“Fue un privilegio muy grande que la presidenta Bachelet me haya invitado junto a otros parlamentarios a esta visita de Estado al Vaticano. Personalmente le entregué al Papa un saludo de los habitantes de la región de Aysén y le pedí una bendición para su gente”. De esta manera comienza nuestra conversación con el presidente de la Cámara Alta, quien recibió al “Diario de Aysén” en su oficina del ex Congreso Nacional de Santiago.
-El Papa Francisco I ha sido muy crítico del modelo económico actual, señalando que un neoliberalismo desatado como el que rige hoy afecta profundamente las relaciones sociales. ¿Cómo se concreta este llamado a construir una sociedad menos desigual, especialmente dentro de nuestro momento actual como país?
-“Él dice que es mejor un sistema social de mercado, pero social de verdad, no sólo de mercado. Ciertamente estamos viviendo una crisis de confianza que es brutal. La gente ya no cree en los políticos, en los empresarios, en la propia Iglesia Católica, pero la solución no está en eliminar el Parlamento, porque de lo contrario viviríamos en dictadura. Tampoco en eliminar a los políticos, porque si no gobernarían los populistas”.
-De todos modos, el “termómetro social” reflejado en todas las últimas encuestas indica un deterioro importante del ejercicio político…
-“La solución pasa por mejorar la política. A pesar de todo este descrédito, yo soy optimista en el sentido que vamos a aprovechar esta crisis como una oportunidad para hacer cambios radicales, no en la medida de lo posible ni de manera tibia. Los cambios deben doler, y eso va a significar que si, por ejemplo, un parlamentario o alcalde hace trampa, pierda el cargo. Así mismo, debe haber otras medidas, como limitar la reelección de los parlamentarios, que los empresarios que sobornen tengan penas de cárcel efectiva, que nunca más las empresas puedan donar a las campañas políticas, que los aportes sean públicos y transparentes, no reservados, etc. La ética debe volver a la política y a las empresas”.
-¿Cómo se logra eso, siendo en la realidad un concepto tan alejado de la práctica?
-“Yo sigo pensando que Chile no es un país corrupto, de hecho las encuestas de transparencia internacional para América Latina nos sitúan por debajo de países como Venezuela, Perú, Bolivia. ¿Eso es para abrazarse? No, por ningún motivo. Tenemos un problema de irregularidades en el tema del financiamiento a las campañas que nunca se quiso abordar y que es distinto a los temas de cohecho. Eso es corrupción y es gravísimo. Sin embargo, yo los separaría, sin bajarle el perfil al financiamiento irregular, pero no es lo mismo que la coima. Se deben buscar soluciones no de punto final, o de amnistía ni perdonazos, porque eso sería apagar el fuego con parafina. Debe haber transparencia y no ocultamiento, un caiga quien caiga efectivo”.
-Sin embargo, el cuestionamiento al financiamiento irregular de campañas se debe precisamente a su cercanía con las figuras de soborno y cohecho, pues esta relación entre dinero y política abre escenarios para la corrupción, determinando por ejemplo que un parlamentario electo pueda terminar defendiendo los intereses de sus financistas y no de la ciudadanía que votó por él.
-“Hay casos que hoy están en la Justicia siendo investigados por el Ministerio Público, por lo tanto hay que esperar lo que digan los Tribunales. No voy a condenar ni a poner las manos al fuego por nadie. Yo creo que la mayoría de los parlamentarios son personas honestas, a pesar que algunos puedan haber caído en estos errores en las precampañas, por ejemplo”.
-¿Qué evaluación hace acerca de la labor desarrollada por la Comisión de Ética del Senado?
-“La Comisión de Ética del Senado adoptó la decisión de que el criterio era que primero se pronunciaran los Tribunales y después ellos. Cosa que no comparto, porque una cosa son las responsabilidades penales y otra muy distinta el reproche ético que merecen esas conductas. Cuando alguien reconoce que ha recibido financiamiento irregular no hay que esperar que se pronuncie la Justicia, porque a confesión de partes relevo de pruebas, y en ese sentido debe haber una sanción ética por parte de la comisión”.
Ley de Pesca
-En el marco de lo conversado, ¿qué opinión le merece lo expresado por el alcalde de Chile Chico, Luperciano Muñoz, quien lo emplazó en una entrevista concedida a un medio regional a transparentar la entrega de dineros para su campaña?
-“Yo le diría que se preocupe por su situación más que por la de otros. Yo no estoy dispuesto a darle atención a un personaje que todos conocen, que ha sido investigado por la Justicia y que lo único que sabe hacer es calumniar e injuriar”.
-El senador Navarro también se pronunció al respecto, de hecho hizo público un listado de aportes en el cual se señala que usted habría recibido una suma superior a los $ 112 millones por parte de empresas pesqueras.
-“Pero por supuesto, aportes reservados, financiamiento a las campañas políticas de acuerdo a la ley ¿Cuál es el problema? Navarro no ha hecho ninguna imputación en contra mía. Hacer denuncias al voleo o afectar la honra de las personas no cuesta nada y me parece muy irresponsable. Si alguien tiene alguna imputación que hacer, que sea hombrecito y vaya a los Tribunales a entregar las pruebas. ¿Cuál es la imputación que se me hace, que alguien me compró para votar a favor de esa ley?”
-No está dicho de esa forma.
-“¿Entonces qué quieren que conteste? Seamos claros. En primer lugar, yo siempre he votado pensando a favor del bien común, nunca por haberle debido algún favor económico a algún financista de campaña. Yo no soy parte de la Comisión de Pesca, por lo tanto no tuve ninguna influencia cuando se definió el contenido del proyecto de ley que se votó en la sala. Cuando tuve que votar le consulté al senador Horvath, que la integraba y que me merece confianza, y me aseguró que todos los temas del proyecto habían sido modificados. Recién ahí tome la decisión de votar a favor”.
-En vista de estas suspicacias, ¿estaría dispuesto a revisarla o derogarla, como diversos sectores lo están proponiendo?
-“Yo estoy disponible para cualquier discusión que sirva para mejorar la Ley de Pesca, pero derogarla es complicado, porque eso equivale a volver a la situación en la que se destruyó la biomasa en Chile”.
Bachelet y reformas
-Hablemos un poco del discurso presidencial del 21 de mayo. ¿Qué lectura hace de la propuesta de rebaja tarifaria para zonas generadoras de energía eléctrica, en relación con un eventual reflotamiento para Hidroaysén u otro proyecto similar?
-“Lo que le hemos pedido al ministro de Energía es que se establezca que en las regiones que tienen tarifas más caras no se pague más del 10 % del promedio nacional. Pero quiero dejar bien claro que Hidroaysén está muerto, hicieron las cosas muy mal, se equivocaron mucho”.
-Dentro del contexto social de descrédito a las instituciones, y que viene incrementándose progresivamente desde hace unos años, la presidenta Bachelet registra cifras históricas de baja aprobación ciudadana a su gestión. En este sentido, el reciente cambio de gabinete vino a calmar las aguas, generando conformidad en sectores empresariales y de oposición. ¿Es una señal de que la presidenta desea gobernar más tranquila durante el “segundo tiempo”?
-“No comparto la visión que subyace en la pregunta. Todos los ministros nombrados pertenecen a la coalición de centro-izquierda de toda una vida”.
-¿Cómo ve el panorama en lo que queda de administración para concretar las reformas pendientes y así cumplir con el programa de gobierno?
-“Las reformas se van a hacer, pero hay que hacerlas bien”.
-¿Y respecto de la elección de intendentes? ¿Se va a poder concretar esa promesa de campaña en los dos años que quedan?
-“Le acabo de pedir a La Moneda que se le diera urgencia al proyecto de ley para la elección de intendentes por voto popular. Yo soy partidario que esa elección se haga el 2016, pero no es fácil”.
-En una respuesta anterior, usted aseveró que se debía “aprovechar esta crisis como una oportunidad para hacer cambios radicales, no en la medida de lo posible”. ¿Es posible la opción de Asamblea Constituyente para generar estos cambios radicales?
-“Es una alternativa legítima, pero yo prefiero un mecanismo de proceso de participación antes de hacer las reformas constitucionales en el Congreso y después hacer un plebiscito en el que la gente tenga la última palabra. Sin plebiscito no soy partidario de que haya reformas”.
-¿Y la idea de un plebiscito que le consulte al electorado a través de qué mecanismo quiere que se elabore una nueva Constitución?
-“No, no soy partidario de eso, sino de que las reformas constitucionales se hagan en el Congreso y haya un plebiscito ratificatorio, no de que la ciudadanía decida si esto se hace a través de una Asamblea Constituyente o el Parlamento”.
-¿No es excluyente ese mecanismo respecto de la discusión y definición de los temas de fondo?
-“No, porque la gente va a poder participar igual con su voto en la instancia ratificatoria”.
-¿Y si la ciudadanía no ratifica lo decidido en el Congreso?
-“Entonces se abrirían las puertas para una Asamblea Constituyente”.