¿Alguna vez se detuvieron a pensar sobre aquello que rodea a las elecciones políticas?
¿Pudieron observar todos los mensajes que atraviesan nuestras múltiples pantallas?
¿Hemos naturalizado la venta de candidatos?
El porqué me hago estas preguntas remite a que hoy por hoy nuestros candidatos no son nada menos que productos del mercado. A la hora de votar tenemos disponibles listas de candidatos que representan a un partido (o casos en los que el partido los representa a ellos) con programas con políticas a aplicar, mejoras a realizar que implican sentar las bases de sus plataformas electorales. Ahora bien, ¿alguno ha visto por la tele aquello que proponen los candidatos?
Las propagandas políticas de los candidatos responden a modas, estrategias de comunicación y el uso de nuevas tecnologías para llegar de forma más eficiente al electorado, están en cada canal donde los votantes se encuentran. Pero cuando sus mensajes llegan a nosotros, ¿dicen realmente lo que van a hacer? No, son un conjunto de mensajes inspiracionales que apelan a lo irracional, apelan a aquello que queremos escuchar, apelan a nuestros descontentos y decepciones, y por sobre todo apelan a sus aires de grandeza como salvadores de la situación actual.
Entonces tenemos productos en el mercado que se venden, sin decirnos realmente que son, sino que venden un intangible que apela a aquello que no podemos ver, nuestro irracional. Va a ganar aquel candidato cuya emoción nos transmita las características de liderazgo que buscamos adjudicar a quien vaya a llevar el mando. Antes se debatían las plataformas, hoy se debate la imagen.
¿Qué decir sobre el uso de las nuevas tecnologías? Allí los candidatos comparten sus fotos, sus pensamientos e interactúan con los electores, de la misma forma que lo hacen las empresas con sus productos. Estos aspirantes a las bancas en juego buscan de cierta forma adoptar las metodologías de venta de las empresas contratando a expertos en publicidad y propaganda, consultoras de investigación que le aportan información sobre sus consumidores y sus comportamientos y pagan por los espacios para aparecer.
Hoy ves un video en YouTube e inevitablemente se te aparece la promoción de algún candidato. Viralizan sus spots, sus slogans y a ellos mismos. Se muestran en programas de televisión para, no hablar de lo que piensan hacer, sino para hablar de sus vidas privadas tratando de mostrarse terrenales.
Es hora de que empecemos a replantearnos cómo convencen al electorado, sus metodologías y medios.
¿Son los partidos las nuevas empresas y sus políticos los nuevos productos que salen a la venta?¿Es el voto su precio?
Como toda empresa tiene los productos de siempre y los novedosos que surgen con las modas.
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