A un día de la segunda vuelta de las elecciones peruanas, que tendrá lugar este 5 de junio, las encuestan muestran un virtual empate entre la candidata de la coalición política Fuerza 2011 -e hija del ex dictador Alberto Fujimori-, Keiko Fujimori y el aspirante nacionalista Ollanta Humala, candidato de Gana Perú.
Las elecciones peruanas de 2011 tienen un sabor especial, los dos candidatos que siguen en la segunda vuelta y que lideran el congreso peruano son conocidos como «anti-sistema», aunque Keiko Fujimori seguirá con el sistema económico neo-liberal. Los dos candidatos son los únicos a proponer políticas sociales, mientras que las de Keiko son de tipo asistencial y las de Ollanta siguen el modelo universal.
ANÁLISIS DEL VOTO OLLANTA
El despegue de Ollanta Humala resulta primero del fenómeno de polarización de la campaña. Parece que los votantes están cansados de las posiciones versátiles de los otros candidatos y han optado por los candidatos más reconocibles en términos de programa de gobierno. Al lado izquierdo del espectro político, se encuentra Ollanta Humala. Aunque el Partido Nacionalista no se reclama específicamente de izquierda, es el único en ocupar este espacio en la elección presidencial. De hecho, el otro grupo de izquierda en la campaña, Fuerza Partido Social (del actual alcalde de Lima), retiró su candidato, Miguel Cuadros, antes de la primera vuelta, por no ser capaz de superar un 5% de las intenciones de voto en las urnas.
Otros partidos históricos de la izquierda peruana, el Partido Socialista y el Partido Comunista, se vincularon con la alianza Gana Perú encabezada por el Partido Nacionalista. Humala, por lo tanto tiene la simpatía de los votantes de izquierda, pero también tiene un fuerte apoyo de clase (los sectores socio-económicos D y E) que son su base electoral y también de los grandes perdedores del “milagro económico” peruano. Su fuerte es sin duda su región de origen, el sur del Perú, que concentra el 18% de la población total.
Este aumento en las zonas que en 2006 fueron muy inquietadas por el programa político del candidato nacionalista también se debió a la estrategia de comunicación desarrollada por Humala en las elecciones de 2011. En 2006, el líder nacionalista había sufrido del “voto del miedo” causado sobre todo por un discurso muy agresivo. Sus posturas radicales y su cuestionamiento del sistema económico han asustado a los votantes peruanos. Ollanta Humala, tras haber pasado los últimos cinco años dedicado a consolidar el Partido Nacionalista en todas las regiones del país y desarrollar un plan de gobierno ambicioso, pasó en esta campaña con una nueva imagen.
Cuando regresaron en la campaña sus pretensiones de nacionalizar algunos sectores de la economía, el líder de Gana Perú, dijo que la nacionalización era un concepto político y económico, que su objetivo es intervenir en las zonas en manos de multinacionales y animar a las empresas extranjeras y nacionales a superar la dependencia de materias primas.
El nacionalista añadió que esto no es para asustar a los inversionistas extranjeros, sino para redistribuir el dinero generado por la extracción de recursos y que se invierta en la industrialización del pais.
En el último debate antes de la primera vuelta entre los candidatos, Humala ha sorprendido a sus adversarios al pedir, después de presentar sus ideas, si estaban de acuerdo con ellos. El líder nacionalista se colocó muy por encima de sus oponentes en una actitud muy presidencial. La maniobra fue también de silenciar sus opositores que iban a repetir que Humala es un peligro para la democracia.
Humala, quien intentó un golpe de Estado, ha repetido su compromiso con los valores democráticos; firmó un acuerdo comprometiéndose a no reformar la Constitución para permitir su reelección y garantizar la libertad de expresión de los ciudadanos y de los medios de comunicación si llegaba al poder.
Por eso, cuando Hugo Chávez, que en 2006 declaró su respeto y mostró su apoyo al líder de Gana Perú, quien fue, según sus palabras, un “buen soldado”, Humala invitó al presidente venezolano a expresar que no interferiría en la campaña electoral peruana.
Finalmente después de tratar de suavizar sus los vínculos con el presidente venezolano, también debe dar su visión de la sociedad peruana y, en particular sus puntos de vista sobre el matrimonio gay y el aborto, dos cuestiones planteadas en el programa de gobierno de Gana Perú con un ángulo progresivo. Pero frente a una población que sigue siendo profundamente conservadora y religiosa, Humala ha aligerado su discurso.
Recibido por el Cardenal Cipriani, Arzobispo de Lima, Ollanta Humala ha reafirmado su compromiso con la familia en su sentido tradicional y su desacuerdo con la legalización del aborto, que no dejó de ofender a los círculos gays y feministas, que por desgracia pesan poco electoralmente. Por otra parte, el reciente nacimiento de su tercer hijo y la cobertura mediática del evento, ha suavizado su imagen de la ventaja militar a la de un buen padre de familia.
EL PLAN SÁBANA
El diario peruano La Primera,uno de los principales de la ciudad de Lima, denunció el domingo 1 de mayo ante la opinión pública nacional e internacional, la existencia de una conspiración anti-democrática denominada “Plan Sábana” que se estaría llevando a cabo en el Perú.
Esta buscaría demoler la candidatura del nacionalista Ollanta Humala, a través de los medios de comunicación y contaría con la participación directa del actual gobierno peruano de Alan García y la encubierta intervención del gobierno de los Estados Unidos, a través del Comando Sur.
Lo resaltante de la denuncia periodística es que en ella se pone en evidencia el conteniendo mismo del citado “Plan Sábana” con suma claridad y en forma bastante precisa, detallando inclusive los entes y personajes integrantes de la presunta conspiración.
Especifica además las tareas que corresponderían a cada uno de los grupos que se habrían conformado, con el fin de lograr el citado propósito anti-democrático.
En el plan señalado por el diario peruano aparecen integrados como “grupos” participantes de la conspiración, empresas mineras nacionales y extranjeras, estamentos de las fuerzas armadas, servicios de inteligencia del Gobierno, políticos que apoyan a la candidata Keiko Fujimori, e integraron el gobierno dictatorial de su padre Alberto Fujimori, medios de prensa escrita, televisiva y radial peruanos, agrupados alrededor del diario El Comercio de Lima, así como la ya casi característica injerencia del gobierno de los Estados Unidos en procesos electorales de América Latina.
El objetivo de esta “operación”, según lo señalado por el diario La Primera, sería manipular al electorado del país a través de casi todos los medios de prensa antes de la segunda vuelta electoral , con el fin de orientar la conciencia ciudadana a favor de la candidatura de Keiko Fujimori, la aspirante electoral de tendencia neoliberal y dictatorial.
REPRESIÓN FUJIMORISTA VS ACUSASIONES DE REPRESIÓN NACIONALISTA
Integrantes del Colectivo civil denominado “No a Keiko” denunciaron ser víctimas de agresión durante una actividad que realizaron en el distrito de Villa El Salvador, en Lima, el domingo 22 de mayo.
Durante una actividad de Gana Peru, los miembros de dicho colectivo fueron agredidos por simpatizantes de la candidata de Fuerza 2011. Ellos arrancharon pancartas y cortaron cables de difusión, además de atacar a algunos de los miembros de dicho colectivo.
Por su lado, la candidata Keiko Fujimori sufrió el miércoles 25 de mayo la agresión de un grupo de simpatizantes nacionalistas en la localidad de Bambamarca, a unos 800 kilómetros al norte de Lima, y acusó a su rival, Ollanta Humala, de haber fomentado este acto.
PERSPECTIVAS PARA LA SEGUNDA RONDA
Mario Vargas Llosa dijo que antes de la primera ronda, “Si Humala y Fujimori pasan a la segunda ronda, los peruanos deberán elegir entre el Sida y el cáncer terminal”. Aparte de la exageración del Premio Nobel peruano, está claro que aproximadamente el 40% de los peruanos van a votar “una vez más” para el candidato que representa a sus ojos el “menos mal”.
La desventaja principal es que Ollanta Humala sigue siendo percibido como un candidato de izquierda radical, una especie de “Hugo Chávez peruano”. De hecho, muchos peruanos todavía creen que Humala tiene la intención de cambiar la constitución para mantenerse en el poder e instaurar un régimen socialista. Keiko Fujimori, por su parte, heredó los activos y pasivos del gobierno de su padre, el ex dictador Alberto Fujimori.
La percepción del candidato del Partido Nacionalista podría ser fatal una vez más, como pasó en 2006 con la campana de oposición que asimiló Humala a un potencial dictador izquierdista.
El reto para los candidatos de segunda vuelta es arrastrar el centro para tranquilizar al 15% de los votantes indecisos. En cualquier caso, los escritores no lo son, como Mario Vargas Llosa, han publicado una carta contra el Fujimorismo en el diario español El País.
Por Nicolás Loonis
El Ciudadanos
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–Link sitio oficial de Ollanta Humala