Obama: «la gente en el mundo no busca en Moscú o Beijing un liderazgo, nos mira a nosotros»

Obama, en su último discurso, dijo ayer que no quiere que Estados Unidos sea la policía del mundo, entre otras declaraciones.

Obama: «la gente en el mundo no busca en Moscú o Beijing un liderazgo, nos mira a nosotros»

Autor: Nicole Moscovich

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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, utilizó anoche su octavo y último discurso del Estado de la Unión frente a las dos cámaras del Congreso nacional en Washington para brindar un mensaje de esperanza para «los próximos cinco, diez años» y defender los logros obtenidos a lo largo de sus dos gobiernos, informó la agencia de noticias Télam.

En materia de política exterior, en tanto, el mandatario reivindicó el rol de líder mundial de Washington al afirmar que «la gente en el mundo no busca en Moscú o Beijing un liderazgo, nos mira a nosotros», según transmitió en vivo el canal de noticias local NBC.

Obama sostuvo que «en el mundo actual, no estamos amenazados por imperios malvados, sino por estados fallidos», destacó «conflictos milenarios en Medio Oriente y llamó a «eliminar» a la milicia del Estado Islámico (EI), al mismo tiempo que pidió no ser la «policía del mundo».

Sin embargo, criticó duramente a las voces más dramáticas y sostuvo que el EI «no amenaza la existencia nacional» de Estados Unidos, como muchos dirigentes dicen desde el año pasado, y advirtió que «los mensajes exagerados de que esta es la Tercera Guerra Mundial solamente benefician» a los yihadistas.

Obama no dedicó mucho tiempo de su discurso de casi una hora a América latina. Una de las pocas menciones que hizo fue a Cuba y el restablecimiento de relaciones diplomáticas negociada entre su gobierno y el de Raúl Castro.

«Si quieren mejorar nuestro liderazgo en el hemisferio, reconozcan que la Guerra Fría terminó, levanten el embargo contra Cuba», sentenció el mandatario, ganándose el aplauso de gran parte de la bancada oficialista y el silencio unánime de la oposición republicana, mayoría hoy en las dos cámaras del Legislativo.

Obama reivindicó y defendió su gestión como hizo en los años anteriores. Dijo que «cualquiera que diga que la economía de Estados Unidos está en declive está pedaleando en el aire» y llamó a fortalecer las políticas sociales y defender la reforma de salud, su gran conquista política.

Pero esta vez, en su último discurso el Estado de la Unión, el mandatario eligió volver a adoptar el tono, las fórmulas y el espíritu que hizo de su primera campaña presidencial en 2008 un hito en la historia del país.

Describió «la grandeza de Estados Unidos», las cualidades del país «que causan envidia en el mundo» y cómo «superó una y otra vez las crisis». Habló de la necesidad de trabajar por un cambio, de mirar al futuro y de involucrarse.

Por momentos y pese a las numerosas canas y las evidentes señales de desgaste que dejaron en su rostro los últimos siete años en la Casa Blanca, Obama volvió a hablar cómo el joven senador que enamoró al electorado estadounidense e inclusive al comité noruego del premio Nobel de la Paz con sus discursos inspiradores y sus promesas de cambio.

Se lo vio relajado y muy cómodo, tanto que se permitió hacer varios chistes sobre la creciente polarización política que existe entre el oficialismo demócrata y la oposición republicana, y sobre una campaña presidencial que no despierta pasiones a sólo dos semanas del inicio de las primarias, que definirán los dos candidatos finales para los comicios de noviembre.

Ni bien comenzó su discurso, aclaró que sería corto ya que «algunos tienen que volver a Iowa», en referencia a la recta final de la campaña por la primera elección primaria, que se realizará el primero de febrero en ese estado.

Hizo varias referencias a la falta de acuerdos que paralizaron el Congreso durante los últimos cinco años en temas centrales, como una reforma penal, una reforma del sistema de votación o para aumentar el salario mínimo, pero también destacó que una de las principales cosas que lamenta tras siete años de gobierno es que la brecha y «la desconfianza» entre demócratas y republicanos creció bajo su mandato.

Obama no mencionó a ninguno de los pre candidatos, ni de un partido ni del otro, y evitó tomar posición en medio de la campaña que decidirá a su sucesor. Sólo deslizó una clara crítica al favorito de la oposición republicana, el empresario multimillonario Donald Trump.

«Cuando algunos políticos insultan a musulmanes -incluidos nuestros propios ciudadanos-, cuando una mezquita es atacada, cuando un niño es insultado…está simplemente mal», sostuvo el presidente estadounidense, en un referencia muy clara a la propuesta de Trump de prohibir la entrada al país de todos los musulmanes, incluidos los norteamericanos.  Mientras el mandatario hablaba, un grupo diverso de invitados siguió su discurso desde el palco de la primera dama.

Entre otros, se destacaban Refaai Hamo, un refugiado sirio recién arribado al país; Ryan Reyes, un activista surgido tras el ataque terrorista en San Bernardino, California, que lucha contra la discriminación y el odio; y Oscar Vazquez, un inmigrante mexicano que, tras llegar de pequeño y destacarse en sus estudios, logró recientemente la residencia legal.

La otra apostilla política de la noche la ofreció el senador de Texas y precandidato presidencial por el partido republicano, Ted Cruz, quien fue el gran ausente con aviso, tras decidir no participar del discurso del Estado de la Unión. En cambio se trasladó a New Hampshire, el segundo estado que tendrá primarias después de Iowa.

Cruz está segundo en las encuestas, aunque aún está lejos del favorito republicano, Trump.

Fuente: Tiempo Argentino


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