaciones de Atenas con los acreedores.