Algunos pudieran pensar que tras los resultados de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) en Argentina, el actual presidente, Mauricio Macri, pudiera tener alguna posibilidad de cambiar el escenario en contra y voltear la intención de voto a su favor para tratar de repetir lo sucedido en 2015. Sin embargo, esta vez la historia es otra, hay una coyuntura y contexto político distinto, y el ‘héroe’ de aquella ocasión ahora es el villano.
Las reacciones de alegría y euforía en torno a la victoria de la dupla de Juntos por el Cambio, integrada por Alberto Fernández (candidado a la Presidencia) y Cristina Fernández de Kirchner (candidata a la Vicepresidencia), prendieron las alarmas en algunos sectores menos optimistas que leyeron el resultado como apenas un paso inicial hacia las presidenciales que se realizarán el próximo 27 de octubre.
No caer en el triunfalismo parecía lo más prudente. En 2015 la opción representada por el Frente para la Victoria (Daniel Scioli – Carlos Zannini apoyados por el kirchnerismo) fue la más votada en las PASO con 8.720.573 votos (38,67 %), mientras que en segundo lugar quedó a dupla de Cambiemos (Mauricio Macri – Gabriela Michetti), que logró 5.523.413 votos (24,50 %).
Para aquel momento se sospechaba que Scioli conseguiría la Presidencia, pero durante los meses siguientes, el empresario Macri -no muy conocidos por la mayoría del electorado- era la nueva cara, la opción diferente a la que representaba cierta continuidad del kirchnerismo.
Así fue como Cambiemos logró sumar de a poco votos para la opción de Macri. Captó votos de los que rechazaban la continuidad del kirchnerismo y además juntó el apoyo de los partidos de derecha en todas sus tendencias, algo que le permitió subir sustancialmente para la primera vuelta de las presidenciales de 2015, y luego quedarse con la victoria en segunda vuelta.
Para las PASO de 2015 estaban inscritos para votar 32.064.323 votantes. En la jornada asistieron 23.204.024 argentinos; y la diferencia a favor del Frente para la Victoria era de 14 puntos porcentuales. (38,67 % – 24,50 %).
Ya para la primera vuelta de las Presidenciales 2015, en las que estuvieron habilitados para votar 32.130.853 electores y participaron 26.048.446, el resultado fue el siguiente: el Frente para la Victoria obtuvo 9.338.490 votos (37,08 %) y Cambiemos ganó 8.601.131 (34,15 %), es decir, la opción de Macri recortó la diferencia de 14 puntos a sólo 3 y forzó a la realización de la segunda vuelta.
En la segunda vuelta -donde votaron 25.935.243 electores (0,3 % menos que en la primera)- el resultado mostró un país dividido entre el kirchnerismo y la oposición aglutinada en la candidatura de Macri.
Scioli consiguió un apoyo de 12.309.575 argentinos (48,66 %) y en comparación con la primera vuelta consiguió subir sus votos en 31.8 %. Sin embargo, la opción opositora representada en Macri fue capaz de juntar 12.988.349 (51,34 %), una cifra que se reflaja en el incremento de 51 % de votos que logró sumar en comparación con la primera vuelta.
¿Porqué en las PASO los argentinos botaron a Macri?
Macri logró dar vuelta a las PASO de 2015, teniendo en cuenta que era conocido en el país por sus vínculos a los negocios como empresario multimillonario del fútbol argentino, medios de comunicación y los negocios que le dejó su padre y no precisamente por sus antecedentes en la política.
La lectura de los resultados de las PASO 2019 se puede observar de distintas formas. Con un país endeudado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), cifras negativas en desempleo, costo de la vida, más pobreza, inflación, devaluación de la moneda, promesas incumplidas y una población con cada vez menos calidad de vida, debido a sus ingresos limitados y alto costo de la vida, Macri recibió el rechazo popular a sus políticas segregacionistas que sólo privilegian al empresariado en detrimento de la población.
En los comicios realizados el pasado domingo 11 de agosto, Macri apenas recibió el apoyo de 32,09 % de los electores (7.825.208 votos), cinco millones de votos menos que cuando ganó en la segunda vuelta de las presidenciales de 2015 y que con poca probabilidad recupere.
Por otro lado, Alberto Fernández consiguió un piso de 11.622.428 votos (47,66 %), casi cuatro millones de direfencia a los conseguidos por Macri, una ventaja que practicamente le permite asegurar la victoria en primera vuelta para octubre próximo.
En las elecciones generales, que se celebrarán el 27 de octubre, ganará en primera vuelta el candidato que obtenga el 45 % de los votos o supere el 40 % con una diferencia de 10 puntos sobre su principal contrincante. De lo contrario, habrá segunda vuelta el 24 de noviembre.
Viendo el contexto actual de las PASO, se observa que el piso electoral de Macri no llega ni a los ocho millones de votos que obtuvo Scioli en las primarias de 2015 y además se encuentra con una brecha de casi cuatro millones con respecto a Fernández que está más cerca de los 12 millones de electores que lo respaldan.
Esos 12 millones, durante los últimas tres elecciones presidenciales representan una cifra que practicamente asegura la victoria presidencial, y Macri solo la pudo conseguir en la segunda vuelta de las presidenciales de 2015 cuando tuvo el apoyo de toda la oposición y el descontento de un electorado que no quería votar por el kirchnerismo que representaba Scioli.
Pensar entonces que los resultados de las PASO el pasado domingo pudieran revertirse es más bien una idea casi absurda, poco o poquísima probable para los más conservadores, dado el rechazo generalizado que recibe Macri de la mayoría de la población argentina producto de sus propia gestión y que además tendrá incidencia en todo el mapa político nacional, sobre todo en la Provincia de Buenos Aires, donde el kirchnerista Alex Kicillof se perfila también como el gran vencedor.