«Lo más importante que hay que entender sobre el Estado Islamico es que fue creado por EE.UU.», afirma el historiador Robert Freeman en el portal de noticias Common Dreams. Su creación pasó por tres etapas importantes, precisa.
La primera etapa de la creación del grupo Estado Islámico se produjo durante la guerra de Irak y el derrocamiento del gobierno secular de Sadam Husein. Según el autor, el régimen de Husein fue «corrupto, pero estabilizador»: durante su gobierno Al Qaeda no existía dentro de Irak, y el Estado Islámico tiene su origen precisamente en Al Qaeda. Además, EE.UU. dejó el poder en Irak –la mitad de la población del país es sunita– en manos de un Gobierno chiíta. El hecho de que el Ejército iraquí y kurdo –los peshmerga– fueran derrotados por el Estado Islámico se debe a que los sunitas prefieren aliarse con sus correligionarios yihadistas a hacerlo con sus «adversarios religiosos» chiítas, afirma el historiador.
La segunda etapa se dio en la campaña contra el Gobierno de Bashar al Assad en Siria. El presidente sirio contaba con una fuerza que durante muchos años mantuvo en «paz relativa» a un conjunto de sectas religiosas dentro del país, estima Freeman. En sus intentos de desestabilizar al Gobierno de Siria, EE.UU. ayudó a los «precursores» del Estado Islámico en el país, entre los cuales, según el autor, se encuentra el Frente al-Nusra.
La tercera etapa de la formación del Estado Islámico tuvo lugar cuando «EE.UU. organizó a Arabia Saudita y Turquía para que financiaran y apoyaran a los rebeldes en Siria», quienes, según Freeman, ya eran un «proto-Estado Islámico». Arabia Saudita profesa principalmente el wahhabismo, una de la más «virulentas y agresivamente antioccidentales» versiones del Islam. Lo que explica que 15 de los 19 terroristas que secuestraron los aviones del 11 de septiembre de 2001 fueran sauditas, así como el propio líder de Al Qaeda Osama bin Laden, recuerda.