La Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) -creada el 8 de abril de 1996- es en la actualidad una de las organizaciones intergubernamentales más poderosas e influyentes del planeta, cuestión determinada por su peso económico, político, geográfico, estratégico y de defensa.
Este bloque de países nació por iniciativa de los líderes de la República Popular China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán y que en principio era conocido como los Cinco de Shanghái. Poco a poco, la OCS ha ido expandiendo su presencia en la escena global, anexando socios claves hasta transformarse en un actor de peso en la escena internacional, moviendo el epicentro geopolítico hacia el nudo euroasiático.
La integración entre Rusia y China dan la mayor de las fortalezas a este bloque que también cuenta con India, Irán, Pakistán y otras naciones euroasiáticas
Es así como la organización cuenta ahora con ocho miembros plenos, tras la incorporación de Uzbekistán -que ingresó en 2001-, y de India y Pakistán, que ingresaron en 2016.
La fuerza que la OCS viene acumulando desde su creación ha restado poder a Estados Unidos (EEUU) y sus aliados en el Grupo de los 7 (G7) y la Organización del Atlántico Norte (OTAN), que han han visto como su influencia sobre otras naciones ha mermado.
Mientras los países miembros de la OTAN no terminan de ponerse de acuerdo por el autoritarismo de EEUU, la OCS consolida su integración política y económica
Cuatro de las naciones que la componen cuentan con armamento nuclear: Rusia, China, India y Pakistán. Con esto ponen equilibrio en el escenario, contrarrestando el peso del bloque occidental al ser capaces de frenar las pretensiones e intereses de Washington y sus aliados.
Y es que la OCS cuenta además con al menos tres de las economías más estables del planeta: China -primera del mundo y se consolidará en 2020 en ese puesto-, India -se convertirá en la segunda en 2030 y desplazará a EEUU al tercer puesto- y Rusia, la octava del mundo para 2030.
Todas estas economías se han levantado de manera soberana, con el control de su política interna y la administración de sus recursos y finanzas. Aunque durante los últimos años EEUU ha intensificado el asedio y saboteo de estas economías a través de la imposición de decretos autoritarios e impuestos, aplicados a través de una guerra comercial que incluso ha puesto en riesgo el propio capital de la Casa Blanca.
El yuan chino va en proceso de desplazar al dólar como la moneda más influyente en el mercado global
Pero luego de estos ataques por parte de EEUU a las economías de China y Rusia, que ya Moscú ha decidido deslastrarse de sus reservas internacionales en moneda estadounidense para garantizar la estabilidad, seguridad y crecimiento de su economía.
Al respecto, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha dicho que China es el principal socio comercial de Rusia, con un volumen de 87.000 millones de dólares intercambiados sólo en 2017, y catalogó al Grupo de Shanghái como un «poderoso grupo que será un factor importante para nuestro desarrollo y tendrá influencia en la situación internacional».
Además, en 2017, desde que comenzó a intensificarse el ataque económico de EEUU contra los países que el Pentágono tilda de «enemigos», el comercio entre China y el resto de los miembros del Grupo de Shanghái alcanzó casi los 218.000 millones de dólares: un incremento del 19% con respecto al 2016.
Durante el primer periodo de gobierno de Maduro se estrecharon las relaciones con Turquía en todos los ámbitos
Apoyo a Venezuela
Tras la ceremonia en que Nicolás Maduro asumió su nuevo periodo al mando de la nación, los países que integran la OCS no sólo participaron en el acto oficial de juramentación del mandatario. También reconocieron la legitimidad del jefe de Estado venezolano, estableciendo un claro mensaje a EEUU, la OTAN y el G7.
Y es que desde el primer periodo de gobierno de Maduro 2013-2019, Venezuela y los países de la OCS -sobre todo China, Rusia e India, han venido fortaleciendo sus relaciones diplomáticas, comerciales, financieras y militares, en el marco de planes de cooperación estratégica y geopolítica.
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Las relaciones entre Venezuela y la Organización de Cooperación de Shangai (OCS) trascienden el vínculo con los miembros plenos, pues se extienden a los países que se encuentran en el proceso de tramitación de su ingreso, como es el caso de Irán, Bielorrusia y Turquía, naciones con las que Caracas tiene nexos y convenios de desarrollo los ámbitos comercial, militar y estratégico.
Los países de la OCS también integran el listado de las naciones más fuertes del mundo a nivel nuclear, de armamento de defensa, fuerza y adiestramiento militar: China, Rusia, Irán, Bielorrusia, Turquía (actual miembro de la OTAN pero cercana a Venezuela), son algunas de esas potencias.
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Los otros países que integran la OCS son: como «observadores» Afganistán, Bielorrusia, Irán y Mongolia; y como «socios de diálogo», Armenia, Azerbaiyán, Camboya, Nepal, Turquía (proyectada como la quinta potencia económica del mundo para 2030) y Sri Lanka.
El Grupo de Shanghái representa además el 60% de la masa euroasiática, casi la mitad de la población mundial, y más del 20% del Producto Interno Bruto (PIB) global.
Otro dato importante sobre la OCS es que convoca a cuatro centroasiáticos miembros de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS): Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán, territorios de gran importancia geoestratégica para la defensa y para el comercio, pues conectan a Rusia y China con Mongolia, India, el Medio Oriente, Arabia Saudita, Siria, Turquía, Europa y África, eje conocido como la Ruta de la Seda.
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La OCS y el mundo multipolar
En un artículo del periodista mexicano Alfredo Jalife-Rahme, publicado en el portal web de Resumen Latinoamericano, se cita al ideólogo ruso Alexander Dugin, que en un contrasta el carácter multipolar de la OCS versus la unipolaridad de los grupos que están bajo la subordinación de Washington.
Como ejemplo, Dugin hace mención a la OTAN -actualmente fracturada por las imposiciones de Trump contra el bloque- y explica que en ese grupo «domina un sólo país, una sola ideología, mientras la OCS se compone de los países y las fuerzas que representan diversas civilizaciones con diferentes ideologías y sistemas políticos».
La OCS o Grupo de Shanghái representa 60% de la masa euroasiática, casi la mitad de la población mundial, y más del 20% del PIB global
Para Dugin, quien ha hecho importantes aportes sobre el eurasianismo, “la OCS se crea no como la “OTAN asiática” -como ha querido ser difundida por la mediática global pro-EEUU-, sino como una estructura euroasiática que se opone a la globalización. La unión de grandes estados asiáticos que poseen una enorme capacidad económica y grandes fuerzas estratégicas es un serio paso hacia la institucionalización del mundo multipolar”.
«La OCS es un bloque multipolar, y ello equilibra la hegemonía estadounidense y occidental, convierte un modelo de mundo que se impone a todos sin alternativas, en una libertad. Ello atribuye nuevas posibilidades a los jugadores regionales de cualquier escala», agrega Dugin.
El potencial de defensa militar de la OCS integra a las fuerzas de potencias armadas como Rusia, China, Irán, Turquía, India, entre otras
Además agrega que la importancia de la OCS en esa región del planeta influye también en las decisiones que los países subordinados a EEUU ejecuten o no sobre algún país, como es el caso actual de Siria, Afganistán, Irak y Libia, por citar algunos.
“Eso será un desafío que ninguna estructura o coalición occidental ni ningún bloque podrá vencer. Si la OCS elabora una postura consolidada sobre la lucha antiterrorista (…) significará un ambiente absolutamente diferente para resolver el conflicto sirio. Si la OCS dice ‘no’ a algunas acciones de occidente, habrá que tenerlo en cuenta”, sostiene Dugin.
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A la labor que hace la OCS se pueden asociar innovadoras instancias multilaterales de integración y cooperación como el Movimiento de Países No Alineados (MNOAL, que integra a 120 países más 15 observadores), el Grupo de los 77+ China, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), estas dos últimas saboteadas durante los últimos años luego del resurgimiento de gobiernos de ultraderecha en el continente americano que están subordinados a EEUU.
El Grupo de Shanghái se constituye como un centro multipolar y multiétnico
Historia y contexto de la OCS
Los principales objetivos de la OCS son el fortalecimiento de la confianza mutua y de la buena vecindad entre los países miembros; el apoyo a su cooperación eficaz en materia política, comercial, económica, técnica, científica, cultural, así como de educación, energía, transporte, turismo, protección del medio ambiente, entre otras esferas; el avance hacia la creación de un nuevo orden político y económico democrático, justo y racional.
En calidad de objetivo a largo plazo está prevista la creación de una zona de libre comercio en el territorio de la OCS y a corto plazo la activación de un proceso de creación de condiciones propicias en las esferas del comercio y las inversiones.
La OCS empezó su historia en 1996 cuando los líderes de China, Kazajistán, Kirguistán, Rusia y Tayikistán firmaron un acuerdo de confianza en la esfera militar en la frontera conjunta. Un año después, firmaron un acuerdo para la reducción mutua de fuerzas armadas en la región fronteriza.
Las sanciones impuestas por Trump contra países de la OCS han acelerado la caída de la hegemonía estadounidense en el mercado global
Estos dos documentos formaron un mecanismo de confianza en materia militar en las regiones fronterizas y contribuyeron a la creación de las relaciones de cooperación. En 2001, tras la adhesión de Uzbekistán, la organización cambió su nombre de los Cinco de Shanghái a la OCS.
La declaración de creación de la OCS fue firmada durante la cumbre de los seis países fundadores celebrada en Shanghai el 15 de junio de 2001.
En junio de 2002, en San Petersburgo, los jefes de los Estados miembros firmaron la Carta de la OCS, que entró en vigor el 19 de septiembre de 2003 y es un documento base reglamentario que incluye los objetivos y los principios de la organización, su estructura y las principales direcciones de la actividad.
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En septiembre de 2003 los jefes de Estado de los países miembros de la organización firmaron un programa de cooperación comercial y económica de 20 años de duración.
Un paso importante para fortalecer la base jurídica fue la firma en Kirguistán, en 2007, del Tratado de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación.
Desde 2008 la organización participa de manera activa en buscar una salida a la situación en Afganistán.
En junio de 2016 fueron firmados los memorandos de ingreso en la organización de India y Pakistán.
La defensa del territorio euroasiático ante la continua amenaza que representa EEUU y sus aliados también es fundamental para la OCS
Estructura y coordinación
El órgano principal de la OCS es el Consejo de los Jefes de Estados de los países miembros, que se reúne una vez por año para tomar decisiones sobre las cuestiones importantes de la organización.
El Consejo de los Jefes de Gobiernos también se reúne anualmente para analizar la estrategia de cooperación multilateral y las prioridades de la organización y resolver las cuestiones principales y actuales de la cooperación, así como ratificar el presupuesto anual de la OCS.
Las estructuras económicas principales del organismo son el Consejo Empresarial y la Unión Interbancaria de la OCS.
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La presidencia de los países miembros es rotativa y tiene un año de duración, el final de esta lo marca una cumbre que se realiza en el territorio del país que la ha ejercido.
La OCS tiene dos órganos permanentes, que son el Secretariado en Pekín y el Comité Ejecutivo de la Estructura Regional Antiterrorista en Taskent.
Los dirigentes de ambos órganos se eligen cada tres años.
Los idiomas oficiales de trabajo de la OCS son el chino y el ruso.
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